Los acontecimientos del 23 y 24 de junio de 2023 se describen ya como el más grave desafío de política interna planteado al régimen de Putin. En pocas horas, las unidades de Wagner lograron, sin mucha resistencia, tomar el control de Rostov del Don y Voronej, dos grandes ciudades del sur de Rusia. Estas unidades lograron incluso acercarse a unos cientos de kilómetros de Moscú. Al anunciar el inicio de una rebelión militar, el jefe de Wagner, Evgueni Prigozhin, puso abiertamente en cuestión la necesidad del tipo de invasión a gran escala de Ucrania, exigió la destitución de los líderes militares de Rusia y afirmó que su objetivo era la restauración de la “justicia”. Aunque el conflicto se resolvió con poca sangre derramada, parece que la garantía de estabilidad de Putin y la unidad del régimen están comprometidas para siempre.
No hay duda alguna de que Prigozhin es un criminal de guerra y un oportunista que persigue sus intereses personales. En los meses previos al motín Prigozhin hizo numerosas declaraciones denunciando a los líderes militares rusos que intentaban tomar el control de las unidades Wagner compuestas por ex prisioneros rusos y oficiales del ejército retirados [un decreto obligó a la integración de las fuerzas paramilitares en el ejército ruso con una fecha límite del 1 de julio]. Evgueni Prigozhin, que debe su carrera al patrocinio de Putin y que tiene muchas relaciones en el aparato de seguridad del Estado, ha demostrado ser el más consciente de las debilidades del régimen y de la vulnerabilidad de la “cadena de mando” de Putin. Los generales Sergei Surovikin1 y Vladimir Nikolaevitch Alekseev [vicealmirante], que han desempeñado un papel clave en la llamada “operación militar especial” en Ucrania, llamaron públicamente a Prigozhin a “volver a la razón” y a “cerrar el asunto pacíficamente”. La mayor parte del ejército se mantuvo en una neutralidad silenciosa hacia los rebeldes. El ministro de Defensa, Sergei Shoigú, y el Jefe de Estado Mayor General, Valéri Guerassimov, con quien Prigozhin pidió reunirse, nunca comentaron lo que estaba pasando y desaparecieron. Cabe señalar que los folletos distribuidos por Wagner no solo exigían su renuncia, sino también la celebración inmediata de un tribunal militar para Shoigú y Guerassimov, acusados de tratar brutalmente a los soldados, de haber abastecido mal al ejército y de haber ocultado la verdad sobre el desarrollo de la guerra.
En la mañana del 24 de junio, Vladimir Putin pronunció con urgencia un discurso a la nación de cinco minutos. Calificó la rebelión de Wagner de “puñalada por la espalda” al ejército ruso, pero no mencionó acciones específicas para aplastarla. Putin subrayó las dimensiones morales y políticas del motín y lo calificó de traición que merecía la respuesta más severa. Reprochó a los amotinados haber puesto a Rusia al borde de la guerra civil y la derrota militar. Sin embargo, el presidente ruso no citó a nadie [ni siquiera pronunció el nombre de Prigozhin], revelando así su falta de preparación y su incertidumbre ante la situación. Varios miles de combatientes que formaban las columnas de Wagner cruzaron una gran distancia en menos de un día y se detuvieron voluntariamente a 200 kilómetros de Moscú. Al mismo tiempo, el presidente Putin probablemente abandonó apresuradamente la capital, grabando sus discursos desde su residencia de campo lejos de Valdaï. Los gobernadores regionales y los políticos pro-Kremlin juraron lealtad al presidente y al orden constitucional en las redes sociales solo unas horas después del estallido del motín.
Como era de esperar, algunas fuerzas, facciones y ciudadanos no siguieron el llamamiento del presidente a resistir a los traidores y expresaron su apoyo a los rebeldes. Se trata en particular de neonazis de ambos lados del frente: el Cuerpo de Voluntarios Rusos (RDK) que lucha junto a las fuerzas armadas ucranianas y el grupo de sabotaje Russitch, involucrado en un conflicto armado con Ucrania desde 2014 [en las autoproclamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk] como mandatario de Rusia. Prigozhin respondió inequívocamente al mensaje de Putin. Dijo que el presidente estaba “equivocado” sobre la traición de Wagner, se calificó a sí mismo, junto con sus combatientes, como “patriotas de la madre patria”, acusó a los funcionarios de Moscú de corrupción y se negó a retroceder. Buscando ampliar su apoyo, Prigozhin expresó dos demandas características de la oposición anti-Putin: las regiones rusas deberían oponerse a Moscú tras la expropiación de recursos y la dirección rusa está formada por estafadores y funcionarios corruptos que deberían ser desenmascarados y llevados ante la justicia.
Aunque Prigozhin se haya apoyado únicamente en las unidades armadas, el programa que anunció debía conferir legitimidad popular al golpe de Estado. Los habitantes de Rostov del Don aclamaron a los combatientes de Wagner como héroes, demostrando que los eslóganes de Prigozhin podían gozar del apoyo popular. El intento de motín de Wagner también reveló la reticencia de los servicios de seguridad a intervenir activamente en la situación.
La “marcha por la justicia” de Prigozhin terminó de manera tan inesperada como había comenzado. El dictador bielorruso Alexander Lukashenko ha negociado un acuerdo entre Wagner y el Kremlin. Según los términos de este acuerdo, Prigozhin retira sus unidades y los amotinados no son castigados por sus supuestos “hechos de armas”. Los acuerdos con Lukashenko también parecen incluir disposiciones secretas que otorgan a Wagner cierta autonomía y definen el marco para las futuras relaciones con los dirigentes militares. El acuerdo fue garantizado por la “palabra del presidente de Rusia”, como dijo más tarde el portavoz de Putin, Dmitri Peskov. En otras palabras, la ciudadanía está obligada a ignorar los términos y el contenido de estos acuerdos no oficiales. Aunque todas las unidades militares rusas y los ciudadanos comunes fueron llamados bien a participar en el motín bien a resistir a los rebeldes, la crisis se resolvió mediante una conspiración entre dos criminales de guerra, con el autócrata bielorruso desempeñando tanto el papel de mediador como de árbitro.
Si bien las consecuencias de estos acontecimientos son difíciles de predecir, ya está claro que han cambiado para siempre el sistema político de Putin. Si este intento de insurrección militar ha tenido cierto éxito, ¿por qué este ejemplo no podría inspirar otros intentos de aprovechar sus resultados? Las contradicciones dentro de las élites rusas han pasado de los medios de comunicación a la realidad de las ciudades y las fuerzas armadas rusas. El mundo entero ha podido ver que se han resuelto (temporalmente) fuera de cualquier marco legal, gracias al compromiso garantizado por la “palabra” de Putin. En Rusia, el Estado de Derecho ha dejado su lugar a los códigos mafiosos. La palabra respaldada por la violencia es más fuerte que el poder legal o incluso que las declaraciones del presidente abogando por sanciones inminentes. La guerra [contra Ucrania] desencadenada por el régimen de Putin se convierte en una amenaza cada vez más evidente para su estabilidad y conducirá inevitablemente a su colapso. ¿Qué forma tomará este colapso? ¿Podrían manifestarse las masas rusas, intimidadas y privadas de poder? Estas preguntas permanecen abiertas. (Artículo publicado en el sitio ruso Posle, el 26 de junio de 2023; traducción redacción A l'Encontre).
Editorial del colectivo de la web rusa de oposición Posle. Posle (“Después” en ruso) reúne a autores que comparten las mismas ideas: condenamos la guerra, que desencadenó una catástrofe humanitaria, ha provocado una destrucción colosal y se ha traducido en la masacre de civiles en Ucrania. Esta misma guerra provocó una ola de represión y censura en Rusia. Como miembros de la izquierda, no podemos considerar esta guerra por separado de la inmensa desigualdad social y la impotencia en la que se ha sumergido la mayoría de los trabajadores y trabajadoras. Naturalmente, tampoco podemos ignorar una ideología imperialista que se esfuerza por mantener intacto el statu quo y que se alimenta del discurso militarista, la xenofobia y el sectarismo. Nuestra plataforma tiene como objetivo examinar la estructura de estos problemas e imaginar cómo salir de ellos. Posle acoge y está abierta a universitarios, periodistas, activistas y testigos oculares, hombres y mujeres, a todas las personas que buscan comprender el presente y reflexionar sobre el futuro.
26/6/2023
http://alencontre.org/europe/russie/la-marche-de-Prigozhin-de-quoi-sagit-il.html
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur
- 1Fue nombrado general en agosto de 2021 y ascendido a responsable el 8 de octubre de 2022 de la “operación militar especial”. Según Le Monde del 12 de octubre de 2022: “la web rusa en el exilio Meduza, citando fuentes internas del ejército, lo describió como un partidario de los ataques masivos de misiles contra infraestructuras ucranianas, incluidas las civiles. Cuarenta y ocho horas después, se hizo una demostración”. Es cierto que había adquirido su experiencia en Siria. (Red. A l´Encontre)