¿Cómo interpretar los resultados de las elecciones europeas?
Primera observación, en las elecciones europeas que se celebraron en los 27 países miembros de la UE entre el 6 y el 9 de junio de 2024, la participación volvió a ser muy baja. En promedio, para la Unión Europea, fue del 51%. Hay que tener en cuenta que los países donde la votación es obligatoria entran en el cálculo de esta media, como es el caso de Bélgica donde la tasa de participación ha sido del 90%1. Sin ellos, el porcentaje de participación pasaría por debajo de la marca del 50%. De los 27 países miembros de la UE, 15 países tienen una tasa de participación inferior al 50%. Y los países que han entrado recientemente en la UE han experimentado tasas extremadamente bajas. En Croacia, la tasa de participación solo alcanzó el 21,35%. Hay que tener en cuenta que Croacia solo ingresó en la UE en 2013 y solo en 2023 en la zona euro y el espacio Schengen. En Lituania, que se unió a la UE en 2004, la tasa de participación fue del 28,35%. Para las otras dos repúblicas bálticas, la tasa para Letonia es del 34% y para Estonia del 37,6%. Otros países donde la participación ha sido baja: Chequia con un 36,45%, Eslovaquia con un 34,40%, Portugal con un 36,5%, Finlandia con un 40,4%, Bulgaria con un 33,8% y Grecia con un 41,4% (¡cuando en estos dos países el voto es obligatorio!).
En Italia la tasa de participación ha alcanzado el 48,3%, 6 puntos menos que en 2019. En Francia la tasa de participación se ha elevado al 51,50%. Entre los grandes países de la Unión Europea, solo Alemania supera ampliamente el 50% de participación, alcanzando un 65%.
Conclusión: La mayoría de las y los ciudadanos de la Unión Europea no tienen ningún entusiasmo por las instituciones de la UE y no confían en la utilidad de utilizar su derecho al voto. Los ciudadanos y ciudadanas de los países del antiguo bloque del Este o del Sur de Europa que tenían muchas esperanzas en el momento en que su país se unía a la UE o más tarde a la zona euro o al espacio Schengen están claramente decepcionados por las promesas incumplidas de mejorar las condiciones de vida. La progresión de los derechos sociales no se ha concretado, al contrario. Si a veces adopta resoluciones relativamente positivas, el Parlamento Europeo no tiene un poder real. Son la Comisión y el Consejo quienes, dentro de la UE, toman realmente las decisiones y los grandes países como Alemania y Francia ejercen una influencia decisiva en su seno. Tampoco debemos olvidar el papel coercitivo del Banco Central Europeo que ha demostrado en varias ocasiones, como en el caso de Grecia en 2015, que quería y podía desestabilizar un gobierno que no siguiera dócilmente la política deseada por los líderes de la UE. Una política exigida por los gobiernos de los países que dominan económica y políticamente la Unión y por las grandes empresas privadas, en particular los grandes bancos privados y los fondos de inversión. Los ciudadanos también se dieron cuenta de que durante la pandemia del coronavirus (2020-2021), los líderes de la UE no pudieron adoptar políticas sanitarias para protegerlos de manera efectiva. Y desde entonces, la UE no ha hecho nada para mejorar estructuralmente la situación, negándose a dotarse de una industria farmacéutica capaz de responder a una próxima pandemia, negándose a apoyar la propuesta presentada por 135 países del sur Global de suspender la aplicación de patentes, impidiendo el acceso universal a las vacunas y, en cambio, prefiriendo apoyar a la industria armamentística europea y aumentar el gasto militar.
Segunda observación, hay un fortalecimiento muy importante de las fuerzas conservadoras de derechas y de las fuerzas de extrema derecha. Las fuerzas políticas que se presentaban como centristas, o centro-derecha, mientras llevaban a cabo una política de derecha dura en relación con las personas migrantes, las y los candidatos al derecho de asilo, a la remilitarización acelerada de Europa, han sufrido en algunos casos grandes pérdidas. Este es en particular el caso de la agrupación en torno al partido de Emmanuel Macron, Renaissance, que perdió 10 escaños, pasando de 23 a 13. Otro ejemplo es el Open VLD del primer ministro belga Alexander De Croo, que perdió la mitad de sus escaños. Los votantes prefieren el original (de extrema derecha o de derecha conservadora dura) a la copia.
Otros grandes perdedores son los Verdes europeos que han pagado su compromiso en materia de política para hacer frente al cambio climático, a la crisis ecológica o para gestionar los flujos migratorios y la política del derecho de asilo. También han pagado su apoyo a la política de remilitarización de Europa y la alineación con la OTAN. De hecho, en algunas ocasiones, los Verdes han desempeñado un papel fundamental en la formación de mayorías en el Parlamento y en la aprobación de las principales medidas de la legislatura 2019-2024 (Pacto Verde, remilitarización europea, Pacto de Inmigración y Asilo, etc.). En sus respectivos países, han acompañado a políticas de derecha como en Alemania y Bélgica. Como escribe Miguel Urbán: “Si en 2019 se impusieron, en cierta medida, como fuerzas de renovación y modernización de una gobernanza bipartidista anticuada, su incapacidad para cumplir con las expectativas los llevó a pagar un alto costo electoral”2. El Grupo de los Verdes Europeos pierde 17 escaños, pasando de 71 escaños a 54 escaños. De 4º grupo en el Parlamento Europeo, donde se adelantó a los dos grupos parlamentarios de la extrema derecha - ECR e ID (ver más adelante), pasa al sexto lugar. Por lo tanto, ahora está adelantado por estos dos grupos.
Tercera observación, la coalición de 3 grupos parlamentarios que gobiernan las instituciones europeas, es decir, el grupo del Partido Popular Europeo, el grupo socialdemócrata de los partidos socialistas y Renew Europe (que incluye en particular Renaissance de Emmanuel Macron, el Open VLD de Alexander de Croo - que dimitió la noche de las elecciones tras la derrota de su partido - y el VVD de Mark Rutte, ex primer ministro holandés), mantiene una mayoría aunque se reduce, ya que pasa de 417 escaños a 406 y puede seguir gobernando la UE. Pero el grupo dominante dentro de esta coalición, es decir, el grupo del Partido Popular Europeo, en el que predomina la CDU-CSU de Ursula Vander Leyen y el Partido Popular Español está claramente tentado a tender la mano a Giorgia Meloni y a su partido de extrema derecha, los Fratellis de Italia (miembro del grupo parlamentario europeo ECR) para incluir a Italia en la gobernanza europea. Por su parte, Giorgia Meloni, se basa en su éxito electoral el 9 de junio y en la progresión del grupo parlamentario de extrema derecha, sobre el que ejerce un liderazgo, que pasa de 69 eurodiputados a 83. Exige un puesto entre los de los principales líderes de la UE argumentando que Renew Europe ha pasado de 102 eurodiputados a 75.
Cuarta observación, el grupo de la “izquierda radical” -que constituye el grupo más pequeño en el Parlamento Europeo- a pesar de las pérdidas en algunos países como Portugal, donde tanto el Bloque de Izquierda como el PCP pierden casi la mitad de los votos y escaños, se fortalece en general, pasando de 37 escaños a 39. Podría seguir creciendo ya que los no inscritos y los independientes, que representan a más de 80 eurodiputados, podrían unirse a él. Más allá de la composición y el número del grupo de la izquierda radical The Left, hay que señalar algunos éxitos. Este es el caso del buen resultado de La Francia Insumisa en comparación con los resultados de 2019, que pasa de 7 a 9 parlamentarios, y que alcanza casi el 10% de los votos. También hubo un excelente resultado para la Alianza de la Izquierda en Finlandia, que multiplicó por 3 su número de eurodiputados, de 1 a 3, y obtuvo el 17% de los votos, mientras que el ultraderechista Partido de los Finlandeses cayó bruscamente del 13,8% al 7,6%. También hay que añadir el resultado de la izquierda radical en Bélgica, con el progreso del PTB, que duplica su puntuación y su representación en el Parlamento Europeo (ver más adelante). Hay que tener en cuenta también el caso de Italia, donde la alianza verde y de izquierda alcanza casi el 7% de los votos y obtiene dos eurodiputados (ver más adelante).
Quinta observación, la crisis de los regímenes políticos se sigue traduciendo, además de en fortalecimiento de la extrema derecha, en la aparición y el éxito de listas efímeras que aprovechan su impacto en las redes sociales y la búsqueda de alternativas fuera de los partidos políticos tradicionales o incluso de extrema derecha “clásica”. Dos ejemplos de este fenómeno: la lista de Fidias Panayiotou, un tiktokerchipriota de 24 años, que fue la tercera fuerza que ganó un escaño en el Parlamento Europeo con casi el 20% de los votos, y Alvise Pérez, el candidato de Se Acabó La Fiesta (La fiesta ha terminado), una de las novedades electorales en España que obtuvo tres eurodiputados con 800.000 votos. Alvise Pérez es muy activo en las redes sociales Telegram y Twiter / X en las que difunden fakenews claramente orientadas a la derecha. Últimamente, X le ha quitado el acceso a la red. Es objeto de varios procesos penales por difamación y espera aprovechar el estatus de eurodiputado para escapar de ellos durante su mandato.
¿Cuál es la amplitud del refuerzo de la extrema derecha?
Los dos grupos parlamentarios de extrema derecha, que juntos agrupaban a 118 diputados en 2019, salen reforzados de las elecciones de 2024. Cuentan con 134 diputados europeos. Esto sube a 149 parlamentarios si añadimos a los 15 parlamentarios de la extrema derecha alemana Alternative für Deutschland AFD (que, tras la toma de posiciones pro nazis de su candidato principal durante la campaña europea, fue excluido en mayo de 2024 del grupo Identidad y Democracia -ID- dominado por la RN de Marine Le Pen). Hay que tener en cuenta que la AFD se convirtió el 9 de junio de 2024, con 15 eurodiputados, en la segunda fuerza política en Alemania, mientras que en las elecciones europeas de 2019 ocupó el quinto lugar con 9 eurodiputados. Si le añadimos el partido Fidesz-Union Cívica Húngara de Viktor Orban, que encabezó las elecciones húngaras y ganó 10 escaños, daría 159 parlamentarios.
Cabe señalar que efectivamente una serie de no inscritos y autónomos también corren el riesgo de unirse a uno de los dos grupos parlamentarios de la extrema derecha. La extrema derecha logró convertirse en la primera fuerza política en Italia (Hermanos de Italia), Francia (RN), Hungría (Fidesz-Union Cívica Húngara), Países Bajos (PVV Partij voor de Vrijheid de Geert Wilders) y Austria (FPÖ). Y la segunda fuerza en Alemania (AFD) y Bélgica (gracias al éxito de Vlaams Belang en la parte flamenca del país donde ocupa el segundo lugar detrás de la NVA, un partido de derecha radical). La extrema derecha ha progresado constantemente en Europa desde principios de siglo. Como señala Miguel Urban, eurodiputado saliente de anticapitalistas, hace 20 años los parlamentarios de la extrema derecha luchaban por formar un grupo parlamentario en el Parlamento Europeo porque implicaba tener electos en 7 países y alcanzar al menos 23 escaños. Hoy en día, disponen de dos grandes grupos parlamentarios que, si se unieran, constituirían la segunda fuerza política en el Parlamento Europeo. En los últimos diez años, la extrema derecha ha aparecido en algunos países donde hasta entonces no tenía asiento. Este es el caso de Portugal con la organización de extrema derecha Chega, que en las últimas elecciones parlamentarias de marzo de 2024, obtuvo el 18% de los votos y por primera vez entró en el Parlamento Europeo con 2 escaños, tras obtener el 9,8% de los votos el 9 de junio.
¿Cómo se reparten los diferentes grupos políticos en el seno del Parlamento europeo y cuales son sus características?
Fuente: https://results.elections.europa.eu/es/herramientas/herramienta-comparativa/
1. El Partido Popular Europeo
El primer grupo en el Parlamento Europeo es el Partido Popular Europeo, presente en los 27 países de la Unión Europea y con 188 escaños. Ha aumentado 12 escaños en comparación con 2019. En su seno encontramos partidos conservadores con connotación cristiana como la CDU-CSU alemana de Ursula Van Der Leyen y Angela Merkel, como el PP español, la Coalición Cívica (en polaco: Koalicja Obywatelska, abreviado como KO) dirigida por Donald Tusk que gobierna desde finales de 2023, el CDNV en Bélgica, pero también el partido del difunto Silvio Berlusconi, Forza Italia. Los partidos nacionales que apoyan al grupo PP en el Parlamento Europeo han radicalizado su posicionamiento de derecha sobre temas relacionados con los derechos de las personas migrantes y refugiadas, la seguridad, la guerra, la OTAN, la ofensiva contra los derechos sociales, el apoyo incómodo pero muy real a la política del gobierno de extrema derecha de Netanyahu, la continuación y profundización de las políticas económicas neoliberales de privatización y ataques a los servicios públicos,... Por lo general, han integrado en su seno a personalidades de extrema derecha como es el caso del partido Nueva Democracia que gobierna Grecia desde 2019. Los partidos miembros del PPE hacen alianzas con la extrema derecha como es el caso en España del PP con Vox (miembro del grupo europeo ID) para gobernar regiones o municipios, o en Francia de una parte del partido Les Républicains (especialmente su presidente Éric Ciotti) con la RN de Marine Le Pen y Jordan Bardella en la campaña electoral de las elecciones legislativas del 30 de junio de 2024. En Austria, el Partido Popular Austriaco (en alemán: Österreichische Volkspartei, abreviado como ÖVP) se alió durante años con el FPÖ, partido de extrema derecha, hasta que en 2019, un escándalo que involucró al líder principal de este partido hizo imposible continuar la colaboración. Desde entonces, el Partido Popular de Austria se ha asociado con los Verdes. En Italia, el partido miembro del grupo Partido Popular en el Parlamento Europeo es Forza Italia, partido conservador de derecha radical, del difunto Silvio Berlusconi. Es parte del gobierno de la líder de extrema derecha Giorgia Meloni de los Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia) también aliada en el gobierno a otro partido de extrema derecha italiano, la Liga Norte de Matteo Salvini. En Finlandia, el Partido de la Coalición Nacional (Kokoomus, Kok) del primer ministro Petteri Orpo, miembro del grupo PPE, formó un gobierno de coalición con un partido de extrema derecha, el Partido de los Verdaderos Finlandeses. En Suecia, el partido de extrema derecha Demócratas de Suecia (Sverigedemokraterna, SD) apoya, sin formar parte de él, al gobierno conservador vigente desde 2022 compuesto en particular Partido Moderado de Reunión (Moderata samlingspartiet), miembro del PPE. Este gobierno lleva a cabo una dura política represiva contra las personas migrantes e hizo que Suecia se uniera a la OTAN en 2023. Lo que también ha hecho Finlandia. Agreguemos también que, en Hungría, el partido de extrema derecha del presidente Viktor Orban, el Fidesz-Union civique hongroise (Fidesz-Magyar Polgári Szövetség) fue miembro del PPE hasta 2021. De todos modos, la lista de compromisos y alianzas de partidos miembros del PPE con la extrema derecha es más amplia de lo que se acaba de mencionar y merecería un estudio completo.
2. S&D Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, fiel aliado del Partido Popular Europeo para gobernar la UE
El segundo grupo parlamentario en términos de número es el de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas que cuenta con 136 parlamentarios pero que había conseguido 139 en 2019. Los socialistas españoles y los italianos del Partido Democrático obtienen cada uno los 21 eurodiputados pero los españoles pierden un escaño (tenían 22 en 2019) mientras que los italianos ganan 6 pasando de 15 a 21. Los socialistas alemanes perdieron 2 escaños pasando de 16 a 14. En Portugal, el Partido Socialista pasa de 8 a 7 parlamentarios. Los socialistas austriacos mantienen 5 escaños al igual que en 2019, pero pasan de ser la segunda fuerza política a la tercera. En Bulgaria, los socialistas pasan de 4 a 2 parlamentarios. En Rumanía, los socialistas pasan de 4 a 6 escaños. Los socialistas belgas obtienen 4 parlamentarios frente a 2 en 2019. En Croacia, los socialistas se mantienen con 4 escaños. En Dinamarca los socialistas se mantienen con 3 escaños (de 15 escaños); en Finlandia, se estancan en 2 escaños (de 21 escaños); en Suecia, mantienen sus 5 escaños (de 21). En Francia, experimentan una importante progresión de 7 a 13 escaños y están a la par con el partido de Macron, que pierde 10 escaños (mientras que el partido de Marine Le Pen gana 12 escaños de 18 a 30). En Grecia pasan de 2 en 2019 a 3 escaños en 2024. En los Países Bajos, los socialistas pierden y pasan de 6 a 4 escaños. En Chequia y Eslovaquia, los socialistas no tienen parlamentarios. En Eslovenia pasan de 2 a 1 escaño. En Estonia y Lituania, los socialistas se mantienen en 2 escaños como en 2019, en Letonia, pasan de 2 a 1.
El grupo parlamentario socialista europeo apoyó las mismas orientaciones y políticas que el grupo del Partido Popular Europeo, no hubo ruptura entre ellos sobre las grandes cuestiones a nivel de políticas económicas, política migratoria, aumento del gasto militar, fortalecimiento de la OTAN y alineación con Washington, negativa a tomar sanciones contra Israel, decisión de no aplicar un giro radical para responder a la crisis ecológica.
3. ECR El Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, la mayor agrupación de extrema derecha
El Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos es en este momento el principal grupo parlamentario de extrema derecha y cuenta con 83 eurodiputados. En comparación con las elecciones de 2019, este grupo ha crecido 14 escaños. El partido de Giorgia Meloni, los Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia) constituye la principal fuerza política de este grupo con 24 parlamentarios elegidos en 2024 frente a 10 en 2019. Luego viene en Polonia el partido Ley y Justicia (PIS es el acrónimo en polaco) que gobernó este país desde 2015 hasta finales de 2023 y que cuenta con 20 parlamentarios frente a 27 en 2019. Hay que tener en cuenta que en 2019 fue la principal fuerza política del país y que en 2024 fue superado por la Coalición Cívica (en polaco: Koalicja Obywatelska, abreviado como KO) dirigida por Donald Tusk, que gobierna desde finales de 2023, como hemos visto al hablar del PPE. En España, el partido de extrema derecha VOX forma parte del grupo ECR, obtuvo 6 escaños en 2024 frente a 4 en 2019. En Francia, los miembros de ECR se encuentran más o menos en la formación política de extrema derecha Reconquista del racista Éric Zemmour, son 43. En Bélgica, la NVA, el principal partido nacionalista flamenco ultra neoliberal y racista, forma parte de ECR con 3 parlamentarios (la misma cifra que en 2019). La NVA obtuvo el 22% de votos en Flandes y superó por poco al Vlaams Belang en las elecciones al parlamento federal que se celebraron al mismo tiempo que las europeas. Es el líder de la NVA quien dirige las negociaciones para la constitución de un nuevo gobierno en Bélgica, gobierno que estará compuesto íntegramente por partidos de derecha. El Vlaams Belang, que está aún más a la derecha que la NVA, la superó por poco en las elecciones europeas y también cuenta con 3 eurodiputados. El Vlaams Belang forma parte del otro gran grupo de extrema derecha en el Parlamento Europeo, el grupo ID dominado por el RN de Marine Le Pen (ver más adelante). Durante la campaña electoral para el parlamento federal belga, la NVA adoptó un discurso no muy alejado del Vlaams Belang para no perder demasiados votos a su favor. Bart de Wever, el líder de la NVA, se presentó de alguna manera como un baluarte ante el peligro que representa el Vlaams Blok. Sin embargo, en la noche electoral del 9 de junio, Bart de Wever, contento de haber superado (por poco) al Vlaams Blok, felicitó a éste por su resultado en progresión. El programa económico de la NVA se basa en el programa de la patronal belga y flamenca.
En Chequia, la coalición SPOLU, que forma parte del grupo ECR, cuenta con 3 diputados europeos. En Suecia, el partido de extrema derecha de los Demócratas de Suecia (Sverigedemokraterna, SD) forma parte de la ECR, tiene 3 escaños en el Parlamento Europeo como en 2019. En Finlandia, encontramos el partido de los finlandeses (PS Perussuomalaiset / Sannfinländarna) que perdió votos en 2024 y solo tiene 1 parlamentario europeo contra 2 en 2019. Es una buena noticia que este partido pague su participación en el gobierno finlandés en el que tiene 7 ministros. En Grecia, el partido afiliado a la ECR es la Solución griega que progresó en las elecciones de 2024 y obtuvo 2 escaños contra 1 en 2019. Todos los partidos europeos de ECR son claramente de extrema derecha.
En cualquier caso, es importante recordar que en al menos dos países de la UE los partidos miembros de la ECR dirigen o dirigirán el gobierno, como es el caso de Italia y probablemente de Bélgica en las próximas semanas o meses. También están en el gobierno de Finlandia.
4. RENEW Europa
Renew Europe es el cuarto grupo parlamentario europeo en términos de peso. Su fuerza disminuyó considerablemente tras las elecciones de 2024, pasó de 102 en 2019 a 75 parlamentarios en 2024. Las principales formaciones políticas del grupo RENEW son el partido del presidente francés Emmanuel Macron, 3 partidos de derecha de Bélgica: el MR del que proviene Charles Michel, el presidente del Consejo cuyo mandato está llegando a su fin, el Open VLD del ex primer ministro belga Alexander De Croo, y los Engagés, un partido que proviene de la familia PPE y que acaba de unirse a RENEW desde las elecciones europeas de junio de 2024 después de haber tenido un buen resultado electoral. En los Países Bajos, también miembro de RENEW, el VVD, el partido del ex primer ministro Mark Rutte, que acaba de convertirse en el nuevo líder de la OTAN, ahora forma parte de un gobierno de coalición dirigido por el partido de extrema derecha del racista Geert Wilders (del Partido por la Libertad). Fue su partido el que impulsó al nuevo primer ministro holandés Dick Schoof, que fue jefe de los servicios de inteligencia y que oficialmente no es miembro de ningún partido.
5. Identidad y Democracia (ID)
El segundo grupo parlamentario de extrema derecha es el grupo Identidad y Democracia (ID), también ha crecido desde las elecciones de 2019, pasando de 49 a 58 parlamentarios europeos en 2024. El grupo está presente en 7 países. El Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen y Jordan Bardella, que encabezó las elecciones europeas en Francia consiguiendo el doble de votos que el partido de Emmanuel Macron, ejerce el liderazgo en él con 30 parlamentarios frente a 18 en 2019. Luego viene la Liga del Norte de Matteo Salvini, que sufrió enormes pérdidas en comparación con 2019. Su grupo ya solo tiene 8 parlamentarios, mientras que tenía 22. El partido de Salvini forma parte del gobierno de Giorgia Meloni, del que es viceprimer ministro (puesto que también ocupó en 2018-2019). El partido de Salvini incorpora a personalidades de extrema derecha que muestran su simpatía por Mussolini como el ex general Vannacci. En Austria, el Partido de la Libertad de Austria o Partido Liberal Austriaco (en alemán: Freiheitliche Partei Österreichs, FPÖ) fue parte del gobierno de 2000 a 2006, y luego de 2017 a 2019. Varios de sus miembros y líderes no han ocultado sus simpatías nazis. El partido ya no pudo formar parte de un gobierno tras un escándalo que estalló en 2019, que reveló en video que uno de sus principales líderes había negociado la financiación del partido con un oligarca ruso. Dicho esto, entre 2019 y 2024, duplicó sus votos y sus parlamentarios europeos de 3 a 6. Se convirtió así en el primer partido austriaco en 2024, adelantando en un escaño en el Parlamento Europeo al partido miembro del grupo del Partido Popular Europeo y al Partido Socialista.
En Países Bajos, es el Partido por la Libertad (en holandés Partij voor de Vrijheid) de Geert Wilders el que forma parte del grupo Identidad y Democracia. Se convirtió en la principal fuerza política del país en noviembre de 2023 y acaba de formar gobierno con el VVD que forma parte de Renew (ver arriba). En las elecciones europeas, confirmó su posición como primer partido al obtener 6 parlamentarios, mientras que el VVD de Mark Rutte obtuvo 4. En Bélgica, en la parte flamenca, el Vlaams Belang, miembro de Identidad y Democracia, experimentó un fuerte avance electoral en junio de 2024 convirtiéndose en el principal partido en términos de votos para las elecciones europeas. Para las elecciones al parlamento belga, es la segunda fuerza después del NVA que, como hemos visto, forma parte del otro grupo parlamentario de extrema derecha, el ECR. El grupo ID también está presente en Estonia y Chequia, pero son fuerzas marginales, cada una de las cuales obtuvo sólo un parlamentario.
6. El grupo de los Verdes europeos (54 en lugar de los 71 escaños en 2019)
El grupo de los Verdes europeos sufrió una importante derrota en las elecciones de 2024, pasando de 71 parlamentarios a 54. El grupo vuelve aproximadamente al tamaño que tenía entre 1999 y 2019 antes de experimentar un fuerte crecimiento en 2019 para la legislatura que finaliza. Ahora, pasa de la cuarta posición a la que ascendió en 2019 a la sexta posición, superado por los dos grupos parlamentarios de extrema derecha, el grupo ECR y el grupo ID. Los Verdes alemanes (= Grünen), que forman parte de un gobierno de gran coalición con socialistas y liberales, perdieron casi la mitad de los escaños, pasando de 21 eurodiputados a 12. Si sumamos las otras pequeñas listas alemanas que también pertenecen al grupo de los europeos Verdes, el total va de 25 al 16.
Los Verdes alemanes aceptaron la orientación del gobierno liderado por el socialista Scholtz, decididamente favorable al gobierno fascista de Netanyahu, pro-OTAN y partidario de un fuerte aumento del gasto armamentista. Los Verdes de Bélgica también sufrieron una terrible derrota, particularmente en la parte francófona del país, donde pagaron un alto precio por su participación en el gobierno con dos partidos de derecha y los socialistas. Han pasado de 2 eurodiputados a 1. Los Verdes flamencos están un poco mejor y conservan un eurodiputado. Los Verdes austriacos, que gobiernan desde 2019 con el OVP, miembro del PPE, también pierden y pasan de 3 parlamentarios a 2. Los Verdes franceses, que han adoptado una posición cada vez más moderada sin estar en el gobierno, también perdieron. un gran número de votos, pasando de 10 eurodiputados a 5. La excepción a esta caída tan significativa se encuentra en Dinamarca: los Verdes progresaron y pasaron de 2 a 3 escaños en el PE. En Italia se quedan con 3 escaños en el PE y en Suecia también con 3 escaños. En los países del Este están casi ausentes.
7. El grupo parlamentario The Left (La Izquierda)
El séptimo grupo parlamentario europeo está formado por el grupo The Left (La Izquierda) anteriormente GUE / NL. Inicialmente, hace 25 años, estaba compuesto por partidos eurocomunistas a los que se sumaban dos escaños trotskistas Alain Krivine (Liga Comunista Revolucionaria) y Arlette Laguiller (Lutte Ouvrière). Se expandió hacia partidos de la izquierda nórdica (Dinamarca, Finlandia y Suecia) que no procedían de la tradición comunista. En 2004, ya no hubo escaños trotskistas, sino que se unieron a el GUE, el Bloque de Izquierda de Portugal (resultado de una fusión entre eurocomunistas, maoistas, trotskistas,...) y el Sinn Fein irlandés, así como el Partido Progresista de los Trabajadores (AKEL) de Chipre y el Partido Comunista de la República Chequia. Tras las elecciones de 2009, el GUE experimentó una caída importante porque las diferentes organizaciones comunistas italianas perdieron toda representación cuando tenían 7 escaños europeos en la legislatura anterior. La GUE se redujo a 35 parlamentarios. Pero a partir de 2014, nuevas formaciones en pleno desarrollo reforzaron la GUE, en particular Syriza de Grecia, que estaba en su apogeo o se unieron a ella, como Podemos en España, que acababa de ser creada e hizo elegir con una orientación radical a 5 parlamentarios por primera vez. Izquierda Unida de España también tenía escaños. Como resultado, en 2014, la GUE experimentó un importante crecimiento al ganar 18 escaños, pasando de 35 a 53 escaños. Tras la capitulación de Syriza en 2015, del giro moderado de Podemos y Die Linke en Alemania, la GUE/NL perdió fuelle y volvió a caer a 37 escaños en 2019. Los resultados de las elecciones de 2024 sitúan a The Left, el nombre que sustituye al acrónimo GUE/NL, en su nivel de 2009 y 2019. Cabe destacar pero con resultados positivos en Francia, donde La France Insoumise gana 4 escaños, pasando de 5 a 9, en Bélgica, donde gracias al PTB, The Left gana 1 eurodiputado, en Italia, con la lista Alianza Verde e Izquierda que obtiene 2 eurodiputados y en Finlandia con la Alianza de la Izquierda, que pasó de 1 a 3 eurodiputados. Por otro lado, por primera vez en mucho tiempo, Izquierda Unida, en la que se encuentra el PC español (IU-PC forma parte de Sumar que participa en el gobierno del socialista Pedro Sánchez) y el PC francés estarán ausentes del Parlamento Europeo y AKEL en Chipre retrocede. Podemos, que salió del gobierno de Pedro Sánchez y Sumar en 2023, con una línea de izquierdas obtuvo 2 escaños (mientras que en 2019 tenía 5). Anticapitalistas, que tenía un escaño, no se presentó. Die Linke obtiene solo el 2,7% de los votos y pierde 2 escaños, pasa de 5 parlamentarios a 3, habiendo sufrido una escisión organizada por una de sus antiguas líderes que creó un movimiento que lleva su nombre: la Alianza Sarah Wagenknecht (Bündnis Sahra Wagenknecht).
Este nuevo partido, que obtuvo el 6,2% de los votos (casi dos millones de votos) y 6 eurodiputados en el primer intento, probablemente no formará parte de La Izquierda. Asunto a seguir. La Alianza Sarah Wagenknecht obtuvo importantes resultados en el territorio de la antigua Alemania Oriental, obteniendo en ocasiones el 15% de los votos y quedando en tercer lugar detrás del partido de extrema derecha AFD y del partido de Úrsula von der Leyen CDU/CSU, miembro del PPE. No descarta llegar a un acuerdo con este partido (y el socialista SPD) para gobernar las provincias orientales y así impedir que la AFD llegue al gobierno. El nuevo partido de Sarah Wagenknecht obtuvo votos en detrimento del partido socialdemócrata del Canciller Scholtz, Die Linke, la AFD, los liberales, los Verdes y el CDU-CSU. Según Reuters, en orden, esto da 500.000 del SPD, 400.000 de Die Linke y 140.000 de la AFD. Sarah Wagenknecht y su partido adoptaron una posición favorable al control de los flujos migratorios, la negativa a enviar armas para apoyar a Ucrania invadida por Rusia y la necesidad de abrir negociaciones para poner fin a la guerra,… No se pronuncian a favor de medidas anticapitalistas. La cuestión del medio ambiente ocupa un lugar marginal en el programa, al igual que la cuestión de los derechos LGBTQI+. Por tanto, no podemos incluir a este nuevo partido en la categoría de partidos de izquierda radical, pero sería un error situarlo en la derecha. Su programa recuerda en cierto modo al programa de los Partidos Comunistas de los años 1960 y 1970 (como el Partido Comunista Francés): una dosis significativa de proteccionismo para defender logros sociales, una búsqueda de una alianza con las clases medias, las empresas líderes que invierten en la producción nacional y crean empleos, contra el gran capital globalizado, internacionalizado y monopolista. Una línea antimonopolista más que anticapitalista. Será necesario seguir de cerca su evolución sin demonizar a la Alianza Sarah Wagenknecht, criticando y debatiendo todos los puntos que requieren una orientación clara de izquierda radical, internacionalista, socialista ecologista y feminista.
Entre los éxitos de partidos o listas que forman parte de The Left, hay que señalar los buenos resultados del PTB (Partido del Trabajo de Bélgica) en Bélgica, partido de origen maoísta y estalinista que ha renunciado públicamente a estas referencias hace unos veinte años4. En la parte flamenca del país, el PTB duplicó sus votos hasta el 8,2% y obtuvo su primer parlamentario europeo elegido en el colegio flamenco. En la región francófona (Valonia y Bruselas francófona), obtuvo el 15,4% y mantiene un europarlamentario. Mientras se celebraban las elecciones europeas, también se celebraban las elecciones federales y regionales. Para las elecciones al parlamento flamenco, el PTB obtuvo el 8,3%, con un fuerte aumento. En Valonia, el PTB experimentó un ligero descenso y obtuvo el 12,1% (-1,5% en comparación con 2019) y en Bruselas francófona, el PTB aumentó y obtuvo el 21% (mientras que el PS obtiene el 22%). En algunos municipios del corazón popular de Bruselas, el PTB supera el 25% de los votos como en Anderlecht (28%), Molenbeek (27%), o en Bruselas ciudad (26%). En el centro de Lieja, obtiene el 16,5%, en el suburbio industrial de Lieja, en Herstal, el PTB obtiene el 24,3%. En Charleroi, obtiene el 20%. El PTB tiene una orientación de izquierda radical y es internacionalista pero evita proponer medidas anticapitalistas.
Hay que señalar que también había una lista Anticapitalista (IV Internationale) que se presentó en la Bélgica francófona en las elecciones europeas. En Valonia obtuvo el 2,5%.
La buena sorpresa viene de Italia, donde la lista de la Alianza Verde e Izquierda obtuvo el 6,8% de los votos y ganó 5 escaños europeos, pasando de 1 escaño a 6. 2 de los 6 escaños reforzarán a La Izquierda, 3 volverán al grupo de los Verdes Europeos y 1 escaño forma parte de la categoría de no inscritos.
La italiana Ilaria Salis, profesora de 39 años, detenida en Hungría acusada de violencia contra neofascistas durante una manifestación antifa a principios de 2022. Fue detenida a principios de 2023 en Budapest y encarcelada desde entonces y corría el riesgo de una condena de hasta 24 años de prisión. Fue candidata en la lista de Alleanza Verdi e Sinistra, y fue elegida para el Parlamento Europeo y, en consecuencia, fue liberada. Esta es una muy buena noticia. Otra buena noticia es que un alcalde italiano, Mimmo Lucano, que había sido amenazado de prisión por el gobierno de Matteo Salvini en 2019 por autorizar la llegada de un barco de migrantes al puerto de su pequeña ciudad Riace también fue elegido para el Parlamento Europeo en la misma lista que Ilaria Salis.
Miguel Urbán, eurodiputado saliente, tiene mucha razón en su reflexión sobre la crisis de la izquierda. Me adhiero sin restricciones y tomo una larga cita de uno de sus artículos recientes:
“Mientras la extrema derecha parece no parar de crecer en toda Europa, la izquierda sigue anclada en una crisis existencial manteniéndose como el grupo más pequeño del Parlamento Europeo. En este contexto, la izquierda debe de preguntarse qué ha hecho mal para que la extrema derecha consiga ser percibida como expresión del malestar y vehículo de la protesta electoral. ¿Por qué la izquierda ha dejado de ser una herramienta de federación del descontento y de la impugnación, de la protesta contra el establishment, de la ilusión de las y los de abajo? Y, sobre todo, cómo podemos volver a serlo.
Porque hace justo una década, la coalición de la izquierda radical SYRIZA ganaba las elecciones europeas en Grecia como paso previo a su victoria, un año después, en las elecciones legislativas asumiendo, por primera vez desde la II Guerra Mundial, un gobierno de un país de de UE una fuerza situada a la izquierda de los socialdemócratas. Solo hace una década irrumpía una nueva fuerza política como Podemos en el Parlamento Europeo, que llego en poco más de un año a casi conseguir sorpassar al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con más de cinco millones y un 21% de los votos.
Al volver la mirada unos años hacia atrás en el tiempo, no podemos dejar de recordar la clásica tesis de Walter Benjamín: «Cada ascenso del fascismo da testimonio de una revolución fallida». Una afirmación que si la extrapolamos de su literalidad continúa siendo actual hoy en día para comprender cómo el ascenso del neoliberalismo autoritario y/o de la extrema derecha, no exclusivamente, pero también está relacionado con las debilidades actuales de la izquierda. Una tesis útil para tener presente los riesgos de que los gobiernos de izquierdas se moderen y no cumplan las expectativas de cambio de las clases populares como ocurrió con Syriza en Grecia o como está ocurriendo en España con el PSOE y Sumar. Porque cuando se truncan las expectativas, surge la insatisfacción y la frustración, imperando la lógica del «no se puede», del «todos son iguales» de la anti-política neoliberal que alimentan las pasiones oscuras sobre las que se construye la internacional reaccionaria.
Todavía la mayoría de la izquierda institucional europea no ha sacado las lecciones de la derrota de la experiencia de gobierno de Syriza; de las limitaciones de un proyecto reformista en un contexto de crisis de régimen donde no hay espacio para las reformas; y del papel que juega la UE como expresión concentrada del constitucionalismo neoliberal de mercado en donde el conjunto de las llamadas normas comunitarias prevalecen sobre el derecho estatal nacional y por ende sobre la soberanía popular. Como quedo patente en la experiencia del primer gobierno de Syriza, el referéndum en contra de la austeridad de julio del 2015 y la imposición del memorándum austeritario por parte de la Troika.
Al final, si la izquierda no ofrece alternativas al desorden, a la crisis climática, a la inseguridad social, a la gestión de las migraciones y a la creciente desigualdad, estos espacios los ocupa la extrema derecha desde una óptica de la exclusión, desde el punitivismo, la criminalización del diferente. La izquierda debe de comprender el momento de crisis de régimen capitalista en el que nos encontramos, que genera malestares crecientes entre cada vez más sectores sociales y como, en muchas ocasiones, la izquierda es vista como parte del sistema y por ende como parte del problema.
Indudablemente, en momentos de crisis como los actuales, la izquierda debe de repensarse, una tarea que en ningún caso puede derivar en transitar un camino muy peligroso, una tendencia a cierta fascinación por los temas que plantea la extrema derecha: proteccionismo, soberanismo excluyente y política antiinmigración. Muchas veces, al no abordar estos problemas en el marco de la reconstrucción de un proyecto basado en la autoorganización autónoma de la clase trabajadora, con aspiraciones hegemónicas y portador de una propuesta de sociedad ecosocialista y feminista, puede parecer que de lo que se trata es de «disputarle» las propuestas a la extrema derecha, en uno de esos ejercicios sin futuro consistentes en mimetizarse con el adversario para «robarle» sus éxitos. Esa táctica le puede funcionar a la derecha cuando copia los aspectos más superficiales de la izquierda, pero lleva a la izquierda a su impotencia total y a su autodestrucción”. (Este artículo de Miguel Urbán será publicado próximamente).
Conclusiones
La orientación a la derecha de las instituciones que gobiernan la UE se acentuará claramente. La Comisión, el Consejo y el BCE van a aumentar la presión sobre los gobiernos de los países de la UE para agravar los recortes de los gastos sociales. La deuda pública, que ha aumentado considerablemente, servirá de argumento para imponer políticas austeritarias cada vez más fuertes. En la batalla de ideas habrá que explicar que los gobiernos, la Comisión y el BCE han querido un aumento de la deuda pública para financiar el gasto frente a la pandemia de coronavirus y la crisis económica social que ha sido amplificada por ella. Los líderes europeos y los gobiernos nacionales no han querido gravar los superbeneficios de las grandes empresas farmacéuticas, especialmente las que producen vacunas, que se han enriquecido escandalosamente a espaldas de la sociedad. Al igual que las empresas de distribución, especialmente las especializadas en ventas en línea y servicios informáticos, que han obtenido enormes beneficios. Luego, cuando los precios del gas se dispararon tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los gobiernos no quisieron controlar los precios de la energía y congelarlos, lo que permitió a las empresas especializadas en combustibles fósiles y a las productoras de energía obtener enormes beneficios a espaldas de la sociedad. Finalmente, cuando los precios de los alimentos se dispararon tras la guerra en Ucrania y la especulación sobre los cereales, las empresas de cereales obtuvieron súper beneficios. Al igual que las grandes cadenas de distribución que han aumentado el precio de los alimentos al por menor de forma desproporcionada y abusiva, provocando un aumento muy fuerte de la inflación y una pérdida del poder adquisitivo de las clases populares. Los gobiernos se han negado a gravar de forma extraordinaria sus beneficios. Las empresas de producción de armas también ven aumentar sus beneficios gracias a la guerra en Ucrania y Oriente Próximo.
En esta situación y con esta postura de negativa a hacer gravámenes sobre las empresas que se beneficiaban de la crisis y de los más ricos, los Estados han recurrido cada vez más a la financiación a través de la deuda en lugar de financiarse a través de ingresos fiscales, excepto los procedentes de los impuestos indirectos sobre el consumo (Impuesto sobre el valor añadido - IVA) que son particularmente negativos para la gran mayoría de la población y en particular para los sectores con los ingresos más bajos.
En la batalla de las ideas, habrá que demostrar que gran parte de la deuda pública es, en consecuencia, ilegítima y que debe ser auditada y cancelada.
La política de los líderes europeos y de los gobiernos nacionales en materia de migración también se endurecerá y las violaciones de los derechos humanos aumentarán. Las violaciones de estos derechos se multiplicarán cuando son denunciadas por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y las asociaciones de defensa de los derechos humanos.
La inacción climática de los gobiernos y las instituciones europeas también se profundizará.
El rearme se acelerará.
Los discursos de extrema derecha y las políticas favorables a ellos corren el riesgo de seguir extendiéndose.
En consecuencia, la lucha antifascista y las acciones de protesta contra el ascenso de la extrema derecha tomarán cada vez más importancia.
Los movimientos sociales y los partidos políticos de izquierda deben retomar la iniciativa sobre la base de un programa decidido de ruptura con el capitalismo y con una práctica no menos decididamente unitaria.
El autor agradece a Peter Wahl, Angela Klein, Roland Kulke, Fiona Dove, Thies Gleiss, Gerhard Klas, Manuel Kellner, Tord Björk, Raffaella Bollini, Franco Turigliatto, Gigi Malabarba, Miguel Urbán, Alex De Jong, Roberto Firenze, Gippo Mugandu, Roland Zarzycki, Bettina Müller, Antonis Ntavanellos, Giorgos Mitralias, Tassos Anastassiadis, Thanos Contargyris que han respondido a mis preguntas sobre los resultados de las elecciones europeas. Gracias a Maxime Perriot por su revisión. El autor es el único responsable de las opiniones emitidas en este artículo y de los errores que pueda contener.
Traducido por Alberto Nadal Fernández
- 1Además de Bélgica, también Bulgaria, Grecia y Luxemburgo.
- 2Miguel Urbán. Quien siembra políticas de extrema derecha… recoge extrema derecha. https://vientosur.info/quien-siembra-politicas-de-extrema-derecharecoge-extrema-derecha/
- 3Los 4 eurodiputados/as son Marion Maréchal que está aún más a la derecha que su tía Marine Le Pen. Los otros tres son Guillaume Peltier así como Laurence Trochu, que ha dejado Reconquista para formar un nuevo partido conservador con Nicolas Ray.
- 4A comienzos de los años 1980, el PTB denunciaba el socialimperialismo soviético como tan peligroso como el imperialismo de los Estados Unidos, denunciaba a Cuba como el brazo armado del socialimperialismo soviético que operaba en particular en Angola. En mayo de 1989, el PTB apoyó la represión de las autoridades chinas contra la ocupación de la plaza de Tienanmen. Autores del PTB afirmaban que los procesos de Moscú de los años 1930 estaban justificados y no habían ido suficientemente lejos en la depuración de elementos traidores a la causa comunista. El PTB intentó reconstruir el movimiento comunista internacional en colaboración y luego en competencia con el Partido Comunista filipino de Jo María Sison y Sendero Luminoso de Abismael Guzmán. Su giro data de los años 2000. Mantiene una referencia marxista-leninista.