La tragedia azota el Pais Valencià con nombre de DANA

Mientras la cifra de muertos sigue aumentando y las estremecedoras imágenes y relatos del drama que han vivido decenas de miles de personas nos impactan, crece la evidencia de que las autoridades no actuaron con la determinación y celeridad que requería la amenaza prevista.

Aunque no se pueden evitar los fenómenos climáticos extremos, el negacionismo climático junto a los recortes en servicios públicos debilitan, cuando no imposibilitan, las respuestas ante un capitalismo depredador que pone por delante los beneficios a la vida de las personas y del planeta.

La negligencia criminal del gobierno autonómico y de la patronal en cuanto a primar el business as usual frente al derecho de las y los trabajadores a la seguridad en el trabajo contrasta con la empatía y solidaridad que demostraron las clases populares en la ayuda a las y los afectados por la DANA.

Un torrente de solidaridad y deseos de  ayudar a las personas afectadas revelan que frente al TINA (There Is Not Alternative) del thatcherismo y el neoliberalismo con su religión basado en el individualismo y la mercantilización de la vida y la sociedad, es posible disputar no solo el discurso, sino la práctica creando desde abajo y a la izquierda poder popular. Por eso el 9 de noviembre ha de convertirse en una movilización masiva en solidaridad con las afectadas por la DANA y exigiendo la dimisión del presidente de la Generalitat valenciana Carlos Mazón.

Una DANA trágica con destellos de esperanza

La DANA ha golpeado con fuerza extrema al País Valencià en este trágico octubre de 2024, que ya supera en muerte y destrucción a las riadas del siglo pasado, mientras la cifra de personas muertas y desaparecidas continúa subiendo y las ayudas a la población afectada no están llegando a 3 días de la hora cero. Todavía no se ha restablecido la luz, el agua corriente, la cobertura telefónica móvil y las vías de comunicación permanecen cortadas  o poco accesibles en numerosos puntos. Las estremecedoras imágenes y los relatos del drama que han sufrido decenas de miles de personas nos impactan y vemos crecer una ola de empatía y solidaridad con las afectadas.

Las evidencias muestran que las autoridades no actuaron con la prudencia, determinación y celeridad que requería la amenaza anunciada. Muestra de ello son los retrasos en activar la alarma por el gobierno valenciano, la falta de coordinación de servicios de protección —que supusieron la demora en ayuda crítica—, o las centralitas telefónicas colapsadas debido a la sorpresa por parte de la mayor parte de la población ante los desbordamientos. A todo esto, debemos sumar la negativa del gobierno valenciano de recibir ayuda por parte de grupos de bomberos de otras comunidades que ya estaban preparados para acudir en apoyo.

La negligencia criminal del gobierno se vio respaldada por la connivencia con una clase empresarial que habría presionado al gobierno para no activar la luz roja y así seguir haciendo negocios, esperando que las lluvias no acabaran como han acabado. Esta apuesta por el mercado y la brújula de la ganancia llevó a la patronal a primar el business as usual frente al derecho de las trabajadoras a la seguridad en el trabajo.

Los capitalistas no cambiaron el rumbo, y sus ganancias pesaron más que el derecho a la vida y a la seguridad de sus empleades.

La anormal normalidad frente a la DANA dejó a trabajadoras encerradas en sus centros de trabajo, o conduciendo sus vehículos cuando la riada avanzaba a oleadas rápidas y mortales, pues la alarma de protección civil sonó en los teléfonos móviles a las 20:15h, después de que finalizase la jornada laboral de gran parte de la población y dos horas después de que se produjesen los desbordamientos, lo que ha provocado el colapso de carreteras con centenares de coches que ahora dificultan el acceso a las poblaciones más afectadas. La administración tampoco se portó mejor con los empleados públicos no esenciales para labores frente a la DANA (administración, profesorado, sanidad, funcionarios). La alerta roja que tapó el gobierno hizo que el alumnado fuera a clase con normalidad, no se cerraron preventivamente colegios y centros preescolares.

Si no se pueden evitar los fenómenos climáticos extremos, sí se puede aminorar sus devastadores efectos, previendo y siguiendo su desarrollo, así como diseñando planes y actuaciones de emergencia, dotándolos de recursos humanos y material suficiente. El ejemplo de que el impacto de la DANA habría sido mucho menor si la gestión no hubiese sido deficiente lo tenemos en la UV (Universitat de València), que ante los avisos emitidos por la AEMET el 28 de octubre decidió cancelar la actividad docente y posteriormente, el día 29, cuando la alerta pasó a código rojo, decidió cancelar toda la actividad (PDI, PAS), evitando así miles de desplazamientos.

Esa insensibilidad de la clase empresarial y del gobierno que tan trágicas consecuencias ha tenido contrasta con la empatía y solidaridad que demostraron las clases populares en la ayuda a las y los afectados por la DANA, superando incomodidades, ofreciendo alojamiento para pasar una noche espantosa en una casa de una desconocida solidaria y aun en algunos casos asumiendo riesgos para su propia vida salvando la de una desconocida.

La crisis climática y el calentamiento global, de acuerdo con la ciencia, aumentan la frecuencia e intensidad de estos fenómenos climáticos extremos, y el área mediterránea está en situación de mayor vulnerabilidad.

El negacionismo climático del gobierno de Mazón subyace en los fallos en la respuesta ante la DANA. Inacción y retraso motivados por una ideología negadora de la crisis climática.

En salud pública tuvimos un ejemplo de los nefastos efectos que el negacionismo propagado y pagado por la industria del tabaco tenía  sobre la salud de las personas. Mientras sembraban dudas de sus perniciosos efectos, ya que “el cáncer de pulmón existía de forma natural”, se retrasaban medidas de prevención, y la industria sembrando estas dudas no dudaba en seguir lucrándose con el negocio,. El negacionismo climático es nocivo porque impide actuar sobre riesgos y amenazas reales, así como las causas que lo provocan.

La salida de Vox del gobierno valenciano no cambió un ápice la práctica negacionista del PPCV. También dejó su impronta la extrema derecha en la ley de la concordia y su política educativa contra la lengua y la cultura valenciana. La extrema derecha marcó agenda y continúa vigente lo acordado en su momento con el PP, una muestra de la “lepenización de los espíritus”, es decir. la normalización de su discurso y de su visión reaccionaria.

Si el negacionismo climático nutre la desidia del gobierno autonómico, la  orientación neoliberal de recortar servicios públicos esenciales debilita la capacidad de respuesta ante la DANA. Achicar el Estado social, externalizar y privatizar lo público -lo de todas- se complementan con recortar impuestos a los ricos. Estas anteojeras negacionistas y neoliberales justificarían el cierre de la  Unidad Valenciana de Emergencias. Todo un ejemplo de lo que no se debe hacer en tiempos de emergencia climática.

Esta visión negadora de que el cambio ya está aquí y de que esta década es vital para afrontar el reto de decrecer con justicia social y mejora de la calidad de vida, reclama acciones firmes y contundentes contra un capitalismo depredador que pone por delante sus beneficios frente a la vida de las personas y la salud del planeta

Horta sud-Valencia, Paiporta, Sedavi, Chiva, Utiel y tantas otras poblaciones fueron testigos de la marea humana de solidaridad que ayudaba en lo que podía; ofreciendo alojamiento, comida, compañía, limpiando, dándole afecto y respetando el duelo que tantas familias todavía están asimilando.

Lecciones para toda la vida en momentos críticos, y seguramente una buena lección cuando volvamos a la rutina: aprender a transformar esta solidaridad popular en lucha por una sociedad entre iguales donde la vida y los cuidados estén por encima de las ganancias de unos pocos, así como a poner en pie planes de reconstrucción alejados de un modelo des especulación urbanística que desde los años 60 del pasado siglo se fue extendiendo en zonas inundables y de riesgo.

Hagamos que crezca la marea ante la adversidad, para pasar a organizar esta solidaridad y este impulso .a defender la vida frente al lucro y el egoísmo de una minoría, esa sí, poderosa y peligrosa.
Toca seguir creando poder popular desde abajo y a la izquierda.

Pero una vez asumido el duelo, con todo el respeto y solidaridad con los y las afectadas, llega la hora de exigir responsabilidades al gobierno de Carlos Mazón sobre su negligencia criminal para reducir el impacto de la DANA y dejar a tantas personas desamparadas, aterrorizadas, y con tantas víctimas mortales.

Por eso desde estas líneas nos sumamos al llamamiento a la manifestación del 9 de noviembre en Valencia para exigir la dimisión de Mazón, por negligencia criminal. No puede estar al mando quien no ha sabido defender la vida y seguridad de tantas y tantos valencianos.

2 nov 2024, Viento Sur

Daniel Geffner es médico y militante de Anticapitalistes del País Valencià

Daniel Geffner