Por qué ha ganado la extrema derecha en Países Bajos

La victoria de la derecha en las recientes elecciones holandesas no es una sorpresa. Lo que es sorprendente es la importancia de la participación de la extrema derecha en la victoria general de la derecha. Para Geert Wilders, líder del Partido de la Libertad (PVV), la principal organización de extrema derecha de los Países Bajos y aliado del FN/RN, los años de paciencia han dado sus frutos, mientras que el partido de derecha saliente ha jugado y perdido. 

El progreso electoral de la extrema derecha se ha producido en gran medida a expensas del centroderecha. Con 37 escaños parlamentarios sobre 150, el PVV está ahora muy por delante de la lista conjunta de los socialdemócratas y los verdes, que ha quedado en segundo lugar y obtuvo 25 escaños. El número total de escaños de los partidos de izquierda se ha mantenido constante, mientras que los partidos que formaban parte del gobierno de centroderecha han sufrido pérdidas, a veces cuantiosas, de escaños. En otras palabras, la derecha se ha recompuesto y radicalizado, mientras que la izquierda no ha logrado escapar de su posición de debilidad. ¿Cómo explicar esta situación?

En lo inmediato, una elección táctica del VVD, principal partido del gobierno anterior, parece haber fracasado. En julio de este año, el primer ministro Mark Rutte, del VVD, provocó una crisis de gobierno al insistir en mayores restricciones a los derechos de los refugiados. Rutte cruzó deliberadamente una línea roja establecida por uno de los socios de coalición del VVD, provocando el colapso de su propio gobierno y la celebración de nuevas elecciones.

De este modo, el VVD intentó situar la cuestión de los refugiados y refugiadas y la inmigración en el centro de la competición electoral. El VVD esperaba que, moviéndose más hacia la derecha en este tema, podría obtener suficiente apoyo para volver a convertirse en el primer partido del país. Mark Rutte dio paso a un nuevo líder, Dilan Yeşilgöz. El ministro de Justicia del último gobierno, Yeşilgöz, reforzó el perfil derechista del VVD, en particular exagerando la supuesta facilidad con la que los inmigrantes pueden entrar en Holanda.

La apuesta del VVD era que las elecciones se desarrollarían en medio de una polarización entre él y el centro-izquierda en el tema de la inmigración, y Yeşilgöz fue presentado como el sucesor de Rutte. Esta táctica electoral parecía lógica: Rutte había sido primer ministro desde 2010 y su popularidad nunca había flaqueado. Al centrar la contienda electoral en la inmigración, el VVD esperaba evitar cuestiones en las que es vulnerable, como la crisis de la vivienda y el aumento del coste de la vida.

El VVD, sin embargo, ha perdido 10 escaños y ha conseguido sólo 24.

El ascenso de la extrema derecha

Paradójicamente, la táctica del VVD ha funcionado demasiado bien. El énfasis en la llamada “crisis de los refugiados” y en la restricción de la inmigración ha beneficiado al partido que, desde su creación en 2006, siempre ha seguido una política antiinmigrante: el PVV de Geert Wilders.

La victoria de Wilders, sin embargo, no es enteramente mérito del VVD. En las últimas semanas, las y los periodistas han afirmado a menudo que Wilders ha moderado sus posiciones, pero el programa PVV sigue siendo tan radicalmente antiinmigrante como antes. El partido quiere cerrar completamente las fronteras a los y las solicitantes de asilo y aboga por una línea de “no escuelas islámicas, coranes ni mezquitas” en los Países Bajos.

Estas políticas racistas van acompañadas de una retórica represiva sobre la “tolerancia cero hacia la escoria”, incluido mediante el despliegue del ejército, la desnaturalización y expulsión de delincuentes con doble nacionalidad y las detenciones preventivas de quienes se consideran simpatizantes del jihadismo.

Wilders no ha cambiado. Lo que ha cambiado es la dinámica entre la derecha y la extrema derecha. Mark Rutte optó por destituir a Wilders, su principal competidor en la derecha, calificando las posiciones del PVV de “poco realistas” y presentando a su VVD como el partido capaz de implementar políticas de derecha con mayor eficacia. Este enfoque normalizó cada vez más las posiciones del PVV, que fueron rechazadas únicamente porque supuestamente eran imposibles de poner en práctica.

En lugar de tratar de posicionarse como un socio menor del VVD, Wilders insistió en su posición como oposición de derecha a Rutte y continuó insistiendo en sus temas principales. El 22 de noviembre ha recogido los frutos de este enfoque a largo plazo. El hecho de que otro partido de extrema derecha, el FvD, que había disfrutado de un éxito significativo hace unos años, entrara en crisis, en gran parte debido a la megalomanía de su líder Thierry Baudet, también ha beneficiado a Wilders, que ha consolidado y ampliado el voto de extrema derecha.

Wilders es un político experimentado, uno de los miembros más antiguos del parlamento holandés y es capaz de ver más allá del próximo ciclo electoral. Comenzó su carrera dentro del VVD a finales de la década de 1990 y lo abandonó para formar el PVV en 2006. Inicialmente, el PVV combinó políticas racistas y antiinmigrantes con un discurso radicalmente pro-mercado, una versión radicalizada del neoliberalismo del VVD. Sin embargo, durante la última década, el PVV ha cambiado su retórica hacia una especie de “chovinismo de la ayuda social”, presentándose como el protector de la gente común y corriente y de los restos del sistema de bienestar holandés.

Para el PVV, la causa última del declive del Estado de bienestar es la presencia de comunidades de inmigrantes parásitos, especialmente musulmanes, en la sociedad holandesa y el despilfarro de dinero en “pasatiempos de izquierda”, como las medidas para mitigar el cambio climático. Según el PVV, este dinero habría sido suficiente para proteger el nivel de vida de los “verdaderos holandeses”. En su programa electoral, el PVV también presentó propuestas progresistas como la abolición del IVA sobre los productos de primera necesidad, la reducción de los costes sanitarios y el retroceso de la edad de jubilación de 67 a 65 años.

Estas ideas son indudablemente populares, pero son secundarias respecto de la agenda principal del PVV. Para Wilders, son sólo medios para lograr un fin: cerrar fronteras y atacar los derechos de las minorías, en particular los de los y las musulmanes.

Entre 2010 y 2012, el primer gobierno encabezado por Rutte contó con el apoyo del PVV quien, en palabras de Wilders, “aceptó medidas de austeridad a cambio de limitar la inmigración”. En el parlamento, el PVV propuso un proyecto de ley para debilitar los convenios colectivos, votó a favor de restringir aún más el acceso a la seguridad social y se opuso a los intentos de combatir la evasión fiscal. Sin embargo, los partidos de izquierda no han subrayado de forma sistemática que las políticas sociales del PVV son en gran medida retórica vacía.

La izquierda se estanca

La proporción total de los partidos de izquierda en el parlamento nacional se ha mantenido aproximadamente igual que antes de las elecciones. La lista conjunta del partido socialdemócrata PvdA y Los Verdes (Groenlinks) obtuvo en estas elecciones el segundo puesto y ocho nuevos escaños, una progresión modesta y decepcionante.

Este polo de centroizquierda colocó al frente de su lista a Frans Timmermans, ex comisario europeo, y trató de presentarlo como un futuro primer ministro, una personalidad progresista pero también como alguien “seguro” para dirigir el Estado holandés. El enfoque de la coalición PvdA y GroenLinks ha sido combinar propuestas moderadamente progresistas con un aire de experiencia tecnocrática. Su aspiración de formar una coalición de gobierno con partidos de su derecha tuvo cierto éxito en atraer votos del centro, pero no ha atraído a muchos nuevos votantes hacia la izquierda.

El partido de izquierda SP [partido socialista] ha perdido cuatro de sus nueve escaños. El partido se ha obsesionado con la idea de combinar un perfil cada vez más conservador en cuestiones culturales (migración, pero también medidas para combatir el cambio climático) con posiciones socioeconómicas progresistas. Los continuos reveses no fueron suficientes para convencer al SP de cambiar de rumbo.

Su actual líder, Lilian Marijnissen, ocupa este cargo desde 2017: estas elecciones fueron las séptimas en las que el partido ha experimentado un declive electoral. La última vez que el SP pudo avanzar en las elecciones nacionales fue en 2006; y desde entonces ha perdido decenas de miles de miembros. El énfasis del PS en restringir la inmigración laboral durante la campaña electoral reforzó la narrativa de la derecha de que los y las inmigrantes como tales son un problema y no le permitió centrarse en sus puntos fuertes, como la vivienda y la atención sanitaria. El SP acabó perdiendo un gran número de votos hacia la derecha y la extrema derecha.

La desaparición del partido radical BIJ1 (la pronunciación holandesa significa “juntos”) del parlamento fue un trago amargo para la extrema izquierda. Proveniente en particular del movimiento antirracista, el BIJ1 logró obtener el apoyo de ciertos sectores militantes y de la extrema izquierda, pero se ha visto desgarrado por luchas internas. El partido ecologista animalista perdió la mitad de sus escaños y quedó reducido a tres escaños. Este partido había atraído gradualmente un apoyo cada vez mayor para sus posiciones ecológicas de principio, pero seguía dividido y sin tener claro cómo posicionarse en relación con las cuestiones de izquierda en general, no sólo la ecología. Los últimos meses también han estado marcados por una amarga lucha por el liderazgo del partido y por las divisiones internas.

Panorama

La formación de una coalición de derecha liderada por Wilders es una posibilidad real para los Países Bajos. Otro gran ganador en las elecciones de noviembre fue un nuevo partido, el NSC, formado a partir de una escisión del partido demócrata cristiano CDA. El NSC ha ingresado al Parlamento con 20 escaños. El NSC es un partido conservador, una versión de la democracia cristiana sin referencias religiosas explícitas. El CDA, que alguna vez fue uno de los principales partidos del país, ha obtenido sólo cinco escaños.

Con el VVD, el BBB (Movimiento Ciudadano Campesino, otro partido de derecha creado recientemente y basado en gran medida en los restos de la base del CDA) y el NSC, el PVV tendría mayoría. Pero el NSC ha declarado que no está dispuesto a formar una coalición con un partido como el PVV que quiere atacar los principios fundamentales de igualdad ante la ley y libertad de religión. En cuanto al VVD, ha declarado que tras su derrota en las elecciones debería pasar a la oposición. Pero estas objeciones sólo podrían ser maniobras encaminadas a obtener concesiones del PVV. El próximo gobierno probablemente será bastante inestable. Lo cierto es que no quedará mucho de las propuestas económicas progresistas del PVV.

La situación es sombría, pero sigue siendo contradictoria; en las últimas semanas se ha producido la mayor protesta contra el cambio climático en la historia de Holanda, pero el ganador de las elecciones es un partido que se burla del cambio climático como una tontería. Asimismo, la solidaridad con Palestina ha sacado a mucha gente a la calle, pero el PVV está orgulloso de su apoyo incondicional a Israel y quiere trasladar la embajada holandesa a Jerusalén.

En el próximo período, la izquierda los Países Bajos tal como existe estará a la defensiva. Tendrá que contrarrestar las políticas antiinmigrantes y el racismo, y defender los derechos civiles de las minorías, en particular los de los y las musulmanes.

28/11/2023

 

Traducción: viento sur

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