TIR - Nuestra intervención en los movimientos sociales

Esta resolución presentada por la Tendencia por una Internacional Revolucionaria (TIR) fue rechazada por el Congreso Mundial de 2025 por 3 votos a favor, 106 en contra, 10 abstenciones y 9 votos nulos.

La construcción de una internacional y de secciones nacionales constituye una tarea prioritaria, tratada por las resoluciones sobre "el rol y las tareas de la Cuarta Internacional"

Una parte esencial de nuestro tiempo y nuestra energía como militantes revolucionarios se dedica a la intervención en movimientos de masa más amplios que nuestras propias filas. ¿De qué objetivos nos dotamos en todos estos movimientos sociales, dada la diversidad de nuestras situaciones nacionales y de los movimientos sociales en cuestión?

 

1- Intervenimos prioritariamente en la clase obrera. En consecuencia, el movimiento social en el que intervenimos de manera prioritaria es el movimiento obrero.

En efecto, la clase obrera juega un papel central debido a su rol en la producción pero también por su capacidad para organizar la lucha de manera colectiva y democrática, por su capacidad para luchar no solo por su propio interés sino también por objetivos que conciernen a toda la sociedad, integrando las preocupaciones de otras capas y grupos oprimidos. Y, por lo tanto, para reunir potencialmente a su alrededor a todos los explotados y oprimidos dando una forma colectiva y un objetivo.

Nuestro objetivo es hacer del movimiento obrero organizado la fuerza combatiente que reúna a todos los oprimidos. La idea directriz consiste en esforzarse por hacer converger las luchas de todas las capas oprimidas en torno al objetivo de la toma del poder por los trabajadores: es esta perspectiva descrita por Lenin en ¿Qué hacer?: "La conciencia de la clase obrera no puede ser una conciencia política verdadera si los obreros no están acostumbrados a reaccionar contra todos los abusos, toda manifestación de arbitrariedad, opresión, violencia, sea cual sea la clase que sea víctima, y a reaccionar justamente desde el punto de vista socialdemócrata, y no de otro. La conciencia de las masas obreras no puede ser una conciencia de clase verdadera si los obreros no aprenden a aprovechar los hechos y eventos políticos concretos y actuales para observar cada una de las otras clases sociales en todas las manifestaciones de su vida intelectual, moral y política"; Es lo que Marx sugería también cuando hablaba de "clase universal". Esto no excluye intervenir en movimientos como el movimiento campesino, o en algunos casos en movimientos sociales que engloban fuerzas sociales diversas como los Chalecos Amarillos.

Sin embargo, nuestro objetivo estratégico consiste en esforzarnos por asegurar que sea la clase obrera la que se posicione al frente de todos los explotados y oprimidos. Es este objetivo el que determina nuestras prioridades políticas y organizativas.

 

2- Combinamos la intervención política propia, especialmente en las empresas, con la intervención en los movimientos y las organizaciones de masa.

Intervenir en organizaciones de masa constituye uno de los aspectos fundamentales de nuestro militantismo, indispensable para vincularnos con entornos más amplios que los militantes más conscientes.

Sin embargo, es indispensable combinar constantemente nuestra propia intervención política con la intervención de masas. La expresión del punto de vista político y de las propuestas de acción de nuestra organización dentro de los entornos y movimientos donde intervenimos constituye una tarea esencial: permite no solo dar a conocer nuestra orientación sino también dar una forma colectiva a la intervención de los militantes que actúan en un mismo entorno.

En las empresas, nos esforzamos no solo por estar presentes en los sindicatos, construirlos y buscar convencerlos de nuestra política. Agrupamos a las militantes y militantes de un mismo sector o de una misma empresa en células de base de nuestras organizaciones y editamos una prensa política de empresa para defender nuestro propio punto de vista, independiente del de las direcciones reformistas.

En todos los movimientos sociales y en todos los entornos, combinamos:

·     Aparición propia, coordinación de la intervención de nuestros militantes, que debe ser no solo discutida a nivel local sino también en las direcciones para orientar, ayudar a los compañeros y no dejarlos a la deriva. La discusión en las células, en las direcciones intermedias y nacionales de la intervención de los compañeros, en particular

·     La implicación de nuestros compañeros en las tareas de construcción del movimiento y asunción de responsabilidades en los movimientos y organización en la medida de nuestro grado de influencia dentro de ellos. No esquivamos nuestras responsabilidades cuando nuestro trabajo militante permite ejercer una influencia más allá de nuestras filas, pero no asumimos puestos a una escala alejada del nivel de apoyo e implicación real de los colectivos militantes de trabajadoras y trabajadores que organizamos de manera efectiva a nuestro alrededor. Si formamos parte de un equipo, de una fuerza colectiva, es esa fuerza, la de las trabajadoras y los trabajadores, la que se apodera de una instrumento de influencia. Pero si carecemos de esa influencia y accedemos artificialmente a un puesto de dirección, ¡es ese puesto el que nos toma a nosotros en lugar de nosotros tomarlo!

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3- Los sindicatos son las organizaciones de masa más importantes.

Su carácter duradero y masivo en comparación con otras organizaciones y movimientos sociales, las posibilidades que ofrecen para intervenir de manera "generalista" en una amplia gama de cuestiones políticas (mujeres, racismo, ecología, guerra, etc.) los convierten en fuerzas absolutamente cruciales en nuestra intervención. Todos nuestros miembros, salvo excepción, deben afiliarse a un sindicato. Si los sindicatos adoptan la necesidad de luchar en las cuestiones esenciales a nuestros ojos, se trata de una herramienta de movilización esencial.

 

4- Intervenimos en el máximo de cuestiones políticas, sin otras restricciones que las impuestas por la extensión de nuestras propias fuerzas.

No nos limitamos a intervenir en cuestiones "económicas" o en aquellas que afectan directamente a los trabajadores y trabajadoras asalariados. Intervenimos en todas las injusticias y cuestiones políticas globales, sea cual sea la clase o las clases afectadas.

Buscamos unir, en primer lugar y ante todo, a las organizaciones de masa del movimiento obrero incluyendo partidos y sindicatos, asociaciones. Pero no condicionamos nuestra implicación al apoyo dado en tal o cual etapa por las direcciones de las organizaciones de masa del movimiento obrero o de los movimientos sociales.

La lucha por la preservación del medio ambiente, la lucha por los derechos LGBT, etc., luchamos de manera tenaz para que el movimiento obrero y el movimiento revolucionario asuman estos combates.

El movimiento de solidaridad con Palestina constituye una ilustración de este principio: la política que el NPA ha llevado a cabo en Francia tomando la iniciativa de llamar a manifestaciones inmediatamente después del 7 de octubre cuando el Estado las prohibía sistemáticamente, mientras impugnaba estas prohibiciones en los tribunales y se dirigía a todas las organizaciones del movimiento obrero para proponerles actuar en común; el mantenimiento de llamamientos a manifestaciones callejeras en coalición con otras fuerzas (Europalestine) incluso cuando las direcciones tradicionales bajan la bandera... ahí un ejemplo reciente de intervención ofensiva sobre una cuestión política de conjunto llevada a cabo por nuestras propias fuerzas, buscando al mismo tiempo asociar a otras.

 

5- Una política de frente único: unidad de las organizaciones y unidad de los explotados.

En cada cuestión crucial para la lucha de clases, buscamos agrupar el mayor número de fuerzas posible, organizadas o no.

El objetivo en este sentido es agrupar el máximo de fuerzas de nuestra clase y, en segundo lugar, de otras clases explotadas. La unidad de las organizaciones debe constituir un impulso y no un freno para construir la unidad de nuestro campo, de nuestra clase social. Este enfoque de frente único se combina siempre con el esfuerzo por enriquecer la unidad de lucha con un programa anticapitalista y revolucionario, en una palabra, un programa transitorio. En las luchas contra los despidos, por ejemplo, buscamos a la vez federar el mayor número de empresas afectadas, proponer a todas las organizaciones sindicales, políticas y otras a implicarse en la pelea, pero proponemos la prohibición de los despidos como lemas unificadores y anticapitalistas, ilustrando esta consigna explicando, por ejemplo, cómo la reciente huelga automovilística en EE.UU. logró la cancelación de cierres de fábricas y la recontratación de trabajadores despedidos. Más allá de las diferentes consignas y las coaliciones de fuerzas organizadas o no que logramos hacer trabajar juntas, es la autoactividad de nuestra clase lo que buscamos estimular con nuestro enfoque de frente único.

 

6- La independencia de clase: una brújula fundamental.

"viii) En diferentes contextos, los movimientos se enfrentan a la situación donde los gobiernos locales, e incluso nacionales, están controlados por partidos que defienden políticas preconizadas por los propios movimientos. Los líderes de los movimientos pueden incluso unirse a estos gobiernos. Esta situación puede ser experimentada como una contradicción entre la defensa y la promoción de la acción independiente del movimiento y el hecho de empujar a estas estructuras gubernamentales a proveer recursos y a implementar sus políticas.

ix) Si nuestros modos de organización dentro de los movimientos sociales pretenden estar lo más cerca posible de la base y de la independencia política frente al Estado, tampoco estamos opuestos, en ciertas situaciones, a la dinamización, e incluso a la creación, de organizaciones no gubernamentales. La cuestión es si las reglas que las rigen y el acceso a financiación que se les otorga favorecen los objetivos políticos o los limitan."

Al contrario de las formulaciones del texto sometido por el Buró a la discusión, que abren la posibilidad de participar en gobiernos burgueses y que sorprendentemente no parecen plantear una objeción de principio al financiamiento de organizaciones de masa por la clase adversa y por el Estado, intervenimos manteniendo constantemente en mente la necesidad de preservar una total independencia frente a la clase capitalista y su Estado.

Las dos garantías (nunca absolutas, evidentemente) más importantes son el programa adoptado por estos movimientos, y su auto-organización (ver párrafo siguiente). La adopción de objetivos de lucha de confrontación con la burguesía a partir de las necesidades sentidas por las masas constituye el fundamento de la independencia de clase.

Somos hostiles a toda participación en un gobierno burgués: los mil lazos que unen a tales gobiernos con el respeto a la propiedad privada y al Estado hacen contradictoria tal participación y la persecución hasta el final de los objetivos de lucha de los trabajadores y los movimientos sociales.

 

7- La lucha por la auto-organización.

La toma de control de su propia lucha por parte de los trabajadores y los oprimidos ellos mismos no solo constituye una garantía democrática sino sobre todo el elemento que vincula la dinámica de la lucha de hoy con el aumento de confianza de nuestra clase de cara a la toma del poder.

Luchamos por asambleas generales diarias y comités de huelga elegidos en las huelgas. Luchamos por formas análogas de auto-organización en las luchas de los explotados y oprimidos en todos los ámbitos.

 

TIR