Las elecciones al Parlamento Europeo ofrecen una imagen de las fuerzas políticas presentes en los 27 países de la UE que, sobretodo, refleja el aumento de la derecha conservadora y de la extrema derecha. La izquierda se mantiene, pero el centro, formado por los Verdes y la derecha liberal retrocede, mostrando una tendencia general a la polarización.
El PPE [grupo centro derecha en el parlamento europeo] ha ganado 13 escaños con 189 diputados y diputadas, y los dos grupos de extrema derecha, ID [Identidad y democracia] y CRE [Conservadores y reformistas europeos], obtienen un total de 21 escaños con 141 diputados y diputadas, lo que, a pesar de los numerosos desacuerdos entre ellos, representa la segunda fuerza por detrás del PPE. Al mismo tiempo, los Verdes han sufrido un importante revés, perdiendo 17 escaños (se quedan en 54). Por último, el grupo liberal Renovación sufrió un revés aún mayor, pasando de 102 escaños a 74, lo que supone una pérdida de 28.
Hay que tener en cuenta que el Parlamento saliente tenía 705 escaños tras el Brexit en 2020 (46 escaños) y que para las elecciones de 2024 se había ampliado a 720, por lo que esta pérdida de escaños resulta aún más significativa.
Como demuestra la baja participación, las elecciones europeas siguen siendo un acontecimiento marginal en la vida política de los Estados miembros. Entre 1979 y 1989, la participación media en la UE de 15 miembros se situó entre el 62% y el 59%. Con la ampliación de 2004 a diez países de Europa Central, la participación bajó a menos del 45%. En estas últimas elecciones ha aumentado ligeramente, hasta el 51%, debido sobre todo a la mayor participación en cuatro países de Europa Central (Hungría, Eslovenia, Eslovaquia y la República Checa, con un aumento del 7% al 16%), mientras que se ha estancado o ha descendido en los países de Europa Occidental. Se ha producido una ligera erosión del grupo S&D [socialistas y demócratas], que ha perdido tres escaños, quedándose en 136, y un ligero aumento de 2 en el grupo de La Izquierda (ex GUE), que se sitúa en 39 escaños.
En conjunto, estos resultados no cuestionan el consenso existente al frente de la UE, con una alianza PPE, S&D y Renovación. Por tanto, la Comisión Europea (presidida desde 2019 por Ursula von der Leyen) y el Consejo de Ministros de la UE, principales centros de poder ejecutivo y legislativo de la Unión, seguirán dominados por esta alianza, sin olvidar el Banco Central Europeo (BCE). Los altos cargos son nombrados por el Consejo de Jefes de Estado de la UE. Esta alianza permitirá al Parlamento ratificar la reelección de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea, tal y como lo decidió el Consejo. Del mismo modo, Antonio Costa, miembro portugués del grupo S&D, será nombrado presidente del Consejo Europeo. Pero el margen de esta alianza es cada vez reducido dada la crisis de los liberales [Renovación] y la contestación a Ursula von der Leyen en el seno del PPE, dirigida en particular contra el Pacto Verde de 2019, que se fija como objetivo alcanzar la neutralidad en carbono de aquí a 2050, sin dotarse, por otra parte, de medios financieros a la altura de este objetivo.
Además, desde la covid-19, los grupos de presión de las industrias automovilística, química y del plástico han presionado al PPE para que cuestione los objetivos de este Pacto. A ellos también se han unido los grupos de presión de la agroindustria. Manfred Weber, presidente del PPE y rival de Ursula von der Leyen, actuó como portavoz de este frente, presionando para que se diera un giro hacia los climatescepticos y euroescépticos del grupo CRE. Aunque Von der Leyen fue el blanco de esta presión, ella no dejó de coquetear con Giorgia Meloni, líder de Fratelli d'Italia, sobre las medidas antiinmigración de la UE. Así pues, por el momento, en Bruselas se ha frenado el deslizamiento hacia la extrema derecha, pero la tendencia está ahí y la política de la UE, incluso sin una alianza directa entre la derecha y la extrema derecha, cultiva una orientación ultraliberal en paralelo a las políticas autoritarias que se desarrollan en Europa.
Además, en línea con las políticas de la UE, la extrema derecha lidera dos gobiernos en la UE: en Hungría, con el gobierno Fidesz de Viktor Orban en el poder desde 2010, y el de Giorgia Meloni en Italia desde 2022 (con Fratelli d'Italia en alianza con la Lega de Matteo Salvini, afiliada a ID en el Parlamento Europeo, y Forza Italia, el partido creado por Berlusconi, afiliado al PPE).
Nuevas coaliciones con la extrema derecha
En Finlandia, desde 2023, el Gobierno dirigido por el KOK (conservadores afiliados al PPE) incluye una coalición con el Partido de los Finlandeses (PS, extrema derecha, afiliado al grupo CRE), el Partido Popular (SFP, afiliado a Renovación) y los democristianos (KD). El PS ocupa los cargos de Viceprimer Ministro y Ministro de Finanzas.
En Holanda, desde el pasado mayo existe una coalición liderada por el PVV de Geert Wilders (afiliado a ID), con el NSC y el BBB (afiliados al PPE) y el VVD (afiliado a Renovación). El Primer Ministro es un alto funcionario y antiguo miembro del PvdA, el antiguo partido socialdemócrata, hasta 2021. Geert Wilders ha sido nombrado ministro de Inmigración.
En Suecia, en 2022, el partido Moderaterna (afiliado al PPE) formó coalición con los democristianos KD (afiliados al PPE), los ultraderechistas Demócratas Suecos (SD, afiliados a CRE), los liberales (afiliados a Renovación) con el apoyo no participativo de los Demócratas Suecos, partido de extrema derecha que quedó en cabeza de la derecha con más del 20% de los votos.
En Croacia, el partido HDZ (afiliado al PPE), aunque no tiene la etiqueta de extrema derecha, tiene un sesgo demócrata-cristiano radical, que sugiere la rehabilitación del movimiento Ustasha, que impuso su dictadura criminal en los años cuarenta.
Así, más allá de las declaraciones de los representantes del PPE y de Renovación rechazando las alianzas con la extrema derecha, en varios países los partidos que la conforman están encontrando un terreno común en políticas ultraliberales, a menudo de repliegue nacionalista y antiinmigración. Los ataques sociales, acentuados por la gestión de la covid-19, la elevada inflación de los últimos años, el empobrecimiento y la precariedad de las clases trabajadoras y la desilusión con la UE, en particular en Europa Central, han dado lugar a la aparición de formaciones de extrema derecha, que exaltan tanto el repliegue nacionalista como la identidad nacional.
El PPE
El PPE es el mayor grupo del Parlamento, con 189 escaños. Está dominado por la CDU/CSU alemana (22 escaños), de la que procede Ursula von den Leyen. Le siguen el PP español (22 escaños) y el KO polaco (21 escaños), que en Polonia arrebató el primer puesto al PIS de Jarosław Kaczyński (CRE, 20 escaños). Pero esto no debe ocultar el hecho de que el partido de extrema derecha Konfederacja obtuvo el 12,08% de los votos y 6 escaños, lo que da a la extrema derecha casi el 50% de los votos.
Quien más escaños ha aportado a ese incremento han sido el PP español, que obtuvo 10 escaños más, los partidos polacos KO y Trzecia Droga, que obtuvieron 10 escaños más, y el húngaro Tizra con sus siete escaños, procedentes de una escisión más eurófila del Fidesz de Orban, que a su vez abandonó el PPE en 2021.
El S&D
El grupo socialdemócrata, con sus 136 escaños, ha perdido 3. Sus principales partidos son el PD italiano (21 escaños), el PSOE español (20 escaños), el SPD alemán (14 escaños) y el PS francés (13 escaños). Sus principales ganancias proceden de Francia, con siete escaños más, e Italia y Rumanía (más 3), que mitigan las erosiones de Alemania (2 escaños) y de Hungría y Bulgaria (6 escaños). Pero en conjunto, poco movimiento.
Renovación
Al pasar de 102 escaños a 74, el grupo liberal se convierte en el cuarto grupo por detrás del ultraderechista CRE.
Esto se debe principalmente a la crisis de la delegación francesa encabezada por Renaissance, el partido de Macron, que ha perdido 10 escaños, desplomándose a 13 eurodiputados, así como a la desaparición de Ciudadanos y sus 7 escaños, los 5 escaños de ANO2011 en la República Checa -partido que ha abandonado el grupo (por el momento como miembro no inscrito)- y los 2 escaños de Momentum en Hungría. En Irlanda, Fianna Fail gana 3 escaños. En Portugal, la aparición de Iniciativa Liberal aporta 2 escaños a un partido que compite explícitamente con el partido de extrema derecha Chega en el terreno autoritario y liberal.
Este rápido recuento muestra lo porosos que pueden ser los partidos europeos entre la afiliación a Renovación, al PPE o incluso a grupos de extrema derecha.
Los Verdes
El grupo de los Verdes/ALE cayó de 71 a 54 escaños. Las mayores pérdidas se han producido en Alemania, donde Grünen, que participa en la coalición gubernamental, ha perdido 9 escaños. El partido verde francés Les écologistes también ha sufrido una fuerte pérdida de 8 escaños, no pudiendo repetir su muy buen resultado de 2019. El partido belga Écolo, que también paga el precio de su coalición con el gobierno liberal de De Croo, ha perdido más de la mitad de sus votos y uno de sus dos escaños, al mismo tiempo que perdía más de la mitad de sus escaños en los parlamentos de Valonia y de la Región de Bruselas-Capital. En cambio, el partido quedó en cabeza con 4 escaños en el colegio neerlandófono de Bruselas, donde no participa en el gobierno. En Dinamarca, el SF, Socialistisk Folkeparti, tras haberse negado en 2022 a apoyar el bloque gubernamental construido entre el Partido Socialdemócrata de Mette Frederiksen, los Moderados y el Partido Liberal, se hizo con el primer puesto en las elecciones europeas, con más del 17% de los votos, superando a los partidos de la coalición y pasando de 2 a 3 escaños.
La Izquierda
La Izquierda/La Gauche (GUE/NGL) se mantiene y obtiene 2 escaños. Los mayores avances fueron los de La France Insoumise en Francia, que obtuvo 9 escaños (3 más), y la Alianza de la Izquierda en Finlandia, que quedó segunda con 3 escaños y el 17,3% de los votos, triplicando sus votos y escaños frente a los partidos de derecha y extrema derecha de la coalición. En Bélgica, el PVDA/PTB subió de 1 a 2 escaños, en línea con su ascenso constante desde 2019 en las elecciones belgas. En Italia, la alianza Verdi e Sinistra, inspirada en la NUPES de Francia, logró un importante avance de sus dos componentes con 6 escaños, incluidos dos diputados afiliados al grupo GUE. Estos avances compensaron el retroceso de Die Linke en Alemania (3 escaños), Sumar y Podemos en España (3 y 2 escaños) y el BE y el PC en Portugal (2 escaños en total en lugar de 4). En Grecia, Plefsi Eleftherias, partido no afiliado fundado por Zoe Konstantopoulou, obtuvo un escaño.
El futuro de BSW (6 electos), partido fundado en Alemania por Sahra Wagenknecht, escisión de Die Linke, con una línea antiausteridad, pero que ha adoptado posiciones contrarias a la ayuda a los migrantes y a favor de bloquear la solicitudes de asilo fuera de las fronteras de la UE, sigue siendo incierto. Su líder en Bruselas, Fabio De Mais, ha declarado que no se afiliarán a La Izquiera/GUE, sino que tratarán de crear un nuevo grupo europeo.
CRE, ID y los demás partidos de extrema derecha
El CRE, Conservadores y Reformistas Europeos (83 escaños), surgió para las elecciones europeas de 2009; fue creado por el Partido Conservador británico de David Cameron con el ODS checo y el PIS polaco, y reúne a varios partidos del antiguo grupo Unión por la Europa de las Naciones. En aquel momento contabilizaba 55 escaños, en las elecciones de 2019 obtuvo 69 y ahora cuenta con 83, 14 escaños más. Los dos partidos más importantes son Fratelli d'Italia (Giorgia Meloni), con 24 escaños, y el PIS polaco, con 20 escaños. Además, está presente en otros 16 países, con 6 escaños para Vox en España.
ID, Identidad y Democracia (58 escaños), se creó de cara a las elecciones europeas de 2019 en torno a la Lega italiana, la AfD alemana, el FPÖ austriaco, lRassemblement National de Francia, Vlaams Belang y el PVV de Geert Wilders.
Estos dos grupos suman un total de 141 escaños en el Parlamento, mientras que varios otros partidos no inscritos también se sitúan claramente en la extrema derecha. En varios países, su peso es significativo y, a escala europea, su presión va a ser claramente a favor de políticas aún más reaccionarias.
En Italia, Fratelli d'Italia le dio la vuelta a la relación de fuerzas con la Lega, pasando de 5 a 24 escaños, mientras que el partido de Salvini pasó de 28 a 8, para un total de 32 escaños de extrema derecha, aliados en el gobierno con Forza Italia.
En Francia, Rassemblement National (RN) (afiliada a ID) ganó las elecciones por un amplio margen, pasando de 23 a 30 escaños, a los que hay que añadir los 5 logrados por Reconquête y, sin duda, la mitad de los 6 diputados de Les Républicains, que, con Éric Ciotti, se han aliado con RN.
En Alemania, la AfD ganó 6 escaños, pasando de 9 a 15 diputados, pero de momento ha sido excluida del grupo ID. En Austria, el FPÖ, afiliado a ID, duplicó su número de escaños de 3 a 6, con el 25% de los votos. En Bélgica, Vlaams Belang en Flandes y N-VA en Valonia suman el 28% de los votos. En Hungría, el Fidesz de Viktor Orban obtuvo el 45% de los votos, aunque su partido y sus 11 diputados y diputadas no están inscritos. Y tras él, Tizra, el partido de Peter Magyar (afiliado al PPE), que desciende directamente de Fidesz, siendo proeuropeo, pero igual de reaccionario. Por no hablar de la implantación de Vox y Chega en España y Portugal respectivamente. El caleidoscopio de la extrema derecha refleja desacuerdos sobre la integración en la UE y las relaciones con Rusia, en particular tras la invasión de Ucrania, pero, como ocurre con Viktor Orban, existe un amplio margen de acuerdo entre todos estos partidos en materia de seguridad y políticas antiinmigración.
En estos momentos, en Europa, la capacidad de la izquierda para dar un nuevo impulso a la lucha contra la extrema derecha uniendo a las fuerzas sociales y políticas en torno a reivindicaciones sociales y democráticas es una cuestión clave.
27/06/2024, Traducido por Josu Egireun