El terremoto ocurrido en Haití el 12 de enero 2010 se sintió en todo el país pero tocó en particular la capital Puerto Príncipe y sus alrededores. Las pérdidas humanas y materiales son espantosas con más de 200 000 muertos, miles de heridos y de personas sin techo. La miseria que azota al país desde varios decenios, las condiciones de vida y de viviendas precarias, un régimen policíaco que desprecia las necesidades de la población y las precauciones a tomar en una zona de riesgo sísmico han llevado a que esta catástrofe provocara tan elevado número de víctimas.
Esta catástrofe no es solamente “natural”. Es amplificada por las consecuencias sociales y económicas de la dominación que las grandes potencias han ejercido y siguen ejerciendo sobre Haití.
Por haber sido Haití la primera colonia a abolir la esclavitud, a luchar y a obtener su independencia, los países imperialistas, encabezados por Francia y Estados Unidos, le han hecho pagar muy caro esta emancipación. (desde 1825 con la deuda historica para con Francia)
Con más del 90% de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza, Haití es el país más pobre del continente americano. Por decenios, el pueblo haitiano ha sido el juguete de las maquinaciones y de la explotación neo-coloniales llevadas a cabo por las potencias imperialistas, Francia y EEUU en primer lugar. Estas potencias no han dejado, cada una en su oportunidad, de poner y apoyar regímenes a su sueldo -como la dictadura de los Duvalier de 1957 a 1986 o el golpe de Estado de 2004- que han saqueado las riquezas y la población del país en único beneficio de las trasnacionales capitalistas y de los gobernantes que han instalado.
Las políticas neoliberales impuestas por instituciones como el Banco Mundial o el FMI, han arrodillado a la agricultura local, forzando a decenas de miles de campesinos a amontonarse en viviendas precarias en las ciudades. El terremoto arrasó con zonas enteras de estos barrios populares.
Estas políticas neoliberales han reducido los salarios y desmantelado los servicios sociales, empezando por el sector de la salud. Antes del sismo, más de 40% de la población no tenía acceso a servicios de salud y, entre las mujeres, esa taza se elevaba al 60%.
En el 2004, los Estados Unidos “delegaron” su dominio militar a la Misión de las Naciones Unidas de Estabilización de Haití (MINUSTAH), verdadera fuerza de ocupación de las Naciones Unidas bajo mando brasileño, la cual desde su llegada, se destacó con la represion de las revueltas de hambre, asesinatos, violaciones y violencias de todo tipo hacia la población pobre. El programa económico aplicado fue similar al de los demás países del Caribe: desarollar en esta isla zonas francas constituidas por industrias empleando mano de obra barata, hacer de esta isla un destino turístico y un taller textil con una mano de obra dócil y muy barata.
La actual catástrofe, la ocupacion militar del pais natural conlleva un nuevo paso adelante en esta política de dominación por parte de EEUU. Los medios propagaron la idea de que para prevenir “caos”, los saqueos y la inseguridad, se necesitaba una presencia militar masiva mientras que las autoridades miliatres estadounidenses reconocen “un nivel de violencia inferior al que habia antes del sismo”. Más de 20 000 GI's han sido enviados con el objetivo de controlar la población así como todos los medios de circulación (mar, tierra, aire).
Esta ocupación se explica en parte por la estrategia de remilitarización del continente latinoamericano y del Caribe. De hecho, Haití está ubicado entre Venezuela y Cuba y está al frente de Honduras (cuyo golpe de Estado permitió contrarrestar el distanciamiento del presidente Zelaya con los intereses estadounidenses). Esta ocupación además le conviene muy bien a las empresas de armamento, de seguridad y de la construcción norteamericanas. Es en medio de la indiferencia internacional que se está llevando a cabo la recolonización de este país que representa un salto atrás de 200 anos.
Pero los testimonios que llegan de Haití muestran que, si bien el centro del poder haitiano está paralizado, se nota al contrario una muy fuerte solidaridad en la población que se auto-organiza, que monta campamentos y reconstruye el país y esto a pesar del estado de sitio impuesto por Estados Unidos.
La reconstrucción no puede hacerse en el marco de una ocupación militar. Las tropas de ocupación deben irse inmediatamente, no son soldados, sino médicos, enfermeros, ingenieros los que necesita ese país!
La apertura de las fronteras debe estar garantizada para llevar ayuda y permitir la circulación de las personas. Ninguna vuelta de haitiano debe ser efectuada hacia Haiti y una acogida estable debe ser garantizada a cualquier haitiano que desee dejar la isla (como Venezuela y Cuba)
La reconstrucción de Haití no puede ser la oportunidad de aumentar la deuda externa que debe ser totalmente anulada por los demás países y las instituciones como el Banco Mundial, el FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Tanto Francia como Estados Unidos, tienen una deuda hacia Haití por los saqueos y exacciones cometidos. Ademas una suma equivalente a la fortuna de los Duvalier, depositada en bancos en el extranjero, debe ser restituida.
La Cuarta Internacional invita las organizaciones obreras a continuar la inmensa mobilizacion popular de solidaridad bajo la forma de un apoyo financiero y politico a las organizaciones de base de la sociedad haitiana.
Se compromete a entregar su ayuda material a las organizaciones del movimiento obrero haitiano con las que compartimos los mismos objetivos. lanza una campaña de apoyo financiero a las organizaciones del movimiento obrero haitiano (como Bataye Ouvrier) y aporta su ayuda material a los camaradas simpatizantes de la Cuarta, con el objetivo de contribuir a la reconstrucción de ese país devastado sobre nuevas bases.