Congreso Mundial de la Cuarta Internacional: tomarle la medida a la crisis del capitalismo

El 18º Congreso Mundial de la Cuarta Internacional se celebró en Bélgica a finales de febrero, siete años después del anterior. Brindó la oportunidad de debatir en profundidad la crisis global y polifacética del capitalismo, en particular el aumento de las tensiones y el militarismo, y las respuestas que deben darse, entre otras cosas con la adopción de un manifiesto ecosocialista.

Al inaugurar el Congreso, la ponente de la dirección saliente recordó que desde el anterior congreso de 2018 se habían producido grandes convulsiones en el mundo: la COVID-19, guerras, levantamientos, auge de la extrema derecha, agravamiento de la crisis ecológica, que nos han enfrentado a nuevos y difíciles retos. La paralización forzosa de gran parte de la actividad militante y, en particular, a nivel internacional, a la que nos obligó la pandemia de COVID-19, había hecho que la preparación de este congreso fuera especialmente difícil, ya que el largo proceso de debate e intercambio internacional necesario para un debate colectivo y multilingüe comenzó cuando aún solo podíamos reunirnos en línea.

Se rindió homenaje a todas las camaradas perdidas por la pandemia, por la violencia de extrema derecha, especialmente en Filipinas y Brasil, por las guerras, especialmente en Ucrania, y a las camaradas obligados a exiliarse, especialmente de Hong Kong y Rusia.

En particular, el Congreso recordó a las personas estrechamente vinculadas a la dirección de la Cuarta Internacional fallecidas desde 2018: la ex candidata presidencial y activista anticolonial Helena Lopes da Silva (Portugal), Tito Prado, líder de Súmate, Perú, Alain Krivine el cuartista más conocido en Francia, Rosario Ibarra candidata presidencial y activista de derechos humanos en México, Marijke Colle, destacada ecologista y activista feminista belga de nuestras filas, Hugo Blanco, leyenda del movimiento campesino andino, Neil Wijethilaka, dirigente sindical de Sri Lanka, Ahlem Belhadj, dirigente feminista de Túnez y Stalin Pérez Borges, dirigente sindical y político venezolano. El Congreso conmemoró al destacado dirigente de FI y economista marxista Ernest Mandel, fallecido en 1995, hace justo treinta años.

Alrededor de 150 camaradas (delegadas, miembros de la dirección saliente, representantes de organizaciones simpatizantes y observadores permanentes e invitadas) en representación de 42 países y 60 organizaciones se reunieron durante cinco días y medio de intensos debates.1 Todas ellas contribuyeron a las discusiones, aportando una amplia visión de la situación mundial. 

Los participantes representaban un amplio abanico de edades: mientras que sólo el 8% tenía menos de 30 años, casi el 50% tenía menos de 50; más de la mitad eran activistas desde hacía menos de 20 años. Esto demuestra que nuestros activistas se renuevan.

Una campaña militante en torno al Manifiesto por la Revolución Ecosocialista

El principal acontecimiento de este congreso es la adopción del Manifiesto para la revolución ecosocialista, que aborda la magnitud de la crisis del sistema, las consignas anticapitalistas que deben utilizarse para hacer frente a esta catástrofe en curso y los elementos de nuestro proyecto de sociedad. El manifiesto muestra el actual callejón sin salida del sistema, ya que las guerras y la crisis climática colocan al mundo entero en una situación aterradora y destructiva que sólo puede ser detenida por una revolución que derroque el modo de producción e inicie transiciones fundamentales en todos los ámbitos. En particular, el manifiesto propone hacer frente al expolio del planeta y de los seres humanos, haciendo hincapié en el hecho de que el 1% más rico consume el doble de CO2 que el 50% más pobre, lo que demuestra tanto hasta qué punto los capitalistas capturan la riqueza como la posibilidad de que los seres humanos puedan vivir mucho mejor consumiendo en conjunto mucho menos que hoy. El Manifiesto retoma y actualiza documentos programáticos históricos como el Manifiesto del Partido Comunista y el Programa de Transición. El objetivo es atacar la propiedad privada de los medios de producción, reducir la jornada laboral, trabajar por la realización de todos, masificar el transporte público gratuito, aplicar derechos fundamentales como el acceso al agua, la vivienda, la sanidad, etc. como parte de un proyecto militante dirigido a la autoactividad y la autoorganización de las clases trabajadoras.

El Manifiesto abarca muchos temas, pero hubo cierto debate sobre si utilizar o no el término "decrecimiento". Se decidió por amplia mayoría que aspiramos a un "decrecimiento global en el contexto de un desarrollo desigual y combinado” lo que significa que a escala mundial habrá que reducir drásticamente las emisiones de carbono, pues de lo contrario la vida humana estará en peligro mortal, para cientos de millones de personas, sobre todo en los países dominados, pero que en estos últimos habrá que seguir aumentando la capacidad de satisfacer las necesidades, ya sea en infraestructuras o en bienes diversos.

En torno a este manifiesto se desarrollará una campaña internacional militante, que queremos difundir y dar a conocer ampliamente, para que sea una herramienta de lucha y de reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias.

Una situación internacional muy violenta

El debate sobre la situación internacional nos permitió abordar, además de la crisis global del capitalismo, el endurecimiento actual de las relaciones de fuerza a escala mundial, que combina un refuerzo del carácter violento y depredador de la dominación imperialista con un aumento de las tensiones entre las potencias imperialistas. Asistimos a guerras en una treintena de países de todo el mundo, al robo de las riquezas, a una guerra contra los emigrantes, a ataques generalizados contra las clases trabajadoras. El ascenso de la extrema derecha, que ya ha llegado al poder en muchos países, es uno de los elementos de este aumento del peligro. La elección de Trump también ha supuesto una mayor aceleración de la situación, de las amenazas a los explotados y oprimidos. Se habló de ello en detalle, así como del genocidio en Palestina y de las movilizaciones a las que estamos contribuyendo gracias a él, en particular gracias a la presencia de una delegada del Grupo Comunista Revolucionario del Líbano.

La presencia de camaradas de Ucrania y Rusia enriqueció también el debate sobre la guerra en Ucrania, que dio lugar a posiciones divergentes. La resolución aprobada puso el acento en la necesidad de apoyar la resistencia armada y no armada del pueblo ucraniano frente al ataque imperialista de la Rusia de Putin, pero también frente a los ataques liberales del presidente ucraniano Zelensky, sin confiar en los imperialistas, que defienden sus propios intereses en esta guerra, como demuestran los giros de 180º de la administración Trump en Estados Unidos. Por eso apoyamos la resistencia desde abajo y pedimos, por ejemplo, la anulación de la deuda de Ucrania como una de las formas de hacer frente al ataque ruso. La resolución alternativa, que fue rechazada, veía la guerra actual esencialmente como una guerra entre la OTAN y Rusia y, aunque también defendía la retirada de las tropas rusas y el derecho de los pueblos a la autodeterminación, se negaba a ver el  enfrentamiento con Rusia como la lucha de Ucrania por la liberación nacional.

En el Congreso no se defendió ninguna posición campista, es decir, la defensa de Rusia contra los imperialistas occidentales, pero sin embargo el Congreso Internacional decidió romper relaciones con Socialist Action, una organización estadounidense que defiende dicha posición.

También abordamos nuestra posición frente a los gobiernos de izquierdas de todo el mundo (en particular los llamados gobiernos "progresistas" de América Latina), para subrayar tanto que los defendemos frente a los ataques de las clases dominantes, en particular de la extrema derecha, como la necesidad de mantenernos independientes de ellos, especialmente cuando traicionan las esperanzas de las clases trabajadoras y sus reivindicaciones aplicando políticas liberales, como ocurre en muchos países.

Desarrollar visiones comunes

Se aprobó un importante documento sobre la intervención en los movimientos sociales y la orientación que defendemos en ellos. Consideramos necesario construirlos para ayudar al proletariado -en su definición amplia- a constituirse como clase activa, a través de la unidad, lo que requiere tanto construir los movimientos tal como son, con sus limitaciones, aprendiendo de ellos, como defender nuestras propias posiciones, de forma respetuosa y democrática. En particular, luchamos contra los excesos burocráticos y defendemos la autoorganización, pero también la independencia del Estado, una visión internacionalista, la lucha contra la opresión, al tiempo que planteamos la cuestión del poder: quién manda.

Por último, el documento sobre la construcción de la Internacional trata de los aspectos concretos de la construcción de la Internacional y de sus organizaciones. Recuerda el objetivo de nuestra Internacional, que es "la construcción de partidos revolucionarios de masas y de una Internacional revolucionaria de masas" y, a la vista del complejo estado del mundo y de la verdad de las situaciones de las organizaciones del movimiento obrero y de las intervenciones de las secciones de la Internacional, el texto desarrolla propuestas que deberían permitirnos reforzar nuestra coherencia política, nuestra comprensión del mundo y, por tanto, nuestra capacidad de trabajar en la misma dirección a pesar de las diferencias entre nuestras intervenciones. Así, prevemos reforzar nuestra capacidad de reunirnos, nuestra capacidad de publicar nuestros análisis y posiciones (en particular en internet) y reforzar nuestros institutos de formación (Amsterdam, Manila, Islamabad). También constatamos que la necesidad de una organización internacional se hace sentir tanto por las dificultades de la situación como por las enormes movilizaciones que se están produciendo muy regularmente en todo el mundo, y en las que estamos implicadas: en India, Argelia, Europa, Brasil, Estados Unidos, Filipinas, Ucrania y muchos otros países.

El congreso también supuso un importante refuerzo de la Internacional. En Brasil, esto provocó un debate muy duro debido a la oposición de varios de los componentes de la organización a la entrada del Movimiento de Izquierda Socialista (MES). Seguiremos trabajando para superar esta tensión, especialmente en torno al proyecto de una edición de Inprecor en brasileño/portugués. Sin embargo, hemos registrado el reconocimiento o la expansión de varias secciones, lo que representa un aumento de la afiliación global de alrededor del 27%: Marabunta y Poder Popular juntos en Argentina, Anti*Capitalist Resistance y ecosocialist.scot formando conjuntamente la sección británica, MES entrando en la sección brasileña, Radical Socialist en la India, Solidarity en Estados Unidos, y la intención del conjunto del NPA-L'Anticapitaliste de reforzar la Cuarta Internacional en Francia.

A pesar de las dificultades de la situación, podemos analizar esta convergencia de fuerzas como una señal de las posibilidades de reforzar el papel de las revolucionarias para ayudar a responder a la crisis del sistema.

17 de marzo 2025

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    Los países representados fueron los siguientes; de África: Argelia, Marruecos, Sudáfrica; de Asia: China, India, Indonesia, Japón, Pakistán, Cachemira, Filipinas, Sri Lanka; de Europa: Austria, Bélgica, Gran Bretaña [Inglaterra/País de Gales y Escocia], Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia (2 delegaciones), Irlanda, Italia (2 delegaciones), Países Bajos, Noruega, Portugal (2 delegaciones), Rusia, Estado español, Suecia, Suiza, (2 delegaciones), Turquía, Ucrania; de América Latina: Argentina (2 delegaciones), Brasil (9 delegaciones), Colombia, México (4 delegaciones), Panamá (2 delegaciones), Paraguay, Perú, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela; de Oriente Medio Líbano; y de América del Norte: Canadá y EEUU (3 delegaciones) (las organizaciones de Bangladesh, Antillas Francesas, Ecuador y Australia no pudieron asistir).