Entrevista con Oksana Dutchak, del equipo editorial de Commons
Patrick Le Tréhondat: Después de dos años de guerra, ¿cómo véis la situación en Ucrania?
Oksana Dutchak: Después de dos años de guerra, la situación es a la vez la misma y diferente. La guerra continúa, pero hay cambios debido al contexto, tanto interno como externo. Todos estos cambios eran predecibles desde el principio en un escenario muy probable de una guerra prolongada (lo que no quiere decir que mucha gente, incluida yo misma, no esperáramos escenarios más positivos pero menos probables).
Hemos sido testigos de las diversas tensiones que se acumulan en la sociedad ucraniana, la mayoría de ellas causadas por las predecibles políticas neoliberales impuestas por el gobierno con el pretexto del tiempo de guerra. Utilizando la justificación de las dificultades económicas y la ideología del capitalismo de "libre mercado", en lugar de apoyar los derechos sociales universales, dañados por la crisis económica, el gobierno defiende los intereses de las empresas a expensas de los derechos de los trabajadores, el apoyo social a lo existente y a los nuevos grupos emergentes desfavorecidos. Estas medidas van completamente en contra de la lógica de todas las políticas centralizadas y (hasta cierto punto) de orientación social relativamente efectivas implementadas en otros lugares durante las guerras.
Como resultado de estas políticas, que son la continuación ideológica de años precedentes, la movilización general de los esfuerzos de la población y la unidad relativa de la sociedad ucraniana se están erosionando constantemente. Después de los primeros meses de movilizarse para defender a sus comunidades, muchas personas ahora dudan (y algunas se oponen) a la idea de arriesgar sus vidas. Hay muchas razones para esto, por ejemplo, la relativa localización de la amenaza rusa, la expectativa poco realista de una rápida "victoria" (promovida por parte del establishment político y algunos formadores de opinión dominantes) y la decepción consiguiente, y numerosas contradicciones de intereses y las situaciones y decisiones de los individuos en el caos estructurado de una guerra prolongada. Sin embargo, el sentimiento de injusticia juega un papel preponderante. Por un lado, existe el sentimiento de injusticia en relación con el proceso de movilización, en el que las cuestiones de riqueza y/o corrupción conducen a la movilización principalmente (pero no exclusivamente) de las clases populares, lo que va en contra de la imagen ideal de la “guerra popular” en la que participa toda la sociedad. Y a esto se suman algunos casos de injusticias dentro del ejército. Por otro lado, la ausencia de una realidad y de perspectivas de futuro relativamente atractivas y socialmente justas desempeña un papel importante en las decisiones individuales de todo tipo.
Por supuesto, esto no significa que la sociedad en su conjunto haya decidido abstenerse de luchar contra la agresión rusa, sino todo lo contrario: la mayoría comprende las sombrías perspectivas que impondría una ocupación o un conflicto congelado, que podrían intensificarse con los renovados esfuerzos [de Rusia] . Cuando la mayoría se opone a numerosas acciones del gobierno y puede incluso detestarle (una actitud tradicional en la realidad política de Ucrania desde hace decenios), la oposición a la invasión rusa y la desconfianza hacia todo eventual acuerdo de “paz” con el gobierno ruso (que ha violado y continúa violando todo, desde los acuerdos bilaterales hasta el derecho internacional y el derecho internacional humanitario) son más fuertes y es muy poco probable que esta situación cambie en el futuro. Sin embargo, una visión socialmente justa de las políticas implementadas durante la guerra y de la reconstrucción de posguerra es un requisito previo para canalizar las luchas individuales por la supervivencia en un esfuerzo consciente de lucha comunitaria y social: contra la invasión, por la justicia socioeconómica.
El contexto externo también ha cambiado periódicamente. Se han producido nuevas escaladas en distintas partes del globo, que son, al igual que la invasión rusa, síntomas adicionales de la periferia "en llamas" provocada por la decadencia de la hegemonía y que resulta de una nueva carrera de lucha por las "esferas de influencia", en conflictos regionales e internacionales tanto por la hegemonía regional como mundial. Estas escaladas, así como ciertos fracasos importantes de la diplomacia ucraniana (por ejemplo, la retórica sobre la “civilización”, que aliena, de hecho, a la gente más allá del mundo occidental) y las tendencias populistas de derechas en numerosos países, tienen un impacto negativo sobre el apoyo internacional a la sociedad ucraniana.
A la luz de esta dinámica, es extremadamente importante desarrollar internamente y apoyar externamente al movimiento obrero y las demás fuerzas progresistas en Ucrania. También es importante que el movimiento progresista ucraniano establezca vínculos y solidaridades mutuas con las luchas de liberación, los movimientos obreros y otras luchas progresistas en otras partes del mundo. No creo que sea posible invertir la ola del renacimiento imperialista y neocolonial mundial o del populismo de derechas en un futuro cercano. Pero debemos desarrollar una infraestructura de izquierda para las luchas venideras. Hemos llegado a esta etapa sombría sin tener suficiente preparación y debemos hacer todo lo posible para evitar que un escenario así vuelva a suceder en el futuro.
¿Cuál es la situación de Commons y cuáles son vuestros planes?
Seguimos trabajando a pesar de todas estas circunstancias, incluidas las más dolorosas: la pérdida de un eminente economista, nuestro editor jefe y amigo Oleksandr Kravchuk, la pérdida de un eminente antropólogo gonzo, nuestro autor y amigo Evheny Osievsky y algunos otros amigos, colegas, camaradas, algunos de los cuales murieron en combate. Además, algunas y algunos de nuestros editores y autores se han ofrecido como voluntarios en el ejército, otros están ocupados recaudando fondos y suministros para necesidades humanitarias y apoyando a las y los voluntarios de izquierda y antiautoritarios. Otras personas están dispersas por todo el país y más allá de las fronteras como personas desplazadas en el interior del país o refugiadas, gestionando su supervivencia individual y siendo o convirtiéndose algunas a veces en madres solteras debido a los desplazamientos de población y de la guerra.
Durante el primer año de la invasión a gran escala, consideramos tres tareas importantes para nosotros como medio de comunicación de izquierda: participar en debates de izquierda sobre la invasión imperialista rusa, informar sobre las realidades de la guerra y su impacto en la población ucraniana y las personas refugiadas ucranianas en el extranjero, intervenir con una perspectiva crítica sobre las políticas y reformas en curso y las previstas por el gobierno ucraniano. Con el tiempo, a finales de 2022 hemos estimado que la mayoría de la gente había tomado una decisión y pocos podían ser convencidos de cambiar su posición, aunque estamos agradecidos a quienes continúan interviniendo en este debate de izquierda en solidaridad con el pueblo ucraniano. Por nuestra parte, hemos resumido nuestras posiciones en un número, disponible online y en versión impresa (los ingresos de la venta van a Solidarity Collectives): una recopilación de textos de nuestro sitio web, que consideramos como más importantes.
Hemos repensado el desarrollo de estos debates y encontrando la dirección en la que hemos decidido centrar nuestros esfuerzos. Hemos estimado que se estaban tendiendo muy pocos puentes directos entre la experiencia ucraniana y las experiencias de otros países periféricos que enfrentan guerras, dependencia de la deuda, austeridades y luchas contra ellas. Así nació el proyecto “Diálogos de las Periferias” y algunos de nuestros editores lo consideran nuestro principal objetivo en un futuro próximo. Por supuesto, quedan otros temas y seguimos escribiendo sobre problemas y luchas en Ucrania, sobre historia, cultura, ecología y varios temas importantes. Seguimos hablando de la autoorganización del pueblo de Ucrania, ya sea en forma de iniciativas voluntarias o en forma de sindicatos. En 2023, logramos hacerlo en una serie de reportajes en video “¡Mira esto! » e incluso hicimos un breve documental sobre el movimiento de enfermeras en Ucrania.
Debo subrayar que todo esto sería imposible sin nuestra redacción y nuestras y nuestros autores, así como sin el apoyo de muchas organizaciones de izquierda, iniciativas y personas extranjeras.
¿Qué esperas para el año 2024?
Hay diferentes niveles de esperanza. Tengo mis esperanzas personales. También tengo un sueño que comparto con la mayoría de las y los ucranianos: que la guerra termine de una manera que sea favorable a un futuro democrático y socialmente justo en Ucrania, o al menos de alguna manera que no impida fuertes luchas por ese futuro. Por supuesto, mis esperanzas personales y mis sueños generales están relacionados. En el verano de 2023 regresé de Alemania a Kiev, que considero mi ciudad desde hace algunos años y ya no quiero ir a ningún otro lado. No soy ingenua y entiendo que nuestro sueño de un final favorable de la guerra en 2024 probablemente sea sólo un sueño. Pero necesitas un sueño para basar tus esperanzas en él.
En cuanto a Commons/Spilne, esperamos continuar nuestro trabajo, escribiendo y contando lo que es importante para nosotras y nosotros y siendo útil para las luchas progresistas en Ucrania. Esperamos continuar los Diálogos de las Periferias, para informar a las y los lectores ucranianos sobre contextos, problemas y luchas en otros países; establecer conexiones y entendimiento con personas que viven en otras realidades periféricas, con la esperanza de contribuir a la solidaridad mutua en las luchas progresistas.
3 de febrero de 2024
Entrevista realizada por Patrick Le Tréhondat. Traducción: Faustino Eguberri para viento sur