1. Estamos en un contexto marcado por una combinación sin precedentes de crisis economica, ecological, una crisis multidimensional sin precedentes que pone en crisis la civilizacion capitalista y patriarcal. Esto constituye un viraje mayor. Esta crisis demuestra el fracaso del sistema capitalista y pone en agenda la reorganización y reconstrucción de un movimiento anti-capitalista de los trabajadores y trabajadoras. Los ataques sociales y económicos a las clases populares y las contra reformas neoliberales van a aumentar. Surgirán más guerras y conflictos. El fundamentalismo religioso será cada vez más usado como el apuntalamiento ideológico para los ataques sobre las clases populares, que tendrá como objetivo destacado el control de las mujeres sobre sus propios cuerpos, así como para las guerras y los conflictos entre las naciones y los grupos étnicos.Un enfoque no eurocéntrico de la opresión y la emancipación sexual es importante para oponerse tanto al fundamentalismo islámico en particular como a la ideología anti-islámica del “choque de civilizaciones” que ayuda a fomentarla. Las catástrofes ecológicas golpearan a millones de personas particularmente en las regiones más pobres, empeorando desproporcionadamente la situación de las mujeres como aquellas responsables de sustentar la familia. Un nuevo periodo histórico se perfila en el horizonte. Nuevas relaciones de fuerza entre los poderes imperialistas en la economía y la política mundiales están apareciendo, con el surgimiento de nuevos poderes capitalistas como China, Rusia, India y Brasil. La combinación del debilitamiento de la hegemonía de Estados Unidos y la agudización de la competencia inter-capitalista entre Europa, Rusia, Asia y Estados Unidos también tiene efectos geo-estratégicos en una nueva configuración política y militar, con un rol mayor para la OTAN y nuevas tensiones internacionales. En años recientes, el imperialismo norteamericano ha compensado su debilitamiento económico desplegando su hegemonía militar en todos los rincones del planeta. Las contradicciones sociales y económicas han llevado, incluso en los Estados Unidos, al descrédito del equipo republicano de G. W. Bush. La elección de Obama es una respuesta a este descrédito como una solución alternativa para el imperialismo estadounidense, si bien esta elección también responde a un deseo de cambio por parte de una sección de la sociedad estadounidense que será defraudada, pero es real.
En conclusión, la crisis expresa el fracaso del neoliberalismo, pero aún no logra revertir la imposición de una la relación de fuerzas favorable al capital. Como ideología se muestra incapaz de ofrecer una solución, por eso es que las propuestas del G-20 son una vuelta al pasado que estallara con la crisis, decretó el fin del consenso de Washington pero colocó en el centro de las decisiones al FMI y su orden de prioridades es claramente neoliberal. Todas las contradicciones inherentes a este sistema social van a entrar en tensión sin que la social democracia o el centro izquierda puedan ofrecer una respuesta adecuada. Incluso medidas neo-keynesianas, que de todos modos no han sido adoptadas, no serían suficientes para resolver la crisis. De este modo, el desfase entre el discurso, las pretenciones de las clases dominantes y la realidad de los sufrimientos y dramas que imponen a los pueblos y a los trabajadores, la acentuación de su presión sobre ellos, crean las condiciones de tensiones sociales exacerbadas y de crisis políticas.
La crisis tiene un impacto particularmente duro para las mujeres y las minorías sexuales que son excluidas de las familias ( u optan por no vivir con ellas) y, por lo tanto quedan privados de sus recursos. La crisi lleva a muchos de los más marginados, como a las transgéneros, a una pobreza aún más profunda. Este es el caso especialmente en los países dependientes, donde el estado de bienestar es débil o no existe
2. Las resistencias sociales continúan surgiendo a escala mundial aunque de manera muy desigual y siguen siendo defensivas. El movimiento de justicia global perdió la dinámica que tuvo hasta 2004. El foro social mundial de Belem demuestra, sin embargo, la necesidad y la posibilidad de convergencias internacionales, pero en un marco en que las luchas están más fragmentadas y dispersas. En Europa, el éxito de las movilizaciones en contra del G20 y la OTAN es un indicador de una renovación del movimiento de justicia global. El FSE de Estambul podría ser otra ocasión importante. La Marcha Mundial de las Mujeres propone una nueva ocasión de iniciativa común en 2010, que podría convertirse en un paso hacia la reconstrucción y el fortalecimiento de este movimiento feminista internacional.
- En algunos países de Europa –Francia, Grecia, Alemania. Polonia, Italia—las luchas sociales tienen un impacto central en la escena política, pero estas luchas no son suficiente para bloquear o revertir las tendencias subyacentes de la ofensiva capitalista y los efectos de la crisis. No han logrado superar el proceso de fragmentación y división en la clase trabajadora. Estas luchas siguen siendo defensivas. Todavía no encuentran expresión en una conciencia anti-capitalista. En este marco, en la ausencia de una izquierda anti capitalista alternativas y tendencias reaccionarias, incluso xenofóbicas y racistas pueden fortalecerse.
- En el Medio Oriente, continúa la resistencia a la ocupación y agresión Israelí y occidental, en Palestina, en Irak y en Líbano. La agresión asesina desplegada por el gobierno zionista en Gaza, dos años después de la del Líbano, no ha podido derrotar la resistencia. Aunque Hamas y Hezbolá son ahora los referentes políticos más importantes de esta resistencia, hay a l'exterior de estas organizaciones corrientes de izquierda que sitúan su acción, no solo en la perspectiva de la liberación nacional sino tambien de la liberacion social que rechaza la explotacion del ser humano y rechaza categoricamente la segregacion de las mujeres. Esta es la posicion que tenemos que reforzar.
- Amêrica Latina sigue siendo el centro de las resistencias al neoliberalismo y sigue siendo el continente con las situaciones mâs explosivas, aunque estas son desiguales segûn los paises, Venezuela, Bolivia y Ecuador viven los procesos de mayor radicalizaciôn y de rupturas parciales con el imperialismo, que han implicado algunos avances importantes, a nivel de gobierno y/o de movimientos sociales. Otros todavia de dificil pronôstico como Paraguay, todos encuentran en Cuba una referencia. Otros paises mantienen variantes politicas del neoliberalismo, como el neodesarrollismo en Argentina, o paises social/liberales como Uruguay y Brasil, este ûltimo pese a sus fuertes contradicciones con EU, sobre todo en su politica de defensa, en su pertenencia a Unasur y en sus acuerdos con Venezuela, colabora en politicas fundamentales con Washington y espera lograr el liderazgo regional. Mientras que Colombia, Perú, Chile y Mexico se mantiene decididamente neoliberales.
Sin embargo, estâ planteada una nueva situaciôn politica, con la renovada amenaza imperialista en la regiôn, con la presencia de la Cuarta Flota. el golpe en Honduras. siete nuevas bases militares en Colombia, la intervenciôn directa de la embajada americana en el mâs importante conflicto sindical en anos en Argentina, la ingerencia polîtica y militar en Haitî, que intentan un rompimiento con los avances politicos actuales y la necesidad de elaborar una respuesta internacional.
Esto implica, que en Amêrica Latina se intensificará en el siguiente tiempo, la lucha de clases. Los gobiernos de Venezuela y Ecuador, estân experimentando un retroceso respecto a sus propuestas mâs radicales, mostrando sobre todo dos aspectos que generan preocupaciôn; por la orientaciôn hacia modelos extractivistas de recursos naturales y la poca participaciôn democratica de los sectores sociales. En Bolivia, hay una radicalización de los procesos de cambio, al mantener y apoyarse directamente en los movimientos sociales.
Aunque estos son procesos en disputa, con avances y retrocesos, corren el riesgo de que en el transcurso de su evoluciôn no avancen necesariamente hacia posiciones anticapitalistas, a menos de que se fortalezca la autoactividad de las y los asalariados de los pueblos originarios como de otros sectores sociales oprimidos y una mayor presiôn de aquellos sobre los gobiernos como Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Al mismo tiempo, la radicalizacion de los movimientos sociales, con especial importancia la lucha de los movimientos indigena y campesino, están ejerciendo presiôn a los gobiernos mencionados y al mismo tiempo, planteando una perspectiva de clara posiciôn anticapitalista, de defensa de los recursos naturales: tierra, agua, la biodiversidad, etc. y de cambio de modelos de desarrollo, tal como fue manifestado en la declaratoria de la Asamblea de Movimientos Sociales, que sesionó en el FSm/Belem, y la reciente asamblea del Alba TCP, que en su declaratoria final denuncia al capitalismo, llamando a superarlos; los encuentros nacionales, regionales e internacionales de los movimientos sociales, son una muestra de la potencialidad radical que contiene la regiôn sur de America Latina.
Una de las tareas politicas urgentes para las organizaciones, es potenciar la autoactividad de las masas, la generalizaciôn del control obrero y la creaciôn de ôrganos de poder popular, o sino lo mâs probable es que en Venezuela, Bolivia y Ecuador, exista el riesgo de que haya un retroceso definitivo y una consolidacion del capitalismo en estos paises, que hoy dîa estâ confrontado.
La actividad de las secciones y grupos de la cuarta internacional en A.L deben tener en cuenta estas tendencias la vigencia de la cuestion nacional en la region y la interelacion antimperialismo/anticapitalismo y definir la tâctica de intervenciôn en un proceso donde destaca la interrelaciôn a veces convergentes, a veces cntradictoria, entre los estados que integran el ALBA y los movimientos sociales con fuertes experiencias de autoorganizacion y autogestion, que implique promover demandas y luchas unitarias en la defensa de los derechos de los pueblos originarios, el rechazo a la criminalizaciôn de la protesta, a las privatizaciones, al extracivismo de los recursos naturales, al machismo y a la crisis econômica y ecolôgica, estimulando asî el debate polîtico estratêgico sobre el poder y la hegemonia en nuestras sociedades.
- En una serie de los llamados habitualmente países capitalistas emergentes o surgidos de la restauración capitalista –China, India, Rusia o el antiguo bloque oriental—el torbellino de la globalización tiende a proletarizar a cientos de millones de seres humanos. Pero este nuevo poder social –que puede tener un rol clave en los próximos años—todavía no ha creado organizaciones independientes de masas –sindicatos, asociaciones y organizaciones políticas capaces de enfrentar los desafíos de esta reorganización global.
- El saqueo de los recursos de África para beneficio de las grandes multinacionales capitalistas está aumentando con la complicidad de los gobiernos existentes. El continuado crecimiento del PIB en años recientes en el África sub-sahariana no beneficia a la población tan sólo la desigualdad social aumenta. Ante las condiciones de vida en deterioro han surgido luchas significativas, como las huelgas generales en Guinea, las demostraciones en Togo, la huelga general en el sector público en Sur África. La crisis alimentaria al final de 2008 fue la chispa de muchas demostraciones. Sin embargo, la ausencia de una alternativa política es una pesado obstáculo al éxito de estas luchas, como las de Guinea o en Camerún. O son desviadas hacia formaciones políticas burguesas como en Madagascar, o se extravían en callejones sin salida religiosos, como en Nigeria o Congo (RDC), o peor aún, éticos o racistas como en Kenya o Sur África.
La construcción de organizaciones populares y de trabajadores y de trabajadoras democráticas sigue siendo una necesidad absoluta para el éxito de las luchas.
- En Asia, el acelerado desarrollo del capitalismo en China, India y la mayoría de los países del Sur de Asia plantea cuestiones políticas cruciales. Aproximadamente la mitad de la clase trabajadora del mundo vive en Asia, y la necesidad de crear o fortalecer partidos revolucionarios en esta parte del globo es crítica. La situación varía enormemente de un país a otro.
China es de una importancia vital. Décadas de represión explican por qué la construcción de un partido revolucionario en China tiene que iniciar desde cero. Introducir las experiencias y tradiciones del movimiento obrero internacional a China será necesario para estimular la creación de un partido revolucionario al igual que la solidaridad internacional. La Cuarta Internacional deberá poner especial atención en los acontecimientos sociales y políticas que la crisis internacional actual podría suscitar en el futuro próximo.
En la India, cuya población rebasará la de China para el año 2050 y adónde una industrialización más rápida ha incrementado el número de trabajadoras al tiempo que se profundiza la crisis rural, la situación política y nuestras tareas son diferentes. El movimiento laboral está muy desarrollado y organizado, pero es dominado por partidos políticos estalinistas o maoístas. La construcción de un partido revolucionario que defienda nuestro programa no puede simplemente ignorarlos.
En el sudeste de Asia, la situación es muy desigual. En algunos países como Tailandia y Burma, el movimiento laboral es muy débil. En estos países, no existe ni la socialdemocracia ni partidos radicales de izquierda. En estos países, nuestra tarea es establecer lazos más fuertes con los movimientos sociales activos en la defensa de los campesinos, las mujeres y los trabajadores cuando existen sindicatos. Indonesia y Malasia están en una situación intermedia. Existen algunos partidos revolucionarios pequeños con los cuales podemos realizar un debate político constructivo y colaborar.
En las Filipinas y Pakistán, la Cuarta Internacional tiene fuertes organizaciones que pueden ser la base de nuestra actividad política en toda Asia.
En estos países, estamos enfrentados al fundamentalilsmo islámico. Nos oponemos al Talibán en Afganistán y a los extremistas musulmanes en las Filipinas, como los Abou Sayaf, ya que son fuerzas reaccionarias. No podemos llegar a ningún acuerdo con ellos en nombre del anti-imperialismo. En otros países como Indonesia o Malasia, también podríamos vernos enfrentados con el fundamentalismo islámico y la IV tiene que profundizar su análisis.
En Sri Lanka, después de varias décadas de Guerra, el gobierno ha vencido militarmente al LTTE pero las raíces de la cuestión tamil todavía no se han solucionado. Además, el gobierno de Rajapaksa utiliza la repressión abierta y brutal para silenciar sus oponentes y los medios de comunicación. La IV debe ser parte de la campaña internacional de solidaridad con el pueblo tamíl.
En toda Asia, la IV defiende los derechos de los grupos étnicos e indígenas y apoya su lucha por su auto-determinación.
En Japón, el proceso de fusión de las dos organizaciones ligadas a la IV está en marcha. Desde septiembre, han estado publicando un periódico conjuntamente.
En Korea del Sur también, donde el movimiento obrero es fuerte, también existe una convergencia de diferentes fuerzas hacia la creación de un nuevo partido anti-capitalista. Debido a que este país tiene una fuerte tradición de lucha obrera, la Cuarta Internacional tiene que seguir los acontecimientos de cerca. Además, la IV debería organizar campañas de solidaridad para apoyar a los militatnes de partidos revolucionarios que están siendo repremidos por el estado.
3. La dinámica de la globalización capitalista y de la crisis actual también han cambiado el marco de la evolución y el desarrollo de la izquierda tradicional. Las burocracias reformistas han sufrido una reducción considerable de su campo de maniobra. Del reformismo sin reformas al reformismo con contra-reformas, la social democracia y fuerzas equivalentes en una serie de países dominados o en desarrollo han vivido una evolución hacia el social-liberalismo; es decir, estas fuerzas están endosando directamente políticas neo-liberales y neo-conservadoras. Todas las fuerzas conectadas política o institucionalmente al social liberalismo o al centro izquierda, en grados diversos, —incluidos el movimiento de las mujeres, particularmente en la forma institucionalizada de las ONG, las asociaciones que ayudan a las mujeres, etc.—están siendo arrastradas hacia estos cambios cualitativos en el movimiento de los trabajadores y trabajadoras y Y son incapaces de formular un plan para salir de la crisis. Más aún, podemos observar políticas como las del gobierno de Lula en Brasil que están empeorando la crisis ecológica. La confrontacion con estos partidos son mas dificiles en tanto que mantienen su control, sobretodo electoral, sobre una parte del movimiento obrero, y por ello hay que construir una verdadera alternativa politica que sea creible.
Los partidos comunistas tradicionales continúan su largo declive. Intentan romper este declive agarrándose de las fuerzas de la izquierda liberal y los aparatos institucionales o recayendo en sus posiciones nostálgicas o de autoafirmación. Aunque hay sectores y corrientes que desean construir movimientos sociales con fuerzas anticapitalistas, como Synaspismos en Grecia, están destinados a sufrir contradicciones y divisiones debido a su naturaleza reformista. De hecho la decision de construir partidos anticapitalistas no significa no comprender que existen corrientes reformistas de izquierda, radicales y antiliberales, que juegan un rol y mantienen una credibilidad electoral. Por tanto permanecen como competidores y/o adversarios politicos. Su presencia se puede ver reforzada por eventuales giros a la izquierda tacticos, generalmente electoralistas, de parte del social-liberalismo a menudo realizados para reconquistar el consenso de la clase trabajadora y de los sectores populares. Esta situacion nos plantea el reto de realizar una politica de frente unico ofensiva capaz de responder a las necesidades de las y los asalariados. Al mismo tiempo, cando decidimos, sobre la base de condiciones politicas claras, de intervenir dentro de los partidos antiliberales y reformistas de izquierda (como en el caso de Die Linke), lo hacemos sin ilusiones sobre la naturaleza de estos partidos y construyendo tendencias anticapitalistas ligados a los movimientos sociales, que combaten el electoralismo, el institucionalismo, y los intentos de hacer compromisos con el capitalismo.
4. Queremos involucrarnos en la reorganización para crear una nueva izquierda que sea capaz de enfrentar el desafío de este siglo y de reconstruir el movimiento de los trabajadores y las trabajadoras, sus estructuras, su conciencia de clase, su independencia de las burguesías a nivel político y cultural.
Una izquierda anticapitalista, internacionalista, ecologista y feminista;
Una izquierda que es una clara alternativa a la social-democracia y sus gobiernos;
Una izquierda que lucha por el socialismo del siglo XXI, autogestionado y democrático y que tiene un programa corriente de cómo llegar a él;
Una izquierda que está conciente de que para alcanzar este objetivo tiene que romper con el capitalismo y su lógica y de que por tanto no puede gobernar con las representaciones políticas de aquello con lo cual desea romper;
Una izquierda pluralista arraigada en los movimientos sociales y los centros de trabajo que integra la combatividad de trabajadores, las luchas por la liberación y la emancipación de las mujeres y LHBTT y las luchas ecológicas;
Una izquierda no institucional que basa su estrategia en la auto-organización del proletariado y l@s oprimidos bajo el principio de que la emancipación de los trabajadores es tarea de los trabajadores mismo;
Una izquierda que impulse todas aquellas formas de autoorgnizacion por parte de los trabajadores y las clases populares que favorezcan y estimulen a pensar, a decidir y a hacer por su propia cuenta y su propia decisión
Una izquierda que integra nuevos movimientos sociales, nuevos temas como los expresados en el Foro social mundial de Belem, y sobre todo las nuevas generaciones
Una izquierda internacionalista y anti-imperialista que lucha contra la dominación y la guerra y la autodeterminacion de los pueblos, y que construye el marco para una Internacional democrática de masas;
Una izquierda capaz de vincular la herencia preciosa del marxismo crítico y revolucionario con las aportaciones del feminismo, eco-socialismo y los movimientos indígenas de América Latina;
Una izquierda independiente y de luchas de clases que lucha por la más amplia acción unida contra la crisis y por los derechos, logros y aspiraciones de los trabajadores y las trabajadoras y de todos los oprimidos.
Estos son los criterios y el contenido generico que nos damos para construir nuevos instrumentos politicos anticapitalistas utiles para combatir el actual sistema.
5. Esta es la aspiración en la cual se plantea los problemas de construcción de la 4ta Internacional y de nuevos partidos anticapitalistas y nuevas corrientes internacionales. Expresamos esto a nuestra manera, a partir de 1992, en otras palabras en los pasados dos congresos mundiales, en la tríada "nuevo periodo, nuevo programa, nuevo partido", desarrollada en documentos de la Internacional. Confirmamos lo esencial de nuestra opción en el pasado Congreso mundial en 2003 referente a la construcción de partidos anticapitalistas amplios. La Cuarta Internacional está, como conjunto, cara a cara ante una nueva fase. Militantes, núcleos, corrientes y organizaciones marxistas revolucionarios deben plantear el problema de la construcción de formaciones políticas anti-capitalistas y revolucionarias, en la perspectiva de establecer una nueva representación política independiente de la clase trabajadora, que tenga en cuenta la diversidad de esta—en términos de género, raza, estado de residencia, edad, orientación sexual—al defender un programa resueltamente de clase.
Construir partidos anticapitalistas amplios representa la respuesta actual que damos a la crisis del movimiento obrero y de la izquierda y la necesidad de su reconstruccion. Este proyecto se apoya sobre las luchas de masas y el protagonismo de los movimientos de masas y la irrupcion de una nueva generacion. Por supuesto no elimina nuestra identidad marxista revolucionaria, ecologistas, feminista internacionalista y nuestro objetivo de fondo de derrocar el capitalismo para crear un nuevo poder fundado sobre la democracia, la participacion directa, es decir, una verdadera democracia socialista. Esto es cierto a nivel de cada país y a nivel internacional. Sobre la base de la experiencia de la lucha de clases, el desarrollo del movimiento de justicia global, las luchas defensivas y las movilizaciones anti-guerra de los últimos diez años, y en particular de las lecciones derivadas de la evolución del PT brasileño y de Refundación Comunista en Italia y de los debates en la izquierda anti-liberal francesa, los marxistas revolucionarios han participado en años recientes en la construcción del PSOL en Brasil, Sinistra Critica en Italia, del nuevo partido anti-capitalista en Francia y de Respect en Inglaterra. En esta perspectiva hemos continuado las construcción de las experiencias del Bloco de Esquerda en Portugal y la Alianza rojo-verde en Dinamarca. El objetivo común, por diferentes vías, es el de partidos anticapitalistas amplios. No se trata de retomar las viejas fórmulas del reagrupamiento o de corrientes revolucionarias únicamente.
La ambición es la creación de partidos anti-capitalistas amplios. No se trata de retomar las viejas fórmulas de los reagrupamientos de revolucionarios. El objetivo es atraer fuerzas más allá de las estrictamente revolucionarias. Estas pueden ser un apoyo en el proceso de recomposición siempre y cuando estén claramente a favor de construir partidos anti-capitalistas. Aunque no hay un modelo, ya que cada proceso de encuentro toma en cuenta especificidades y relaciones de fuerza nacionales, nuestro objetivo debe ser la construcción de fuerzas políticas anti-capitalista amplias, independientes de la social democracia y del centro-izquierda, formaciones que rechazan cualquier política de participación o apoyo a gobiernos de colaboración de clase, en la actualidad gobiernos con la social democracia o el centro izquierda, fuerzas que comprendan que conquistar victorias hacia los derechos de las mujeres, como fue el caso del referéndum sobre el aborto en Portugal, fortalece las fuerzas radicales anticapitalistas. Es sobre la base de esa perspectiva que debemos orientarnos. Lo que sabemos de las experiencias de diferenciación y reorganización en Africa y Asia apunta en la misma dirección. Sin embargo en los países del sur de América latina la construcción de partidos anticapitalistas amplios debe tener en cuenta la importancia que, en el marco actual del continente, tiene la referencia al socialismo. Es a través de ese proceso complejo y diverso que podemos hacer nuevos avances.
Donde trabajamos dentro de unas fuerzas políticas tan amplias, es importante luchar por el derecho a la autonomía de las mujeres y los LGBTs dentro de esos partidos y porque esa autonomía se refleja en los programas y la práctica de esos partidos. Esta autonomía es un recurso para resistir las presiones hacia el electoralismo y la institucionalización. En algunas formaciones políticas radicales nuevas de varios países de América Latina, el derecho a la autonomía es importante para pugnar por un socialismo del siglo XXI que surge desde abajo y rechaza las tendencias autoritarias y la tentación de repetir los errores del siglo XX. En general, dentro de esas fuerzas, amplias, partimos del principio, como parte indisoluble de nuestra posición socialista, de la necesidad de una respuesta colectiva y enérgica a todas las manifestaciones de prejuicio, incluyendo el sexismo, el racismo, la isalomofobia, el antisemitismo, la homofobia y la transfobia. También luchamos por la atención específica a que los jóvenes se organicen; así como por la integración a las declaraciones públicas y la militancia cotidiana de las demandas de los negros, los inmigrantes, las mujeres y los LGBTs,; también estamos por la representación en la dirección del partido, y entre sus voceros y candidatos de camaradas particularmente oprimidos.
6. Este es el marco en el que debemos acercarnos a la pregunta de la relación entre la construcción de la Cuarta Internacional y la política del encuentro anti-capitalista a nivel nacional, continental e internacional. Debemos discutir como fortalecer y transformar la Cuarta Internacional para convertirla en una herramienta en la perspectiva de un nuevo agrupamiento internacional. Ya hemos iniciado, aunque hay que admitir que con resultados limitados, conferencias de la izquierda anti-capitalista y otras conferencias internacionales. A nivel internacional, hemos iniciado, sobre esta base política, muchas conferencias e iniciativas de convergencia y coincidencia internacionales: la constitución de la Izquierda Anti-Capitalista Europea (IACE), junto al Bloque de Izquierda portugués, la Alianza Roja-Verde danesa y el Partido Socialista de Escocia (Scottish Socialist Party). Trabajamos junto a organizaciones como el SWP inglés. Otros partidos –incluso reformistas de izquierda que en algún momento se movieron a la "izquierda", como Refundación Comunista en Italia, o Synaspismos, también participaron en estas conferencias. También realizamos conferencias internacionales de organizaciones revolucionarias y anti- capitalistas en ocasión del Foro Social Mundial en Mumbai, India y en Porto Alegre en Brasil. A este nivel creamos lazos de solidaridad con el PSOL brasileño en su rompimiento con el PT de Lula. Hemos apoyado los esfuerzos de nuestros camaradas italianos para construir una alternativa anti-capitalista a las políticas de Refundación Comunista en Italia. Estos elementos indican el tipo de orientación que deseamos implementar. Las conferencias realizadas este año en París y Belem demuestran la necesidad y la posibilidad de acción y discusión conjunta de un gran número de organizaciones y corrientes de la izquierda anti-capitalista en Europa. Ahora es necesario continuar en Europa esta política de reuniones y conferencias abiertas sobre temas estratégicos y programáticos y las acciones conjuntas a través de campañas e iniciativas de movilización internacional.
7. La 4ta Internacional y sus secciones han jugado y siguen jugando un rol vital en la defensa, promoción e implementación de un programa de demandas que son tanto inmediatas que busca la movilización masiva de los trabajadores y las trabajadores y sus organizaciones; una política de unidad e independencia de la clase trabajadora contra cualquier tipo de alianza estratégica con la burgesía internacional; oposición a cualquier participación en gobiernos en los países capitalistas avanzados que meramente administran el estado y la economía capitalista al haber abandonado todo internacionalismo o lucha por un fin a la desigualdad y al discrimen a base de género, raza, etnia, religión u orientación sexual..
La Cuarta Internacional ha jugado y sigue jugando un rol, dando continuidad a la historia de la corriente marxista revolucionaria, en "entender el mundo", en poner en contacto los análisis y las experiencias de militantes, corrientes y organizaciones revolucionarias y en juntar organizaciones, corrientes y militantes que comparten la misma visión estratégica y la misma opción de convergencias amplias sobre bases revolucionarias. La existencia de un marco internacional que hace posible "pensar sobre la política" es un recurso indispensable para la intervención de los revolucionarios y revolucionarias. El internacionalismo consecuente tiene que plantearse el problema del marco internacional. Pero por razones históricas que ella misma ha analizado, la Cuarta Internacional no tiene la legitimidad para representar por su cuenta a la nueva internacional de masas que necesitamos. Así que cuando se trata de dar un paso al frente y reunir a fuerzas anti-capitalistas, estas nuevas organizaciones, en particular en Europa y América Latina, no pueden relacionarse o unirse a esta u otra corriente identificada con la Cuarta Internacional, y esto es cierto independientemente del punto de referencia –los diversos morenismos, los lambertistas, el SWP y otras variantes del trotskismo. Hay que destacar, sin embargo, que una diferencia mayor entre la Cuarta Internacional y todas estas tendencias, más allá y por encima de las posiciones políticas, es que esta basada, y esto es un mérito de la Internacional, en la coordinación democrática de secciones y militantes, mientras que las otras tendencias internacionales son "facciones-internacionales" o coordinaciones basadas en "partidos-facciones" que no respetan las reglas del funcionamiento democrático, en particular el derecho de tendencia. Los límites históricos de estas corrientes "trotskistas", como de otras corrientes ex maoistas o ex comunistas, nos impiden avanzar hoy en la cristalización de nuevas convergencias internacionales. El llamado de Chavez a la fundacion de una V Internacional plantea otras cuestiones sobre su origen, su marco, es decir, sobre su viabilidad. La IV Internacional afirma que esta dispuesta a participar en los debates, y los encuentros preparatorios que puedan ser orgnizados. Nosotros aportaremos nuestras conquistas historicas y nuestra vision de lo que podria ser una nueva internacional y sus bases programaticas. Una verdera nueva internacional solo podria nacer si sus integrantes comparten un programa, una capacidad intervencion, un funcionamiento democratico y pluralista, asi como una clara independencia de los gobiernos en el objetivo de romper con el capitalismo.
En la actual relación de fuerzas, la política de avanzar hacia una internacional de masas debe tomar mas bien el camino de conferencias abiertas y periódicas alrededor de cuestiones políticas centrales –actividades, temas o discusiones especificas—que hacen posible el surgimiento y convergencia de nuevos polos anti-capitalistas y revolucionarios. En este sentido la IV Internacional responde favorablemente a las propuestas que emanan de las corrientes marxistas revolucionarias y/o de grupos que comparten con nosotros una comprension comun de la situacion inernacional y la aspiracion a la construccion de nuevos marcos internacionales. En los nuevos partidos anti-capitalistas que pueden formarse en los próximos años, y que expresan el estado actual de la combatividad, la experiencia y la conciencia de los sectores que están más comprometidos con la búsqueda de una alternativa anti -capitalista, la cuestión de una nueva Internacional está y deber ser planteada. Actuamos y seguiremos actuando para que se plantee no en términos de opciones ideológicas o históricas, que probablemente llevarían a divisiones o rompimientos. Debe plantearse a dos niveles, por un lado, la convergencia política real en cuento a tareas de intervención internacional y, por otro, el pluralismo de las nuevas formaciones, que deben juntar corrientes de diverso origen: trotskistas de diverso tipo, libertarios, sindicalistas revolucionarios, nacionalistas revolucionarios, reformistas de izquierda. En términos generales, una vez se hayan dado pasos concretos hacia nuevos partidos, hemos propuesto que el nuevo amplio partido anti-capitalista funcione con el derecho de tendencia y corriente, y que los partidarios de la Cuarta Internacional en estos nuevos partidos se organicen del modo a decidirse, de acuerdo a la situación concreta de cada partido. Nuestros camaradas portugueses en el Bloco de Esquerda, nuestros camaradas daneses en la Alianza Rojo-Verde, nuestros camaradas brasileños en el PSOL, están organizados, de formas particulares, como corriente de la Cuarta Internacional o como corriente de lucha de clase junto a otras tendencias políticas.
8.En este movimiento nos enfrentamos a la desincronización entre la construcción de partidos a nivel nacional y la construcción de nuevos agrupamientos internacionales. Puede que haya, en la situación presente o en años futuros, nuevos partidos anti-capitalistas en una serie de países, pero el surgimiento de una nueva fuerza internacional, y más aún, de una nueva Internacional, no es previsible en esta etapa. Una nueva Internacional tan sólo será el resultado de un periodo prolongado de acción conjunta y de comprensión compartida de hechos y tareas para el derrocamiento del capitalismo. A la vez que afirmamos una política de convergencia internacional, ello confirma las responsabilidades particulares de la Cuarta Internacional, y, por tanto, la necesidad de su fortalecimiento. Podemos y queremos representar un marco organizativo que sea atractivo, y democrático para organizaciones revolucionarias que compartan los mismos proyectos políticos que nosotros y nosotras. Es en esta dinámica que se ubican los camaradas filipinos y también los camaradas de Pakistán y Rusia, y ese puede ser el caso mañana, por ejemplo, para camaradas polacos y de Mali.
9. Tenemos, de hecho, un rol que es reconocido por una serie de corrientes políticas. Es posible que seamos los únicos que podemos lograr que converjan fuerzas políticas con orígenes distintos. Esto es lo que, por ejemplo, nos dicen compañeros de corrientes de izquierda del proceso bolivariano en Venezuela. Esto también es cierto en Europa, en el marco de las relacionas de la IACE con otras corrientes. Así que el próximo congreso mundial debe ser un paso importante para el encuentro de todas estas fuerzas. Este Congreso será un congreso de la Cuarta Internacional y no habrá un transcrecimiento organizativo en esta etapa. Pero queremos que la Cuarta Internacional juegue el rol de "facilitador" de convergencias en la perspectiva de nuevos agrupamientos internacionales.
10. En consecuencia, con el objetivo de fortalecernos y de jugar este rol, todos los cuerpos de la Cuarta Internacional deben fortalecerse: reuniones regulares del Buró, comités internacionales, comisiones de trabajo específicas, viajes, intercambios entre secciones. Es necesario reforzar la actividad que la Internacional ha desplegado durante los últimos años al regular y fortalecer las reuniones de la BPA (EPB) y en sus esfuerzos de coordinación entre las secciones latinoamericanas. Las reuniones del Comité Internacional, que se han celebrado todos los años, con la representación de 30 organizaciones, deben asegurar la continuidad organizativa de nuestra corriente internacional.
La Cuarta Internacional debe hacer esfuerzos por tener una mayor presencia en América latina. Buscar las formas y los medios para ayudar a grupos que en diversos países simpatizan con nuestras posiciones pero no tienen por el momento capacidad organizativa, ni financiera ni de formación y su debilidad es manifiesta frente a otras fuerzas de la izquierda organizada existentes en los distintos países.
La falta de recursos, así como la disminución de la presencia de las mujeres, particularmente en nuestros cuerpos dirigentes, durante el último periodo (como resultado del declive de la actividad de un movimiento de las mujeres fuerte y autónomo, que a la vez ha tenido un impacto sobre nuestras organizaciones nacionales y, por tanto, sobre la Internacional), ha implicado que no hayamos sostenido una comisión de mujeres activa y una red de reuniones regionales y escuelas internacionales correspondiente. Se han realizado tres seminarios de mujeres desde el 2000, así como reuniones de las camaradas presentes en cada IC. Estos han mantenido una perspectiva realmente feminista e internacionalista, aunque frágil y limitada. Durante el próximo periodo, dada la centralidad de nuestro entendimiento de la opresión de las mujeres, la naturaleza estratégica de la lucha en su contra y la lucha por construir un movimiento de las mujeres autónomo desde una perspectiva anticapitalista, debemos encontrar los recursos necesarios para asegurar que este asunto sea desarrollado como un elemento central de la perspectiva anticapitalista que proponemos. En este marco, debemos fortalecer a la vez nuestra comisión interna y tomar la ofensiva al proponer discusiones a nuestros compañeros, incluida la participación en los seminarios y las escuelas de nuestro instituto. Este proceso también debe hallar un reflejo a nivel nacional.
Al mismo tiempo, debemos asegurarnos de que las mujeres en nuestras organizaciones —y en los partidos nuevos que estamos construyendo— encuentren su lugar pleno y que la simple adopción de paridad o cuotas para los cuerpos de liderazgo o las papeletas electorales no sea considerada una respuesta suficiente a los obstáculos para las participación completa de las mujeres en el proceso político. La gama de medidas que constituyen un plan de acción positiva fue presentada en la resolución sobre acción positiva del Congreso Mundial de 1991.
El Campamento de Juventud, que se ha celebrado cada año con más o menos 500 camaradas, debe tener un rol central en el trabajo de juventud de nuestras secciones europeas, desde la perspectiva de formar cuadros internacionalistas jóvenes. Mientras cada vez más organizaciones nuestras en Europa se encuentran entre formaciones anticapitalistas más amplias, continuamos fomentando a nuestros camaradas a que inviten al campamento a jóvenes de organizaciones más amplias y a participar en el seminario preparatorio llevado a cabo en Amsterdam cada Pascua. El campamento es también una ocasión importante para que los camaradas jóvenes de Europa conozcan camaradas de otros continentes, y el esfuerzo que hacen las organizaciones fuera de Europa para enviar camaradas a participar en el campamento es muy importante. Como la única iniciativa pública regular de la CI, el campamento también tiene el rol de ser un sitio al que se puede invitar a las personas más jóvenes de las organizaciones con las cuales estamos formando relaciones, como fue el caso con el campamento en Grecia en 2009, que contó con la presencia de delegaciones pequeñas provenientes de Rusia, Ucrania, Belarus, Polonia y Croacia.
El instituto de formación ha tomado un nuevo impetu. Ahora tenemos que asegurarnos que las escuelas y seminarios se realicen y asegurar la estabilidad de su administración y organizaciones. La Cuarta Internacional también debe abrir sus reuniones y su instituto. El instituto ocupa un lugar central, no sólo para educar los cuadros de las secciones, sino también para contribuir a los intercambios entre corrientes y diversas experiencias internacionales. El seminario sobre el cambio climático abierto a una serie de expertos internacionales es un buen ejemplo. Al igual que otras reuniones, indica la necesidad y la posibilidad de que seamos un crisol para la elaboración programática sobre cuestiones esenciales que las corrientes anti-capitalistas y revolucionarias están enfrentando.
La existencia de una escuela internacional en Filipinas es una herramienta de gran importancia para formar nuevas generaciones de militarntes revolucionarios provenientes de todas partes de Asia y para compartir sus experoiencias. En el futuro próximo, habrá una nueva escuela en Islamabad en Pakistán. Ello incrementaría nuestra capacidad de formar militantes y de organizar debates políticos en Asia del Sur. La IV Internacional debe dar su apoyo total al IIRE en Manila e Islamabad.
Nuestras escuelas nos brindaron siempre la ocasión de invitar a participar a aquellas organizaciones con las que estamos estableciendo relaciones. La red del IIRE tiene que servir para fortalecer y ampliar este rol en el período que comienza.
Para resumir, en el periodo entrante, y dada la orientación dirigida a la construcción de una nueva fuerza internacional o una nueva Internacional, la Cuarta, como un marco internacional, constituye un recurso esencial para los marxistas revolucionarios.