Ahlem Belhadj (1964-2023)

El fallecimiento de Ahlem Belhadj el pasado 11 de marzo en Túnez es una pérdida para el movimiento feminista, al movimiento sindical y a la izquierda revolucionaria de Túnez y de otros países.

Psiquiatra infantil de formación, Ahlem se implicó en la lucha revolucionaria cuando era estudiante, primero como militante en las filas del movimiento sindical estudiantil y después uniéndose al grupo trotskista tunecino afiliado a la Cuarta Internacional. Era una época en la que su país seguía gobernado de forma autoritaria por el fundador del Túnez moderno, Habib Burguiba. En 1987, fue derrocado por un golpe de Estado dirigido por Zine el-Abidine Ben Ali, que gobernó Túnez con mano de hierro hasta su derrocamiento en enero de 2011 por un levantamiento popular. Se sabe que fue el levantamiento tunecino el que desencadenó la onda expansiva revolucionaria conocida como la Primavera Árabe, inspirando a otras poblaciones del mundo arabófono.

Tras convertirse en catedrática de psiquiatría infantil y adolescente, luego jefa del servicio de psiquiatría infantil del Hospital Mongi Slim de La Marsa y presidenta de la Asociación Tunecina de Psiquiatría Infantil y Adolescente, Ahlem prosiguió su compromiso sindical y se convirtió en secretaria general del Sindicato General de Médicos de Hospitales Universitarios, afiliado a la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT).

Al entrar en crisis el grupo revolucionario al que se había unido, se distanció del activismo político organizado, manteniendo al mismo tiempo sus convicciones políticas, lo que se tradujo en el mantenimiento de relaciones personales con la Cuarta Internacional. Al mismo tiempo, Ahlem se implicó de lleno en la acción feminista, convirtiéndose en presidenta de la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas, primero en 2004 y luego por segunda vez en 2011, año de la radicalización de los movimientos sociales tunecinos. En calidad de tal, desempeñó un papel destacado en la agitación revolucionaria de Túnez y en el proceso constitucional posterior, en particular luchando contra la reintroducción de cláusulas discriminatorias contra las mujeres en la nueva Constitución tunecina.

Ahlem se convirtió así en una figura destacada en su país, como demuestra la amplia reacción de los círculos políticos, sindicales y asociativos y de los medios de comunicación ante su muerte. Su reputación como figura destacada del feminismo tunecino traspasó las fronteras: recibió el Premio Simone de Beauvoir en nombre de la AFTD en 2012. Ese mismo año, la revista estadounidense Foreign Policy la incluyó en el puesto 18e de su lista anual de los 100 pensadores más influyentes del mundo. También ha sido objeto de varios reportajes en la prensa internacional.

Su prematura muerte se produjo tras muchos años de lucha contra la enfermedad. Cualquiera que conociera a Ahlem no podía sino admirar su excepcional valor frente a la enfermedad que la consumía, así como las dificultades de su vida familiar. Madre de dos niños pequeños, se vio obligada a cuidarlos sola después de que su compañero Jalel Ben Brik Zoghlami se exiliara y se separaran amistosamente.

Evidentemente, hace falta una fuerza de carácter singular para compaginar las responsabilidades maternales, profesionales, sindicales y feministas como hizo Ahlem durante años. Llamaba la atención por su inteligencia, su afabilidad y su simpatía, así como por su capacidad para reír ante la adversidad. Su muerte es una gran pérdida para todas las luchas que lideró, y una dolorosa pérdida para todos aquellos que la conocieron bien en el transcurso de esas diversas luchas.

13 de marzo 2023

 

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