Construir ternura revolucionaria: crónica de los 37º Campamentos de Jóvenes Revolucionarias en Francia

Entre el 23 y el 29 de julio nos volvimos a juntar cerca de 200 jóvenes para celebrar la 37ª edición de los Campamentos de Jóvenes Revolucionarias organizados por la Cuarta Internacional en Vieure (Francia).1 Después de casi tres años desde los últimos campas, la ilusión, motivación y emoción por volver a compartir espacios autogestionados de camaradería, apoyo y aprendizaje mutuo eran enormes. Y, ciertamente, no defraudó.

Una de las mayores dificultades que tenemos a la hora de explicar y desarrollar nuestro proyecto político de sociedad es la de llevar nuestra propuesta teórica a la praxis en sus máximas consecuencias. Nos acusan de ser utópicos o idealistas y quizás lo seamos, pero necesitamos oasis en los que mostrar cómo una sociedad justa, democrática, solidaria, abierta y empática donde el reparto de tareas, las relaciones interpersonales y los intereses colectivos primen por encima de los principios de exclusión, competitividad e individualismo preponderantes en las sociedades capitalistas.

De eso se tratan los campamentos de jóvenes revolucionarias, de entender la organización revolucionaria como parte de un proceso conjunto de aprendizaje de nuestras propias luchas, pero también de la puesta en común de las experiencias de lucha y resistencia con compañeras del norte y sur global que nos permitan caminar hacia un horizonte ecosocialista, feminista, queer, antirracista y anticapitalista.

Así, el programa, que suele dividirse en días temáticos, trató de ofrecer una mirada amplia sobre las principales cuestiones que afectan a la crisis del capitalismo neoliberal y que nos ayudan a construir polos de radicalización en la juventud, poniendo especial énfasis en la necesidad de apostar por el ecosocialismo porque nos va la vida en ello; mantenernos firmes en la lucha antiimperialista y contra la radicalización del neoliberalismo autoritario; reivindicar la importancia de las luchas LGTBIQ+ no solo en el plano cultural, sino también en la interseccionalidad materialista del avance en los derechos y libertades del colectivo; profundizar en los avances que ha logrado el feminismo y debatir sobre cómo volver a la ofensiva frente a los discursos reaccionarios; por último, también se aborda la importancia y necesidad de contar con estructuras orgánicas que nos permitan organizar la rabia internacionalmente, pero también tejer estrategias comunes contra un sistema que nos devora, aplasta y margina.

Todo ello se desarrolló a través de actividades plenarias en las que se abordó cómo ser revolucionarias en un mundo en llamas, cómo las luchas feminista y LGTBIQ+ son una amenaza para el capitalismo, la caracterización del neoliberalismo autoritario y su ataque contra las redes de solidaridad internacional, cómo descolonizar la sociedad, cuál es el papel de la juventud en la lucha de clases y la importancia de organizarnos para aplastar al capitalismo. Por otro lado, las actividades de formación tuvieron lugar también en forma de talleres en los que las participantes desarrollaban problemáticas concretas o se compartían experiencias de lucha internacionales. Entre ellos, podemos destacar la necesidad de poner en el debate aspectos como los nuevos horizontes relacionales y formas radicales de amar, la importancia de hablar de capitalismo y salud mental, las nuevas luchas en las que la juventud juega un papel central como es el caso de la vivienda y la lucha contra la especulación o la teoría marxista del estado.

Al mismo tiempo, se constituyeron espacios de mujeres, LGTBIQ+ y de personas racializadas en los que, además de ser lugares seguros para quienes forman parte del colectivo, también permitieron profundizar en las discusiones y horizontes hacia los que se dirige las luchas feministas, queer y antirracistas.

En definitiva, los campamentos son una oportunidad para la formación política, pero también la mejor opción para tejer redes personales de amistad, sororidad y camaradería fundamentales en las sociedades que aspiramos a construir. En otras palabras, endurecernos sin perder la ternura, porque la ternura es revolucionaria y no entiende de fronteras. Por eso, desde aquí, me gustaría agradecer a todas las compañeras por hacer de los campas un espacio que de verdad se convierte en referencia a la hora de imaginar futuros alternativos. En momentos complicados para los movimientos sociales y la izquierda radical, disfrutar de lugares en los que la utopía se convierte en realidad es una vitamina que nos hace recargar la energía para volcarnos en la construcción juvenil en el nuevo curso político. Parafraseando a Durruti, “no nos dan miedo las ruinas porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Y ese mundo está creciendo en este instante”. Por eso, entender la organización revolucionaria como parte de un proceso conjunto de aprendizaje de nuestras propias luchas, pero también de la puesta en común de las experiencias de lucha y resistencia con compañeras del norte y sur global, es un ejercicio rupturista y transformador que nos inspira para mantenernos firmes hasta la victoria. Larga vida a los Campamentos de Jóvenes Revolucionarias. Viva la Cuarta Internacional.

1 de agosto 2022

Diego Fernández Gómez es militante de Anticapitalistas en el Estado español

Fonte: Poder popular

 

 

 

 

  • 1Estuvieron presentes delegaciones de Bélgica, Dinamarca, Inglaterra y Escocia, Francia, Italia, Portugal, el Estado español y Suiza, y camaradas de Brasil y México. El campamento también tuvo el placer de recibir a camaradas de Ucrania y Rusia y adoptó una declaración de solidaridad con su resistencia a la guerra.

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