Movimiento contra la reforma de las pensiones : Mantener vivas las brasas de la huelga para que prenda la llama

La nueva jornada de huelgas y movilizaciones que se vivió el 17 de diciembre confirma la tendencia general de respuesta in crescendo de la confrontación contra la reforma de las pensiones. Las manifestaciones fueron masivas en todo el país, raramente inferiores y en su mayoría superiores a las del 5 de diciembre, con un incremento global a nivel nacional. Netamente superior al millón de personas movilizadas. A pesar de que el gobierno –sin gran convicción- trata de martillear anunciando cifras inferiores a las del día 5.

La incorporación de los sindicatos CFDT y UNSA en esta jornada de movilización expresa la extensión de la oposición al proyecto de Macron, aun cuando sus cortejos no fueran lo numerosos que debieran. Las y los asalariados del sector de la Educación eran numerosos en todas partes, con un incremento real de la movilización en los centros de primaria y secundaria (50 y 60%). Los cortejos también acogían una gran diversidad de sectores a pesar de la débil presencia de cortejos por empresas del sector privado. En todo caso, esta movilización ha sido dinámica y la radicalidad de las consignas contra la reforma ponía de manifiesto la voluntad firme de continuar en la lucha.

También en la SNCF y la RATP las cifras de participación fueron en la huelga y en las manifestaciones masivas, al tiempo que las asambleas votaban sistemáticamente por continuar con la huelga. La dirección de la SNCF reconoció cerca del 80% de conductores y conductoras en huelga; según la Unión patronal del sector, 5 refinerías sobre 8 estuvieron bloqueadas y en el sector eléctrico (EDF) se generaron cortes de electricidad. Ahora bien, en esta jornada no se han sumado nuevos sectores a la huelga reconducible ni ha constituido el punto de partida para el bloqueo económico del país.

Así pues, el anuncio realizado el 11 de diciembre por el Primer ministro de las líneas generales de la reforma tuvo el efecto de radicalizar el rechazo entre los trabajadores y trabajadoras y entre los sindicatos, que se ha reflejado bien en la movilización del día 17. Todas las encuestas de opinión muestran un rechazo mayoritario del proyecto por parte de la población, aun cuando en los meses y semanas anteriores este rechazo era minoritario. Del mismo modo, el apoyo a las y los huelguistas se ha reforzado en relación al 17 de diciembre.

Víctima colateral de esta relación de fuerzas, Delevoye (el ministro que gestionaba la reforma del gobierno desde hace dos años) tuvo que dimitir en medio del conflicto. Este ministro, cuando fue nominado, olvidó declarar que había trabajado en estructuras vinculadas a las compañías aseguradoras. Por otra parte, tras su dimisión se revelaron nuevos escándalos, como la generosa financiación de 1 millón de euros de una asociación de la que era presidente: el grupo AG2R La Mondiale (uno de los principales gestores de Seguros complementarios) muy interesado en la nueva Ley por las perspectivas que abre para las jubilaciones por capitalización.

En el seno de la mayoría parlamentaría ya han comenzado a aparecer grietas, en la que se oyen críticas contra la rigidez del Primer ministro, Edouard Philippe, al tiempo que le animan a "realizar algún gesto" para tratar de desactivar la hostilidad de la CFDT contra la reforma. Hay que saber que el debate con la dirección de la CFDT se circunscribe fundamentalmente a un punto que se añadió a la reforma: la "edad pivot".

Macron se plantea liquidar totalmente el actual sistema de pensiones y pasar a un sistema de contribuciones garantizadas por puntos. Y trata aprovechar la misma para imponer el retraso del año de partida a la jubilación de 62 a 64 años para quien desee obtener una pensión al 100%, sin penalización (malus, se le denomina) alguna. En la práctica, partiendo a los 62 años, la gente sufriría un descuento en torno al 10% y debería continuar trabajando 2 años más para obtener una jubilación al 100%..

El gobierno considera indispensable esta prolongación de la vida laboral para equilibrar el régimen en los próximos años. Ahora bien, la realidad es que actualmente las cuentas de las pensiones están equilibradas y que el déficit previsto en el horizonte del 2027 no se debe al crecimiento del gasto, sino a una reducción importante de la financiación de las pensiones debido, fundamentalmente, a dos causas: la exoneración de las cotizaciones que benefician a las empresas (que el Estado no compensa) y la reducción de los empleos públicos que conllevan una reducción de las cotizaciones de las y los funcionarios.

Además, las previsiones del COR (Consejo de orientación de las pensiones) muestran también una reducción del gasto de las pensiones debido a las reformas precedentes impuestas tanto por los gobiernos de la derecha como por los socialistas (Fillon 2003 y Touraine 2014) que ampliaron el número de trimestres necesarios para obtener una jubilación al 100% , tanto en el sector privado como en el público.

Por otra parte, es necesario remarcar que cuando se nos habla de reducción del personal activo, de la pretendida necesidad de trabajar más años, el COR y la mayoría de las y los expertos consideran que el paro debe mantenerse por encima del 7%.

Así pues, para Macron el retrasar la "edad pivote" bajo el pretexto de un nuevo informe del COR persigue sobre todo objetivos políticos.

En primer lugar, afirmar claramente la voluntad de no ceder a ningún compromiso, a ninguna negociación con los sindicatos, incluso con los reformistas, e imponer una reducción de los dispositivos de protección social. Afirmar también que está fuera de toda discusión todo lo relacionado con lo que el gobierno considera como un imperativo económico para las empresas; es decir, consolidar a Macron como el gerente sólido de los intereses capitalistas. Y, en tercer lugar, anticipar cómo se administrarían las pensiones con un sistema por puntos. Porque la cuestión no es ni aumentar las cotizaciones, ni –tal como se anuncia ahora- cambiar el valor del punto en el momento de su compra o cuando se liquide, quedando como elemento variable para equilibrar las cuentas de las pensiones el año de partida. Poniendo la pica sobre esta cuestión, el gobierno insiste sobre el hecho de que es el Estado y no los agentes sociales, quien domina el juego. En este terreno también, la voluntad de Macron es reducir aún más el peso de la gestión autónoma del sistema de protección social entre patronal y los sindicatos.

Y es este último punto el que ha hecho que para la dirección de la CFDT la cuestión del año pivote se convierta en un punto de bloqueo.

A inicios de 2019, cuando el gobierno quiso imponer la reducción de más de 3 mil millones de gastos en la UNEDIC (organismo que gestiona el seguro de desempleo), la patronal MEDEF y los sindicatos gestores (CFDT, CGC,CFTC, CGT, FO) no lograron ponerse de acuerdo en torno a la reducción de los derechos. Por tanto, fue el gobierno el que cortocircuitó el diálogo social e impuso por decreto los recortes. Pero es este diálogo social, este marco de negociación paritaria lo que constituye la carta de presentación de la CFDT. Laurent Berger, secretario general de este sindicato, salió escaldado de este episodio y ve que la situación se puede repetir para tal o cual rama de la Seguridad Social, si Macron cierra las puertas a esta gestión paritaria, sin ni siquiera dejarle una puerta de salida honrosa.

Es esto lo que explica la virulencia de una dirección sindical dispuesta a aceptar retrocesos sociales importantes pero siempre que conserve su papel gestor para negociar, en cierto modo, el peso de las cadenas. Tanto en relación a las pensiones como en relación al UNEDIC, la CFDT no acepta que el gobierno fije a priori la hoja de ruta y las conclusiones, dejando a los sindicatos elegir el color del bolígrafo con el que firmarán el acuerdo.

El 18 de diciembre, al día siguiente de la masiva movilización, Edouard Philippe planteó un simulacro de negociación de algunas horas con todas las dirección sindicales, queriendo mostrarles su voluntad de salir del impasse y reabrir vías de negociación.

Pero no presentó ninguna novedad, ni sobre el fondo ni sobre la forma, sobre la edad pivote. Sin embargo, bajo cuerda, las direcciones de la SNCF y de la RATP tratan de negociar las fases de transición que permitan excluir de las regresiones que impone la reforma a algunas generaciones nacidas tras el año 1975.

La dirección confederal de UNSA y la CFDT, atenazadas entre el bloqueo gubernamental y la fuerza del movimiento huelguistas, han intentado utilizar esta pantomima negociadora para ponerse de perfil, retirarse del movimiento, pronunciándose a favor de una "tregua navideña" a pesar de que sólo haya promesas de negociación para enero.

Evidentemente, el gobierno podría alegrarse de ver como se fisura el frente sindical. Tanto más cuando se encuentra en un momento delicado porque carga con la responsabilidad del bloqueo de cualquier acuerdo en víspera de las salidas de vacaciones, perturbadas por la falta de trenes.

La decisión de las direcciones de la CFDT y UNSA, si bien es importante simbólicamente, pesa poco entre las y los huelguistas. En la RATP la CDFT es muy débil y la mayoría de UNSA se ha desmarcado de la apuesta de su dirección por abandonar la huelga.

En la SNCF, el UNSA, segundo sindicato tras la CGT y por delante de SUD Rail, es fundamentalmente un sindicato de cuadros y gestión, y pesa menos del 8% entre las y los conductores. Además, en la mayoría de las asambleas generales de la SNCF, las secciones sindicales de UNSA se han desmarcado de su dirección y han llamado a continuar con la huelga. La CFDT Ferroviaria –cuarto sindicato tras SUD Rail- ha llamado a continuar la huelga. CGT y SUD Rai representan entre ambos a dos tercios de la plantilla de conductores y conductoras.

A pesar de esta determinación y de la relación de fuerzas en el país, hay varios factores negativos que pesan sobre el movimiento.

En primer lugar, el que entremos ya en la tercera semana de huelga reconducible en la SNCF y la RATP. La cifra de huelguistas del 17 ponía de manifiesto la voluntad de pesar fuerte para no tener que continuar durante mucho tiempo. Por otra parte, en la enseñanza comienzan las vacaciones el día 21 y su movilización queda en paréntesis durante 15 días. Por último, hay pocas posibilidades de que los sectores profesionales que no se han movilizado hasta el momento lo hagan durante las fiestas de navidad.

Además, la intersindical nacional (CGT, FO, FSU, Solidaires) si bien rechaza la tregua navideña no ha llamado a ninguna nueva jornada de movilización, con un formato u otro, hasta el 9 de enero. Si bien esto concuerda con la situación objetiva en mucho sectores, no responde a las necesidades de los sectores movilizados, en primer lugar, la SNCF y la RATP. Sin un llamamiento a nivel nacional, la intersindical aparece de hecho en situación de tregua, en un momento muy delicado. Solidaires, por su parte, ha hecho público un comunicado en el que convoca a acciones entre el 20 y 23 de diciembre. Además, mas allá de la SNCF y de la RATP donde la huelga se reconduce, en muchas ciudades y departamentos, las coordinadoras intersindicales e interprofesionales combativas han convocado acciones durante el fin de semana del 21 y a principios de la semana que viene.

En conclusión, el gobierno ha logrado pasar el trago de estos últimos días sin ceder nada, en medio de un aislamiento político creciente, pero evitando un bloqueo de la vida económica que le habría puesto de rodillas y obligado a retroceder. Además, en el plano político, consolida el peso político en su campo, logrando anestesiar a Les Républicans [derecha tradicional].

El movimiento ha incrementado los apoyos, reforzado la desconfianza popular hacia la reforma y el gobierno, pero no ha tenido la fuerza para extender la huelga reconducible y la movilización a otros sectores de la Función pública y menos aún al sector privado. La tarea fundamental del momento consiste en mantener viva la brasa de la huelga y de las movilizaciones interprofesionales locales durante los próximos 15 días, y consolidar la cohesión lograda por la base en estas últimas semanas. En todo caso, dentro de quince días se abrirá una nueva fase.

21/12/2019

Léon Crémieux