Después de 10 años de memorandos, la actual crisis económica es aún más dura en Grecia, sobre todo porque la única preocupación del gobierno ultraliberal de Mitsotakis es vender lo público al sector privado.
La política de Mitsotakis es también el dinero fácil sin empleos sostenibles (turismo de verano), también son decisiones energéticas sin un plan general: implantaciones autoritarias de campos de turbinas eólicas para el único beneficio de los patrones amiguetes y como único efecto movilizaciones locales masivas, como en Eubea la semana pasada.
En total, la situación es trágica para gran parte de la población: una inflación récord (12% en septiembre), vertiginosas subidas en los precios de la energía y los productos básicos y todo ello sin ninguna perspectiva de una recuperación real. De las 23 regiones de la Unión Europea donde el desempleo juvenil supera el 30%, seis son griegas y tres millones de habitantes (de 10,7) están al mismo tiempo en peligro de pobreza y de exclusión social. Ante esto, la puesta en escena de la “cesta barata del ama de casa” por parte del ministro de extrema derecha Georgiadis se considera tan ridícula como inútil.
Oleada de ira social
Como muestran diferentes movilizaciones, la ira crece ante un gobierno al servicio de los ricos y que se hunde en una lógica hecha de represión violenta pero también de policía paranoica: las escuchas telefónicas del círculo de Mitsotakis no solo se dirigen a la izquierda militante y a los políticos reformistas o centristas, sino también al corazón de la derecha, de ahí una carga violenta la semana pasada de uno de los pilares del régimen, ¡el tenebroso armador propietario de dos de los principales periódicos/propaganda al servicio del Primer ministro!
Una crisis de la derecha que quizás no sea duradera pero debilita al gobierno ante la presión social de la calle. De hecho, GSEE (Confederación única del sector privado) y ADEDY (Federación Única del Público) se vieron obligados a llamar a la huelga general el 9 de noviembre, para exigir un aumento real de los salarios, el restablecimiento de los convenios colectivos así como la abolición de la ley antisindicatos. La huelga fue masiva, y las manifestaciones muy importantes en todo el país: en Atenas, la policía contó con 20.000 manifestantes, nuestros compañeros de NAR hasta 30.000; pudimos contar más de 15.000 con PAME (corriente sindical del PC KKE, en un cortejo masivo pero bastante aburrido), 10.000 muy dinámicos con los sindicatos de base apoyados por la izquierda radical y revolucionaria, 3000 a 5.000 con GSEE al lado del cual Syriza volvía a la calle.
Pero como siempre, tres cortejos sindicales que se evitan mutuamente, y por lo tanto una ausencia de dinámica unitaria que corre el riesgo de ofrecer como única perspectiva de alternativa a la derecha un futuro gobierno Syriza-Pasok para “mejor gestionar” la crisis del capitalismo. ¡Es urgente construir en las luchas el frente único para hacer creíble la única alternativa real, la ruptura con la ley asesina del mercado!
En Atenas
17/11/2022
Fuente : L’Anticapitaliste
Traducción: F.E. para antikapitalistak.org