El Directorio Nacional del PSOL aprobó el pasado día 15, entre otras cuestiones, una primera posición crítica a la propuesta de marco fiscal presentada por Haddad y Tebet a la prensa. El asunto llegó formalmente al Congreso Nacional el pasado martes, pero puede sufrir cambios hasta el texto final. Las primeras informaciones confirman la línea fiscalista del proyecto y ya han preocupado a todo el partido y a gran parte de la sociedad brasileña.
La mayoría de los dirigentes nacionales del PSOL entiende que «hasta ahora, la propuesta se muestra menos rígida que el Techo de Gasto», pero también identifica el mantenimiento de una «lógica de ajuste en las cuentas públicas» que legitima el discurso fiscalista de control del gasto al restringir el aumento de la inversión. En resumen, el aspecto más negativo es estar en contra del fortalecimiento de un Estado de derechos. La nueva propuesta prevé que los gastos estén atados al crecimiento del 70% de los ingresos y todavía limitados al avance real (limitado por la inflación) fijado en los parámetros del 0,6% al 2,5% al año – el piso y el techo para las inversiones públicas, trabajando con una meta de superávit primario totalmente innecesaria, cuando la gran necesidad es retomar las inversiones sociales por parte del Estado. Cediendo así a las presiones del mercado financiero.
En la práctica, según las primeras proyecciones, si esta norma hubiera estado en vigor desde el inicio del primer gobierno de Lula, en 2003, se habrían dejado de invertir desde entonces cerca de 8,8 billones de reales en los servicios públicos ofrecidos al pueblo brasileño. Se corre el riesgo de disminuir estructuralmente el crecimiento de la salud y de la educación en por lo menos un 30%, sin margen de maniobra para el trabajo del gobierno, lo que implica incluso que podría venir una propuesta de desconstitucionalización de la Educación y de la Salud para encajar el presupuesto en el nuevo marco, algo que sería un gravísimo atentado a los derechos sociales y constitucionales básicos. Incluso el presupuesto del BNDES y de los demás bancos públicos han sido incluidos dentro de este nuevo techo propuesto por el Tesoro. Estas medidas ponen en cuestión la posibilidad de que el gobierno cumpla su papel en la construcción de un Estado Social y de una verdadera democracia brasileña.
En 100 días, el gobierno Lula ha enfrentado un intento de golpe y hay un enorme peso de la derecha y de la extrema derecha en la sociedad y en el Congreso Nacional. Evidentemente, esta es la primera preocupación del PSOL, incluso a la hora de votar el nuevo marco fiscal. Todo lo que la oposición bolsonarista quiere es un gobierno con las manos atadas y el PSOL, por el contrario, quiere ayudar a abrir espacio para la inversión en salud, educación, obras de infraestructura, programas sociales y políticas de reparación.
El problema de Brasil no es el «descontrol» de las inversiones, como sueña la mayor parte de la prensa y del mercado que hoy celebra la nueva propuesta. Por el contrario, los problemas de fondo son el hambre, el desempleo y la precariedad, la inflación y el costo del alquiler y de los alimentos, la destrucción ambiental, el calentamiento global, la desindustrialización y una posible crisis económica mundial. Por esta razón, el Techo de Gasto de Michel Temer fue perforado sucesivamente por Bolsonaro, con el apoyo de una parte de los que hoy defienden el nuevo Marco Fiscal y chantajean a Lula y Haddad por las reglas de ajuste fiscal. Por la misma razón, el nuevo marco será un obstáculo para que el gobierno de Lula cumpla sus promesas de campaña. ¡Un obstáculo para realizar el Brasil que queremos y que el pueblo brasileño necesita!
La gran diferencia es que cuando Bolsonaro rompió el techo de gastos para ofrecer la ayuda de emergencia, no sufrió una propuesta de impeachment por incumplimiento de la responsabilidad fiscal. Esto no ocurrió ni siquiera cuando el ex presidente defendió la intervención militar y cometió graves crímenes durante la conducción de la crisis pandémica (todos recuerdan la coima en la compra de la vacuna, que demoró meses en comenzar a ser distribuida y la falta de oxígeno en las UTIs de Manaus). Mientras tanto, Lula fue injustamente encarcelado por un supuesto tríplex y pedalos en el sitio de Atibaia en un proceso manifiestamente político y arbitrario.
No hay duda de que si la economía brasileña pasa por dificultades y Lula tiene que romper el nuevo marco fiscal para sacar al país de la crisis, el «mercado» y los grandes medios de comunicación no darán el mismo cariño que dieron a Bolsonaro y cuestionarán la legitimidad del nuevo gobierno elegido con el 51% de los votos. Fue así con la acusación de «pedaladas fiscais» de Dilma Rousseff. Fue hace muy poco tiempo, ¡no lo olvidemos!
Esto significa que si la propuesta no sufre cambios estructurales para desbloquear el camino de las inversiones públicas, lo más correcto es que el PSOL vote en contra de la propuesta de marco fiscal, que además tiende a ser aprobada por la amplísima mayoría del Congreso que llevó a Arthur Lira a la reelección. Al fin y al cabo, el PSOL también ha asumido sus compromisos políticos con la sociedad: defender al gobierno de Lula de los ataques, combatir a la extrema derecha y también defender los derechos constituidos de la mayoría del pueblo brasileño, luchando en el Congreso y en las calles por su ampliación.
Traducción: Punto de Vista Internacional