Medir la gravedad de la situación

Ante el peligro neofascista que representa el FN/RN, el resultado de la segunda vuelta de las elecciones legislativas anticipadas ha dado un respiro. Respiro esencial, porque ha evitado entregarle las palancas del Estado, pero no ha hecho desaparecer los procesos de fondo que se han expresado en las elecciones europeas y legislativas.

La situación política coyunturalmente más favorable en lo inmediato tras las elecciones ha permitido resaltar las respuestas del NFP, los debates en torno a sus propuestas. Pero no puede hacer olvidar las relaciones de fuerzas reales, que nos obligan a afrontar algunas cuestiones estratégicas de importancia.

Patrick Le Moal vuelve a abordar los recientes cambios electorales para extraer de ellos consecuencias en cuanto a tareas inmediatas: unidad, reconstrucción de un horizonte emancipador, necesidad de una fuerza política … con el fin de hacer frente al neofascismo.

El peligro de un poder neofascista, ante nosotros

En la primera vuelta de las elecciones legislativas de 2017 (51% de participación), alrededor de 3 millones de votos se dirigieron al FN. En las legislativas de 2022 (52,5% de participación) RNobtuvo 4,2 millones de votos, a los que se podría añadir el millón de Reconquista, esto es más de 5 millones de votos para la extrema derecha neofascista. En la primera vuelta de las legislativas de 2024 (66,7% de participación), RN ha obtenido 9,4 millones de votos, más otro millón de votos a diversas listas de extrema derecha, lo que hacen entre 10 y 11 millones de votos a la extrema derecha neofascista.

En siete años, el número de sus votantes se ha multiplicado por 3,6 y representa el 30% de los votos emitidos, el 20% de los inscritos. Entre 10 y 11 millones de votos estabilizados hoy día por RN y sus aliados, y cuando los abstencionistas votan, el número de sus votos aumenta, como lo demuestran los 13 de millones de votos a Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2022, con una participación del 72%.

Es una cifra considerable, y lo que es más inquietante aún para nosotros, la mayor parte de esos votos proviene de las clases populares, de explotados y oprimidos, y el binomio Le Pen/Bardella les ha permitido obtener resultados significativos en nuevos sectores del electorado: jóvenes, primeros votantes, cuadros, CSP+ [“categorías socioprofesionales más favorecidas”], a añadir a los del sur de Francia o de las antiguas cuencas industriales deprimidas.

Estos resultados dan a los neofascistas los medios para ser mayoritarios en las importantes citas electorales de los próximos años, tanto la elección presidencial como las legislativas.

Aunque el frente republicano iniciado por el NFP ha permitido impedir esta conclusión, el actual sistema electoral posibilita a una fuerza política que obtenga el 30% – 35% de los votos en la primera vuelta tener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. RN está por tanto en condiciones de apoderarse de los engranajes del aparato de Estado, lo que cambiaría considerablemente la relación de fuerzas y representaría un peligro cualitativamente diferente de lo que hemos conocido desde la Segunda Guerra mundial.

Estos resultados electorales no se traducen hoy día en la construcción de un partido de masas neofascista: fuera de las elecciones, los grupos militantes neofascistas de RN están poco presentes en la vida cotidiana, en los combates sociales.

Pero el clima creado por las victorias electorales del RN, el aumento constante del nivel de violencia en los posicionamientos y polémicas, dejan el campo libre a los comportamientos racistas, xenófobos, islamófobos, homófobos, tránsfobos, climato-escépticos y otros, de las organizaciones claramente fascistas, de los grupos de extrema derecha violentos, y también a nivel de los individuos. Hemos visto miles de ejemplos en los últimos meses, desde comportamientos y reflexiones racistas desacomplejadas a nuestro alrededor, en los medios laborales, incluyendo aquello con una gran tradición de izquierda (entre los ferroviarios, por ejemplo), los intentos de intimidación, incluso amenazas de muerte en redes sociales, que se han multiplicado. Todo ello muestra lo que supondría para todas y todosuna victoria de los neofascistas, aún cuando el resultado electoral ha relativizado provisionalmente estos ataques efectivos y potenciales.

De igual manera, hay que considerar el papel que juega ya la Coordinación rural e inquietarse por su influencia en la acción directa contra las movilizaciones ecologistas, en particular en las movilizaciones contra las cuencas o la autopista A69.

Con respecto a las corrientes fascistas de los años 1930, el RN no ha retomado el aspecto revolucionario, la construcción del «hombre nuevo», la transformación de la sociedad. Pero el fondo común con el fascismo está ahí, en la defensa de la libertad de emprender, de las empresas, del productivismo en todas sus formas, contra toda acción autónoma de clase, contra las organizaciones democráticas, asociativas, sindicales y políticas, teniendo como centro de gravedad ideológica la preferencia nacional, la identidad, el racismo, en un país profundamente marcado por su historia colonial.

RN se construye hoy día principalmente como una fuerza institucional, cada vez más entregrada en el funcionamiento de las asambleas, ayuntamientos, donde tienen electos. Una de sus principales preocupaciones en estos momentos es ganar varios cientos de ayuntamientos en 2026 para asentar en profundidad esta evolución.

Ahora mismo posee ya importantes puntos de apoyo en el seno del aparato de Estado, como muestra su influencia en los sindicatos mayoritarios en la policía, y en el ejército. No olvidemos la tribuna aparecida en Valores Actuales, un año antes de las elecciones presidenciales de 2022, firmada por una veintena de generales, un centenar de altos mandos y un millar de militares de distinta graduación, denunciando el "deterioro" de Francia "a través de cierto antirracismo", "el islamismo y las hordas de barrio", y declarándose dispuestos a apoyar las políticas que "defienden la nación". Añadían: "si no se hace nada, la laxitud continuará extendiéndose inexorablemente en la sociedad, provocando al final una explosión y la intervención de nuestros camaradas en activo en una peligrosa misión de protección de nuestros valores civilizadores y de salvaguarda de nuestros compatriotas en el territorio nacional".

Le Pen se apresuró a suscribir estos análisis y a invitar a sus autores a sumarse a su acción.

Desde entonces ha aumentado el número de altos funcionarios que se han sumado al RN y a sus perspectivas y se da por hecho que la casi totalidad del aparato de Estado serviría «lealmente» a un poder dirigido por neofascistas, como fue el caso cuando Pétain llegó al poder en 1940.

En una serie de cuestiones estructurantes, el RN ha establecido su hegemonía, reproducida por la casi totalidad de los medios de comunicación, de los gobiernos, sobre el "problema de la inmigración", la islamofobia, la seguridad y las políticas represivas atentatorias de las libertades, la ecología punitiva, el wokismo, etc. Asistimos a una «extrema derechización» de la derecha y del macronismo. No hay más que ver las condiciones de constitución del gobierno Barnier. Se añade a eso la sistematización de mentiras descaradas, ataques verbales, agresiones simbólicas de los gobernantes maltratando a los medios populares, toda una violencia política que un día u otro se expresará en el terreno político y electoral.

Una parte de la burguesía es favorable a una evolución libertariana del neoliberalismo, centrada en la destrucción de lo que queda del Estado social y en limitar las funciones estatales a la represión. Ve con buenos ojos a estos neofascistas que la parecen útiles para realizar este proyecto. Más allá de esta corriente, las relaciones de las organizaciones patronales con RN han evolucionado, porque las políticas neoliberales dirigidas contra las clases populares imponen enfrentamientos de clase cada vez más duros, en las cuales dicha corriente puede ser útil. Si en 2022 el Medef llamó a votar a Macron para cerrar el paso al FN en la segunda vuelta de las presidenciales porque su programa amenazaba con llevar al país a «un impasse», nada de esto ha ocurrido en 2024 cuando la eventualidad de que RN fuera mayoritario era mucho más grande. Según las encuestas, cerca del 20% de los empresarios cercanos al Medef han votado al RN en la primera vuelta, y la CGPME constata beatamente que RN da menos miedo a las empresas que el NFP. Las reuniones oficiales e informales entre responsables del RN y de la patronal, las declaraciones razonables de Bardella al Medef, confirman este movimiento.

Hay un indicador que no engaña: la subida de la Bolsa tras la primera vuelta de las elecciones legislativas que puso en cabeza al RN.

Esta evolución general no es específica de Francia: hoy día, los gobiernos y poderes autoritarios, incluso dictatoriales, algunos con referencias similares al RN, dominan en el mundo. Se trata de una evolución global del modo de dominación del capital, en el que se integra el ascenso de RN.

Éste es el peligro, pero no se trata de lamentarse, sino de medir la situación, comprender sus causas y los resortes para actuar eficazmente. La historia nunca está escrita de antemano, depende en lo fundamental de la acción de las y los de abajo, de las y los que rechazan este orden dominante.

La izquierda unida es superada electoralmente por RN

En la primera vuelta de las legislativas de 2017 (51% de participación), más de 6 millones de votos fueron para las diversas listas de lo que hoy es el NFP, el doble de votos que el FN. La LFI por sí sola, con 2,5 millones de votos, pisaba los talones al FN (3 millones).

En las legislativas de 2022 (52,5% de participación), la NUPES cosechaba 5,8 millones de votos, a los que se podía añadir otro millón de votos hoy en el NFP, aún más que los 5 millones de votos a la extrema derecha neofascista, aunque lejos del doble.

En la primera vuelta de las legislativas de 2024 (66,7% de participación), la NFP recibía, por primera vez en la historia, menos votos que la extrema derecha neofascista, 9 millones de votos.

En 7 años, mientras el número de votantes a los neofascistas se ha mulplicado por 3,6, pasando de 3 a 10/11 millones de votos, el de la izquierda política, incluyendo todas las tendencias, ha pasado de 6 a 9 millones. Esta es la cruda realidad, lejos de los porcentajes y de los resultados en diputados que son una especie de trampantojo.

Se puede utilizar la dinámica política creada por este trampantojo producido por el sistema electoral de la V República, que permite al NFP con 9 millones de votos tener 178 diputados, mientras que RN con 9,4 millones de votos sólo consigue 125, sin contrar el hecho de que los macronistas de Ensemble, con 6,5 millones de votos en la primera vuelta, tengan 150 diputados. Pero no se puede confundir la ilusión óptica con la realidad, que de una u otra manera nos alcanza a todos.

Para determinar nuestra acción en una situación en que el NFP, agrupando a todas las izquierdas, de la izquierda social-liberal a la izquierda rupturista, consigue menos votos que RN, hay que partir de esta realidad, a la vez que utilizando todos los medios a nuestra disposición para cambiar esta relación de fuerzas, deconstruir los ataques más violentos contra las clases populares de estos últimos años y obtener algunas mejoras que modificarían la relación de fuerzas entre las clases en favor de los explotados y oprimidos.

La burguesía saca las consecuencias: todo salvo el NFP

Las políticas neoliberales han aplastado el peso electoral de los partidos burgueses electorales de derecha y del macronismo, sabiendo que éste ha integrado a la parte más derechista de los socialistas adheridos al neoliberalismo. En 2017, este polo era por sí solo más importante que los otros dos juntos, con más de 12 millones de votos (de ellos, 6,4 a la República en Marcha de Macron), contra 6 millones para las izquierdas y 3 para FN.

Entre 2017 y 2024 este polo ha perdido 3 millones de votos, mientras que la izquierda ganaba 3 millones y el RN más de 7 millones.

Hoy día, los tres polos se encuentran entre los 9 y los 11 millones, pero el de la derecha y el macronismo se ha vuelto más pequeño que los otros dos y la radicalización de los voto ha favorecido más a los neofascistas.

Los resultados en las elecciones europeas y sobre todo en las legislativas de 2024 se producen sin el efecto dinámico de las elecciones presidenciales, pero muestran que la volatilidad electoral tiene límites: hay una evolución fundamental de la situación política, que va mucho más allá de la crisis política de la que es sólo la ilustración. Se ha quebrado el consentimiento al orden capitalista, a las políticas neoliberales, pero eso ha beneficiado sobre todo a los neofascistas. Aunque siempre ha habido un voto de derechas en el mundo obrero1, "esta fracción conservadora, que era gaullista, se ha movido en gran medida hacia la extrema derecha. Otra parte, abstencionista, también se ha movido. Y sobre todo, hay un efecto de generación"2.

Lo ha comprendido la burguesía, que en esta situación preferirá siempre aRN que al NFP y por tanto preferirá organizar su dominación de clase con RN.

Esto ya ha comenzado con la adhesión de Ciotti, y se constata que el traspaso de votos de LR hacia RN ha sido más importante que a un candidado LFI, cuando se han enfrentado.

Lo demuestra también el hecho de hacer públicas las cenas Le Pen/Bardella con Édouard Philippe y Lecornu (Ministro de las Fuerzas Armadas) en casa de un antiguo miembro de LR próximo consejero de Macron, que no han provocado crisis, ni tan siquiera remolinos, en el seno de la derecha y del macronismo.

Tampoco reacciones a la publicación de informaciones sobre el proyecto Pericles3 para organizar la implantación en todos los escalones del poder de una alianza RN/derecha conservadora, invirtiendo 150 millones de euros en 10 años para hacer mayoritarias sus ideas, sobre todo a través de laboratorios de ideas («think tank») y medios de comunicación, para identificar las elecciones prioritarias (ayudar a lograr más de 1000 alcaldías, de las cuales 300 para RN, antes de las presidenciales/legisltivas de 2027), proporcionando una reserva de personal político por medio de escuelas de formación.

A nivel europeo, la visualizada extrema derecha, que aumenta su número de votos de forma significativa (Francia, Italia, Alemania, Estado Español, Portugal) dirige dos gobiernos, en Hungría y en Italia, y participa en varios gobiernos con la derecha parlamentaria, en Finlandia, Holanda, Suecia y Croacia4.

Es tiempo de cuestionamiento, de reflexión, y de acción

Del lado de quienes luchan contra la explotación y las opresiones bajo cualquier forma, donde las divergencias en las izquierdas sonmuy reales sobre muchas cuestiones, la condición previa absoluta de toda discusión es rechazar seguir como hasta ahora, como si no hubiera riesgo, como si nuestra acción pasada hubiera estado a la altura de este riesgo. ¡Rechacemos la política de la avestruz!

Muchas decisiones, comportamientos, muestran que la amenaza neofascista no está siendo tomada en serio por muchas corrientes políticas5. Sin embargo, aunque la situación actual es desde luego el producto de los cambios del capitalismo, de las crisis ecológicas, de la evolución de las relaciones de fuerza mundiales, también lo es en cierta medida de las políticas puestas en marcha por las izquierdas, ¡por todas la izquierdas, desde las corrientes más derechistas a las organizaciones más radicales!

El punto de partida de la discusión sobre los futuros calendarios políticos y sociales no puede ser más que la idea de que hemos fracasado, y de que todas y todos estamos llamados, cada cual en la medida de su tamaño y de sus medios, a asumir nuestras responsabilidades para impedir este avance de los neofascistas en el campo político. Continuar como antes no responde al reto actual: obstaculizar el ascenso del RN al poder de Estado.

En el caso de las corrientes mayoritarias del NFP, ¿se puede considerar que las divisiones y pequeñas maniobras vividas durante las europeas han quedado definitivamente atrás? ¿La motivación que estaba tras la constitución del FNP fue detener al RN, como deseaba la inmensa mayoría de electoras y electores populares de las izquierdas (y como se expresó en la presión ejercida sobre los estados mayores), o salvar el máximo de puestos de diputados en la Asamblea Nacional? ¿En qué medida la izquierda política utilizó la amenaza para salvarsey no por tener en cuenta la gravedad de la situación?Como mínimo se plantea la cuestión, vista la energía gastada en purgas en el LFI incluso en el momento de las elecciones, el rechazo de muchos candidatos a hacer campañas unitarias, haciendo campaña cada partido sin buscar asociarse con los otros, aún menos constituir comités de apoyo abiertos, incluso evitando referirse al NFP, cuando ésa era la aspiración popular, y en general la ausencia de cualquier mención, en muchas profesiones de fé y declaraciones,al peligro de RN.

La construcción de LFI ha permitido expresarse a escala de masas una respuesta política en oposición al neoliberalismo y redefinir en parte las relaciones de fuerzas en el seno de la izquierda, el PS sale revigorizado de los últimos episodios,con un renacimiento del social-liberalismo que incluso se ha integrado en el NFP (Hollande-Glucksman), pero el nuevo equilibrio a la izquierda no ha impedido que la contestación del orden sea captado principalmente por los neofascistas.

Los social-liberales, divididos entre quienes estaban dispuestos a negociar un lugar en un gobierno y quienes piensan que sólo el NFP les puede permitir reconstruirse, difuminando su actuación en el gobierno durante los últimos treinta años, se dedican ya a preparar las elecciones presidenciales, intentando cada grupo poner en órbita a un candidato susceptible de estar en la segunda vuelta por delante de LFI.

La estrategia de LFI está centrada en las elecciones presidenciales y en la perspectiva de una segunda vuelta que opondría a Jean-Luc Mélenchon (JLM) con Marine Le Pen, y todos los ataques se centran por tanto contra Macron. Pero este proyecto parece extremadamente arriesgado sin un cambio en las relaciones de fuerzas, sóloposible con poderosas movilizaciones populares. No se puede repetir en 2027 la misma política que en 2022 y 2017, porque la posición de JLM está degradada. Pero todas las decisiones políticas de LFI se articulan en la reproducción del mismo escenario. Y aunque se produjese la victoria, todavía haría falta obtener una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, cada vez menos probable, mayoría que no impediría la resistencia encarnizada de la burguesía y de las instituciones imperialistas contra cualquier política antiliberal.

En la extrema izquierda, la existencia de una corriente anticapitalista y unitaria ha permitido la presencia política de una respuesta socialista, ecosocialista, pero sin estar por ello en condiciones de influir en las relaciones de fuerzas globales.

Para las organizaciones sindicales, divididas, fragilizadas, las derrotas acumuladas desde la victoria del movimiento de la juventud contra el CPE en 2006, a pesar de las muy masivas movilizaciones, por ejemplo en 2010 2015, 2023, obligan a redefinir los modos de acción. Después del éxito de 1995, las movilizaciones han permitido retrasar, obstaculizar las contrarreformas, los ataques contra los asalariados, limitar el coste, pero nunca han permitido ganar.

Las movilizacones feministas y ecologistas han permitido victorias (NDDL, la ola Mee Too), avances en los combates políticos, en las batallas ideológicas, pero no juegan hoy un papel de estructuración del movimiento social a escala masiva.

La inmensa movilización de los Chalecos amarillos, por el hecho de su carácter muy espontáneo y el retraso del movimiento obrero organizado y de las corrientes de la emancipación en comprender su importancia, no sólo no ha tenido consecuencias políticas positivas, sino que ha beneficiado electoralmente en gran medida al RN, que sin embargo se había mantenido a distancia.

Las movilizaciones contra el racismo sistémico, las violencias policiales, han mostrado la disponibilidad de una parte de la juventud, pero también fuera de estructuraciones significativas.

Sobre las causas que llevan a esta situación, vista desde el lado de los dominados

Se siguen sintiendo los efectos en profundidad de las políticas neoliberales: la destrucción de las concentraciones obreras, la imposición de un desempleo masivo, la pauperización de sectores importantes de las clases populares, los ataques repetidos contra las conquistas de las luchas del siglo XX y contra las organizaciones que surgieron de ellas, la destrucción de los colectivos de trabajopor las políticas de individualización de los asalariados, lo que hace que los lugares de trabajo sean cada vez menos estructurantes para la acción colectiva.

La aceptación por la social-democracia del marco neoliberal en el momento en que desaparecían las llamadas sociedades «socialistas» surgidas de las revoluciones del siglo XX, tras la caída del Muro de Berlín, el paso al capitalismo en China, han hecho desaparecer a escala de masas la idea de que, partiendo de las y los de abajo,esposible construir una sociedad de paz, sin explotación ni opresiones, una sociedad ecosocialista emancipada. Porque un nuevo factor se impone con todo su peso: las crisis ecológicas que sacuden a la vez a las sociedades actuales y al proyecto socialista. Porque no puede haber emancipación sin una transformación en profundidad del sistema productivo para disminuir las producciones materiales.

La conjunción de estos procesos resumidos brevemente explica esta deriva de una parte significativa de las clases populares. Sin esperanza en un mundo mejor construído entre todas y todos, se han instalado el rechazo o el miedo al desclasamiento, la búsqueda del chivo expiatorio. El voto RN, en particular en las clases populares, se alimenta de estos temores, así como del rechazo a ver desaparecer un mundo en el que los servicios públicos permiten una vida mejor, y los trabajadores por medio de su actividad crean el progreso humano, y los campesinos dominan la naturaleza, y el esfuerzo permite tener una casa, y los sacrificios de los padres ofrecen un futuro mejor a sus hijos, aunque también un mundo donde los hombres dominan a las mujeres, y Francia no se deja dirigir por tecnócratas europeos, y los blancos son superiores a los hombres y mujeres de color, y «nuestro país» domina las colonias para civilizarlas… Se trata de un voto contra el declive, contra la pérdida de lo que podía aparecer como una solución para vivir mejor.

"En un período en que una sociedad o un Estado parece estar en declive irreversible, sus sistemas político, económico y cultural no logran adaptarse o progresar… esto se transmite para los individuosen un sentimiento de desilusión y de impotencia, ya que fuerzas históricas más importantes hacen aparentemente vanos los esfuerzos personales, llevando a fracasos recurrentes en sus aspiraciones a una vida próspera"6.

¿Por qué los militantes de las izquierdas, cualesquieras que sean, no han medido la amplitud de la ola electoral neofascista en expansión? Responder a esta cuestión es interrogarse sobre la naturaleza de la relación que tenemos, cada cual a nuestro nivel, con la masa de explotados y oprimidos.

Sin embargo, había muchas y diversas alertas. Las investigaciones sobre la sociología de los votos muestran un ascenso regular de los votos de obreros y empleados a los neofascistas desde 1988, pasando del 17% al 57% en el caso de los obreros, del 14% al 44% entre los empleados. Hasta 2012, los votos acumulados para los candidatos de izquierdas eran superiores a los dirigidos hacia los neofascistas en estas dos categorías (empleados 47/22%, obreros 42/29%).

Desde 2017, los votos a los neofascistas igualan o superan a los votos a las izquierdas en estas dos categorías. Este año, entre los obreros el voto RN ha más que duplicado el voto NFP (57/21%), y es claramente superior entre los empleados (44/30%). El voto al NFP sólo supera al RN en las profesiones intermedias (35/31%), cuadros (34/21%), en jóvenes menores de 24 años (48/33%) y entre 24 y 35 años (38/32%).

Es una confirmación del hecho de que los partidos de izquierda que centran susvínculos en las citas electorales y en el marco del funcionamiento de las instituciones (parlamento, alcaldías…) tienen una relación distendida con la gran masa de los medios populares. Incluyendo a LFI, la izquierda de ruptura con el social-liberalismo que tiene una implicación real en muchas movilizaciones, una dinámica militante real, que se ha quedado centrada en las citas y ritmos electorales, con un papel central en los electos. Intentar ser viral en las redes, obtener votos en las elecciones, no tiene la misma lógica que trabajar en organizar las luchas cotidianas, los medios de trabajo, de vida, esforzarse en merecer la confianza al calor de la acción colectiva.

Y las corrientes anticapitalistas son demasiado débiles para ocupar eficazmente este espacio.

Por su parte las organizaciones sindicales, en aquellos sectores con presencia, están mucho más próximas a los asalariados, lo que explica las reacciones, llamamientos al voto y diversos posicionamientos: sus animadoras y animadortes tienen conocimiento de la presión del voto neofascista en los lugares de trabajo.

Los sindicatos se han movilizado en estas elecciones de 2024 como nunca antes. El resultado es globalmente positivo, ya que el voto a candidatos del NFP en la primera vuelta de las legislativas es mayoritario entre quienes se declaran próximos a un sindicato de la FSU (76%), la CGT (61%), Solidaires (52%), y es el primero en FO (37%), la CFDT (35% … aunque es del 29% para los macronistas). El voto a RN es importante, el 17%, entre personas cercanas a la CFDT, la CGT y Solidaires, 27%de FO y 26% de UNSA, que sin embargo habían llamado a derrotar al RN. Sólo la FSU escapa a esta situación (el 4% de las personas próximas votan RN).

Los movimientos en los últimos diez años son interesantes y muestran que el trabajo sobre el peligro neofascista puede tener efectos.

En el caso de los próximos a la CGT, el voto FN/RN (17%) ha disminuído desde la primera vuelta de las presidenciales de 20227, cuando alcanzó el 26% (15% en 2017, 9% en 2012).

Entre los próximos a la CFDT, el voto a la izquierda ya no es mayoritario desde 2002 (a excepción del amplio apoyo a Hollande en 2012: 56%), el de los macronistas, que llegó al 48% en 2017, 44% en 2002, disminuye, quedándose en todo caso en el 29%, y el voto FN/RN ha evolucionado, 7% en 2017, 18% en 2022, para seguir siendo el 17% al día de hoy.

Hay que recordar que las organizaciones sindicales no tienen contacto permanente y directo con el conjunto de asalariados: teniendo en cuenta la fragmentación del trabajo asalariado desde hace más de treinta años, al menos la mitad de los asalariados trabajan en establecimientos de pequeño tamaño, tanto en el sector terciario como en la industria. El desmoronamiento de todas las estructuras de trabajo, la individualización de los horarios, el teletrabajo, la uberización, aumentan esta distancia.

Sin embargo, las clases populares son activas en este país, a diferencia de lo que ocurre en otros de Europa. Y en todos los terrenos, en las formas más diversas: Chalecos amarillos, jóvenes de barrios populares que sufren violencias policiales, y más recientemente en las movilizaciones de solidaridad con Palestina, movilización por la defensa de las pensiones, manifestaciones y acciones ecologistas, movimientos feministas, LGBTI, movimientos campesinos… no hay una sola capa de explotados y oprimidos que no reaccione en oposición a las políticas neoliberales.

Pero aunque los neofascistas no están visibles en las movilizaciones sociales, eso no les hace desaparecer del campo político global. La movilización estrictamente económica, no ligada al combate político de conjunto no basta para producir una politización emancipadora: ¿cuántos asalariados contra la reforma de las pensiones han votado RN?

Hay que abordar las cuestiones directamente políticas, convencidos de que la simple demonización de los neofascistas, aunque permita homogeneizar a una parte de los dominados, no bastará para modificar la relación de fuerzas global. Es indispensable actuar sobre los resortes del voto neofascista popular, llevar una batalla por el derecho a la libre circulación, porque la inmigración es un bien para la sociedad y no un problema, contra las concepciones de la laicidad represiva y excluyente, por la solidaridad internacional, las políticas sociales, los servicios públicos… y volver a conectar con estas partes de las clases populares en base a las necesidades, sin concesión sobre el fondo.

¿Cómo pueden resistir los explotados y oprimidos a este espíritu de la época, evitar la catástrofe y reconstruir un proyecto emancipador colectivo, reconstruir otra hegemonía política?

"Tenemos que construir la hegemonía en la izquierda y en el país en un mismo movimiento. Pero la hegemonía es lo contrario de la exclusión: supone agregar fuerzas políticas y sociales diversas, ejerciendo sobre ellas lo que Gramsci denominaba una capacidad de dirección, imponiéndoles nuestros temas."8

Hacer frente dentro de la más amplia unidad política y social

Ante el peligro, el sobresalto electoral defensivo que ha permitido evitar la toma del poder por el RN, ha reunido mucho más allá que los partidos políticos miembros de esta unión,para asegurar el éxito de las candidaturas del NFP. Todos los medios militantes han sabido cerrar filas, a pesar de sus diferencias, sus numerosas e importantes divergencias, en una rara unidad, que ha permitido y acompañado una movilización excepcional de los medios populares inquietos por las consecuencias de una derrota.

Se ha afirmado así la unidad del campo de las y los de abajo como polo de resistencia, el único verdadero. El RN en el poder delimitaría este campo, reprimiendo de una forma u otra a todos sus miembros, incluso de corrientes reformistas y derechistas, como el PS y los Ecologistas. Todos estarían en la misma cesta.

Había que sumarse a este poderoso movimiento por la victoria del NFP, esencial como dique inmediato. Pero no hay que quedarse en esta secuencia política.

La situación que se abre es una situación política altamente inestable, sin mayoría simple en el parlamento, con un presidente y dirigentes dispuestos a cualquier cosa para conservar sus poderes, una burguesía decidida a continuar imponiendo sus puntos de vista, incluso con el RN.

La unidad conseguida de forma casi natural en las elecciones debe anclarse de forma duradera para hacer frente a las crisis políticas que se van a suceder.

Para ello, partamos de lo que ha existido durante algunas semanas. El reto de las semanas y meses que vienen es conseguir de forma duradera la acción común frente al enemigo común, en un marco unitario más amplio, en el que se organicen por la base, y después en el plano nacional, grandes iniciativas comunes, comités que tengan como referencia el NFP, incluyendo todas las formas de resistencia al peligro neofascista, los sindicatos, las asociaciones, todas las formas colectivas existentes, entre los cuales los partidos, tanto las organizaciones en ruptura con el neoliberalismo y el capitalismo como las más reformistas, no sean más que una de las componentes, sin imponer su agenda y sus necesidades. La estructuración de la unidad a todos los niveles exige que no esté centrada en el apoyo a la acciòn de los parlamentarios, sino en la aplicación como mínimo del programa del NFP, y apoye todo lo que vaya en ese sentido, unificando en la acción en torno a las principales exigencias del programa del NFP que se oponen tanto a las políticas neoliberales de los macronistas como al proyecto de RN.

¿Están los partidos miembros del NFP, tan diferentes como son, dispuestos a implicarse en esta perspectiva? Son máquinas electorales, ninguno pretende apoyarse en colectivos militantes permanentes, democráticamente organizados, buscando estructurar de forma permanente a sectores populares, con el objetivo de organizar a las y los de abajo a partir de sus necesidades cotidianas, para romper el aislamiento y la desesperanza. ¡Habrá que cambiar esto!

Este frente único político y social es esencial para cambiar la relación de fuerzas global, para romper todos los procesos de individualización, para reconstruir en todas partes grupos militantes que restablezcan respuestas colectivas en lo cotidiano, en los lugares de trabajo y de vida, a una escala de masas, sin esperar las citas electorales.

El NFP ha suscitado cierta esperanza y una importante movilización que no hay que decepcionar. Si resurge la división, por segunda vez después de la Nupes, el fracaso sería entonces más doloroso y las consecuencias electorales a medio plazo serían aún más costosas. Es responsabilidad de todas y todos evitar esto.

Dividir al campo de enfrente, el de «todo salvo el NFP»

La relación de fuerzas global no está a nuestro favor, debemos hacer todo lo posible por reforzar nuestro campo y debilitar a la vez el de «todo salvo el NFP».

Unificar nuestro campo es el punto de partida, pero para ir más lejos debemos ser capaces de dividir el campo de enfrente, hacer acentuar las divisiones entre ellos, sin ninguna ilusión con alianzas puntuales, formalizadas o no, en todas las ocasiones, en todos los ámbitos.

Ya sea en cuestiones anecdóticas como la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, o en las llamadas cuestiones de sociedad, o en las decisiones internacionales, cualquier oportunidad que se presente que acentúe las divergencias en el bloque de enfrente será buena.

Reconstruir una perspectiva emancipadora

Es un trabajo de larga duración, a realizar entre la espada y la pared, pero ineludible si el objetivo es invertir realmente la relación de fuerzas. La cuestión de una nueva expresión política de los explotados y oprimidos, de una reconstrucción de un movimiento emencipador del siglo XXI estuvo en el centro de las reflexiones cuando se lanzó el NPA. Su fracaso no hace desaparecer la cuestión de la constitución de la «clase para sí», hoy más esencial que nunca para las y los de abajo.

El proyecto socialista necesita una amplia refundación, en una época de "doble crisis histórica: la crisis de la alternativa socialista frente a la crisis multiforme de la civilización capitalista"9. La crisis ecológica sacude nuestra capacidad para imaginar el futuro. La promesa de un futuro radiante gracias al progreso, a la civilización industrial, creó un poderoso imaginario que ahora ha quedado atrás. Debemos recrear un destino común creible, atractivo, una unificación de los dominados en torno a un proyecto positivo, en torno a ejes deseables, una revolución ecosocialista, para «poner fin a las regresiones sociales y democráticas que acompañan la expansión capitalista mundial, pero también para salvar a la humanidad de una catástrofe ecológica sin precedentes en la historia humana. Estos dos objetivos están inextricablemente unidos»10. Los marxistas revolucionarios no dogmáticos, que alimentan sus reflexiones con las experiencias de las luchas, pueden jugar un papel importante en la elaboración de dicho proyecto, a condición de dar prueba de humildad, porque la refundación sólo puede existir con la implicación de todos los movimientos de lucha contra todas las formas de dominación y de opresión.

El objetivo que debemos fijarnos es la construcción de un movimiento, un reagrupamiento, una alianza, un frente… un partido que tenga un proyecto emancipador, portador de una perspectiva de ruptura con el capitalismo y el productivismo y de construcción de una sociedad emancipada, ecosocialista, que pone en el centro de su actividad la respuesta a las expectativas populares por la movilización, por la autoorganización en las empresas, los barrios, las asociaciones, la vida colectiva, sin someterlas a los ritmos electorales, a la vez que comprendiendo que estos plazos son importantes en la relación de fuerzas.

Dicho instrumento político, que pretende organizar a decenas, centenares de millones de oprimidos para poder tener eficacia, sólo puede nacer de una maduración en el seno de todas las experiencias políticas, sociales, sindicales más diversas, y no por la adhesión a un proyecto «llave en mano», por inteligente que sea. Debe repensar la articulación entre todas las formas de acción contra el sistema: en las elecciones, las instituciones, en el plano de la economía, la organización colectiva en los lugares de trabajo, los barrios, el lugar de las cooperativas, las acciones de solidatidad concreta, en otras palabras interrogar la forma y la función de todo el repertorio tradicional, por ejemplo redefinir y recomponer las funciones de un mítin, de una reunión, de una manifestación, de una huelga, de un panfleto, de un cartel, de un portal de internet, de las acciones de desobediencia civil, de una acción directa, para volver a dar un sentido global a lo que con frecuencia se practica de manera ritual. El objetivo debería ser la redefinición multidimensional del sentido y del lugar de las iniciativas y campañas políticas. En cada iniciativa hay que definir el o los objetivos, y medir lo que se ha ganado o al menos ha permitido avanzar. Pensar las acciones y los instrumentos para que permitan experimentar nuestra potencia colectiva, reforzarla por tanto, jugando un papel decisivo la autoorganización. En este movimiento de ida y vuelta entre las reflexiones y las prácticas puede nacer una alternativa política. La inventiva de los «Levantamientos de la tierra» nos indica el camino.

Para hacer frente a esta tarea, hay que medir bien las dificultades.

LFI tiene un lugar central e imprescindible como fuerza de izquierda antiliberal. Su existencia ha permitido combatir las orientaciones de la izquierda social-liberal, la emergencia de diputados surgidos del movimiento social, y la movilización de una parte de la juventud. Tiene una audiencia real en algunos barrios populares, pero su lugar relativo en el seno de las izquierdas ha retrocedido, sin duda en parte relacionado con su práctica hacia el movimiento social.

Al comienzo de la inmensa movilización de 2023 contra la reforma de las pensiones, JLM pensó estar en condiciones de dirigir el movimiento sin las organizaciones sindicales. LFI tuvo la iniciativa de una manifestación importante, aunque sin comparación con las capacidades de movilización de la intersindical. Y cuando el movimiento, dirigido por esta última, ganó toda su amplitud, LFI bloqueó con su política de obstrucción en el parlamento11 cualquier posibilidad de trabajo concertado entre los diputados de la Nupes y la intersindical, lo que le impidió ser el corresponsal político natural de la movilización, cuando la unidad en la calle era enorme y el movimiento tenía una hegemonía en la sociedad. Esta actitud de LFI le supuso verse denunciado por querer«apropiarse del movimiento social para relegar a los sindicatos a un segundo plano», lo que ha dejado heridas.

Más en general, LFI no está en condiciones de ser el crisol de constitución de una nueva expresion política, por dos razones fundamentales, intrínsecamente unidas.

La primera es que sólo tiene un programa electoral, es cierto que en ruptura con las políticas neoliberales, permitiendo avances sociales importantes, pero sin romper con el capitalismo. Ahora bien, el programa de un partido es una cosa diferente a un programa electoral. En un país imperialista como Francia, no se puede confiar en el hecho de que la dinámica de enfrentamiento con el neoliberalismo vaya a transformar mecánicamente a LFI en un instrumento para la ruptura revolucionaria, que sólo puede ser consciente y organizada. Ya que una evolución de LFI por medio de debates internos es imposible por la otra razón.

Es la relación con la democracia. LFI es un movimiento gaseoso, no una organización con adherentes, instancias, debates organizados, ni una estructura democrática en la que existen debates, confrontaciones, votaciones, evoluciones. Está totalmente dirigido por un grupo muy restringido en torno a JLM que impone sin debate alguno sus decisiones. De ahí la gestión escandalosa de las violencias conyugales de uno de los protegidos de JLM, Quatennens, de ahí las purgas de los diputados que se han atrevido a expresar públicamente desacuerdos, las salidas de otros, y sobre todo la violencia de las discusiones, con insultos en ocasiones. ¿Qué sociedad puede secretar semejante orientación política? Nada que se parezca a una sociedad dirigida democráticamente por todas y todos12. Esta ausencia de democracia impide a los anticapitalistas contemplar reagruparse en su seno, por diversas razones: represión, imposibilidad de influir en debates internos que no existen…

Añadamos que el movimiento gaseoso «no resistirá al fascismo que viene», como escriben quienes quieren un cambio enLFI, y que proponen: «si se quiere combatir eficazmente, y en general crear las condiciones de transformación en el seno del aparato estatal y de la sociedad entera, no se podrá ahorrar la construcción de una organización digna de ese nombre»13. Mientras la opción de la dirección de LFI siga siendo la del movimiento «gaseoso», los resultados gaseosos no se traducirán en una organización democrática de los explotados y oprimidos de este país.

Cuando creamos el NPA, pensábamos que la crisis de la social-democracia pasada al social-liberalismo liberaría un espacio político para la construcción de una fuerza radical de izquierda y que los resultados electorales tenían una fuerza propulsiva suficiente para ello. En realidad, a causa de nuestros errores, de las derrotas sociales, este espacio ha sido ocupado por LFI, sin que desaparecieran los social-demócratas. Pero sobre todo, no ha sido capaz de ofrecer una perspectiva a los medios populares que rechazan el mundo fabricado por el capitalismo y que se han dirigido masivamente hacia el neofascismo.

Hoy nos encontramos por tanto en otras condiciones.

Hay que volver a empezar de otra manera, considerando la hipótesis de que el shock de un gobierno neofascista en nuestras puertas sea tal que llegue a modificar el enfoque del combate político de las actrices y actores políticos, los movimientos sociales, y obligue a los anticapitalistas a revisar de arriba abajo nuestras prácticas políticas, para ponerlas a la altura de la situación actual.

La idea principal que debemos tener para avanzar es convencerse y convencer de que se trata de cuestionarnos todas y todos, partir de la idea de que todas y todos hemos fracasado en cierta medida y que lo que hace cada cual en su rincón no es suficiente.

Por parte de los anticapitalista, tenemos que trabajar por reagrupar bajo la forma más eficaz posible a las corrientes que rechazan los comportamientos de sectas políticas persuadidas de tener razón en todo y contra todos, y que si esto no funciona es porque los otros no han comprendido. Desde el momento en que cada cual acepta el cuestionamiento de las decisiones, de la rutina de autoconstrucción, todo lo que limite el aislamiento de círculos más o menos restringidos (a escala de la sociedad) sólo puede ser positivo, aunque se mantengan grupos de reflexión específicos, porque lo esencial no es trabajar en fracción sobre las decisiones políticas sino considerarlas como aportaciones a la reflexión colectiva.

Si todas y todos estamos convencidos de la amplitud de nuestras responsabilidades, habrá una posibilidad para que quienes han mantenido una perspectiva anticapitalista y revolucionaria jueguen un papel positivo en el proceso mucho más general de reconstrucción de una organización de la clase.

Ésta sólo puede partir de lo que existe. Que no es poco. Cuando se suman todas las prácticas políticas y sociales emancipadoras en curso hoy día, hay minas de creatividad, de invención, de juventud.

Para llegar a reagrupar el máximo de lo mejor de la radicalización en todos los terrenos, hay que romper muchas barreras, llegar a pensar que cada acción, por positiva que sea, sólo adquiere todo su sentido en una perspectiva global, asociada a todas las demás, sin jerarquía, sin imposición de mayorías.

Hoy día lo que está más a nuestro alcance es probablemente la creación de un espacio, de una red, de un campo de resistencia al neofascismo y al neoliberalismo productivista que agrupe flexiblemente todas sus partes, y cuando actúe en campañas prolongadas lo haga con consensos de acción del tipo de los que ya existen en muchas movilizaciones ecologistas.

Trabajando conjuntamente en todos estos terrenos, de la unidad de acción más amplia con las izquierdas existentes con todas sus limitaciones, al trabajo de reconstrucción de una forma de expresión de la acción políitca y social en lo cotidiano en torno a un proyecto anticapitalista, antiproductivista, seremos útiles para bloquear el riesgo neofascista y desencadenar una dinámica emancipadora capaz de reorganizar ampliamente el campo de los explotados y oprimidos, porque la emancipación no se ofrece, se conquista en la acción común.

Patrick Le Moal es militante del NPA-Anticapitalista

25/10/24, Contetemps.eu

Traducción: viento sur

  • 1

    Se estima que en 1981 el 30 % de los obreros votaron a Giscard d’Estaing en la segunda vuelta contra Mitterrand.

  • 2

    Xavier Vigna, La gauche n’a pas de stratégie nationale pour reconquérir ses territoires perdus, Mediapart, 28/7/2024

  • 3

    L’Humanité, 19/7/2024

  • 4

    Léon Cremieux, Élections au parlement européen; poussée réactionnaire et noyaux de résistance, Inprecor, julio-agosto 2024.

  • 5

    Olivier Le Cour Grandmaison, Gauches partisanes: somnambulisme politique et électoral.

  • 6

    Daniel Bastard, La Chine est-elle en train de tomber dans les poubelles de l’histoire? Courrier International 22/7/2024

  • 7

    ean-Marie Pernot, Proximités syndicales et vote politique, Le premier tour de l’élection présidentielle https://syndicollectif.fr/proximites-syndicales-et-vote-politique/

  • 8

    Cédric Durand, Razmig Keucheyan et Stefano Palombarini, Construire la gauche de rupture , Contretemps, 22/7/2024

  • 9

    Proyecto de «Manfiesto del marxismo revolucionario en la era de la destrucción ecológica y social del capitalismo».

  • 10

    Ibid.

  • 11

    Ver la declaración de Philippe Martinez del 19/2/2023: «el hecho de no haber acudido al artículo 7 para que cada cual pudiese anunciar su posición, fue un problema (…) Había que colocar a los diputados, a cada diputado, ante sus responsabilidades (…) A través de muchos incidentes -se diga como se diga- se ha hablado más de estos incidentes que del problema de fondo y de lo que se debate en la calle» con la movilización sindical, dijo, señalando a "fuerzas políticas que intentan sustituir a las organizaciones sindicales y ponerse por delante de quienes desfilan en la call"».

  • 12

    Desde ese punto de vista, la no firma por LFI del comunicado unitario sobre las elecciones en Venezuela (al igual que el PCF) que sostiene "los esfuerzos de mediación de los gobiernos latinoamericanos de izquierda entre las fuerzas políticas en disputa para una solución pacífica, en particular Brasil, Colombia y Mexico, que en una declaración común han llamado al respeto al “principio fundamental de la soberanía popular […] por medio de una verificación imparcial de los resultados" y llamando a "constituir una red de solidaridad internacionalista con el pueblo venezolano, para apoyar sus aspiraciones democráticas y sus luchas de emancipación, rechazando todas las pretensiones y acciones imperialistas en Venezuela" es particularmente problemática.

  • 13

    Cedric Durand, Razmig Keucheyan y Stefano Palombarini «Construire la gauche de rupture», art. cit.

Patrick Le Moal