La semana de movilización que comenzó el viernes 20 de septiembre tiene ya proporciones históricas: más de cinco mil eventos en 156 países y cuatro millones de manifestantes. Cientos de miles de jóvenes han estado saliendo durante meses de sus escuelas y universidades en huelga climática y se han manifestado masivamente esta semana, respondiendo en gran medida al llamamiento de Greta Thunberg. Hay una nueva generación que se alza en todos los continentes para oponerse a la catástrofe climática que está ya en curso.
Julio de 2019 fue el julio más caluroso jamás registrado. Cientos de miles de hectáreas de bosques irremplazables han ardido en el Amazonas, e incendios forestales sin precedentes han devastado Groenlandia, Siberia y Alaska. El huracán Dorian en las Bahamas, el tifón Faxaï en Japón, las lluvias torrenciales en el sur de la península ibérica... la lista es larga, mostrando el efecto tremendo de un aumento de 1,1° C en la temperatura promedio de la Tierra durante el último siglo y medio.
Los 2° C están lejos de ser un límite seguro, es imperativo mantenerse por debajo de los 1,5° C asumidos in extremis en el acuerdo de París, gracias a la presión de las movilizaciones climáticas y de los países más afectados por el aumento del nivel del mar. Pero desde 2015, las emisiones de gases de efecto invernadero han seguido aumentando, lo que nos lleva directamente al desastre con pronósticos de subidas de hasta 7° C.
La Cumbre de Acción Climática de la ONU se celebra esta semana en Nueva York. Aunque los países no están cumpliendo con sus compromisos adoptados hace cuatro aNyos, ya de por sí insuficientes, el Secretario General de la ONU les pide "planes para lograr la neutralidad de carbono para 2050", "formas de combatir los subsidios a los combustibles fósiles", "impuestos sobre el carbono" y "detener la puesta en marcha de nuevas centrales eléctricas de carbón después de 2020". Ya sabemos que nada saldrá de esta enésima cumbre, y el capitalismo continuará con sus crímenes climáticos.
Para no cambiar el clima, debemos cambiar el sistema. Nuestra esperanza está en lo que sí ha cambiado, la movilización global dirigida por las jóvenes. Instamos a todas las fuerzas del movimiento obrero, los movimientos de mujeres, la comunidad LGBTQI, los pueblos indígenas de todo el mundo masacrados directamente por el capitalismo depredador, los movimientos globales antirracistas, a librar juntas esta lucha fundamental por un planeta en que podamos seguir viviendo todas.
Las huelgas y marchas climáticas continuarán este fin de semana, los días 27 y 28 de septiembre. Fortalezcámoslos y construyamos juntos un movimiento internacional, masivo y radical por la justicia social y la justicia climática.