Solidaridad con los pueblos de Irán
En el contexto de una ofensiva estadounidense imperialista, de sanciones económicas de la ONU y de una oleada de declaraciones belicistas en contra de Irán transmitidas en el Medio Oriente por Israel, la Cuarta Internacional declara que la liberación de los pueblos de Irán del régimen de la República Islámica sólo puede ser el resultado de la movilización de los mismos. Condenamos las políticas de guerra imperialista, ocupación e intervención y nos colocamos del lado de los pueblos que luchan por su libertad e independencia.
Desde las elecciones fraudulentas presidenciales el 13 de junio de 2009, la República Islámica de Irán ha entrado en una crisis de régimen sin precedentes quien ha abierto un espacio en el que los jóvenes, las mujeres, y los trabajadores han expresado masivamente sus aspiraciones democráticas. Durante los últimos ocho meses, los pueblos de Irán han expresado masivamente su rabia con gritos de “!Abajo la dictadura!” Manifestándose con todo desde un cuestionamiento electoral hasta un rechazo de los fundamentos mismos de la República, el proceso ha seguido creciendo y radicalizándose.
Conflictos que han bullido entre las diferentes facciones que comparten el poder desde 1979 se han transformado en una guerra abierta. El líder supremo Ali Khameinei, el Presidente Ahmadinejad y la dirección pasdaraní han decidido apoderarse completamente de los ingresos petroleros y consolidar sus intereses económicos y financieros. Al negarse que les echaran del poder el clan representado por Moussavi, Karoubi y Rafsandjani, asociados todos al balance sangriento de la republica islámica, acentuo la crisis.
La determinación de la población de remover este peso muerto asfixiante y poner fin a la represión cotidiana en contra de los jóvenes y las mujeres que están luchando por sus derechos se entrelaza cada vez más con las demandas específicas de los trabajadores.
Durante los últimos ocho meses, jóvenes, mujeres y trabajadores aprovechan toda oportunidad posible para desafiar al régimen militar-teocrático. Su valiente movilización ha acentuado las divisiones dentro del gobierno y han debilitado a la República Islámica.
Khamenei, Ahmadinejad y los pasdaraní han respondido a las aspiraciones sociales y democráticas legítimas de los pueblos de Irán con la represión violenta. La República Islámica de Irán ha buscado aplastar el movimiento de protesta con detenciones masivas, juicios públicos espectaculares, la violación de detenidas(os) y ejecuciones. Pero esto no ha funcionado. La oposición al gobierno existente tiene raíces profundas; la represión no apagará la rabia y decisión de los oponentes del régimen.
Se ha iniciado una nueva fase de lucha en Irán, en un contexto en el cual la crisis política se combina con la crisis económica. Plagado con desempleo, privatizaciones e inflación galopante, el país ha experimentado una serie de huelgas, particularmente exigiendo salarios no pagados y por el derecho de organizar sindicatos. El régimen no ha olvidado la oleada de huelgas de 1979 que fueron un factor fundamental de la caída de la monarquía. Por lo tanto, aplasta brutalmente las luchas de la clase obrera.
Nosotros apoyamos a las mujeres, los trabajadores, los jóvenes y todos aquellos que se oponen a la República Islámica. La combinación de las aspiraciones democráticas con las demandas sociales de los trabajadores será el factor decisivo. Cuando la clase trabajadora entra en combate, el movimiento actual podrá adquirir la coherencia y fuerza necesarias para derrocar a la República Islámica y establecer una república social, democrática y laica que genuinamente se opone al imperialismo y el zionismo.
Se requiere de una solidaridad internacional robusta con la lucha por derechos democráticos verdaderos, por la liberación de los presos políticos y la abolición de la pena de muerte, por el derecho a la libre asociación y a la huelga, por elecciones libres, por los derechos de las minorías nacionales y la justicia social, y por la igualdad entre mujeres y hombres.
¡Su lucha es nuestra lucha!