Luego de la derrota de Trump, Bolsonaro convirtió a Brasil en una pieza clave para la derecha autoritaria mundial. Esta se ha visto debilitada por la derrota de su principal líder y en las elecciones en diversos países europeos, pero sigue siendo una amenaza presente y futura en medio de la crisis en la dominación mundial que se vive.
Por eso, muchos ojos del mundo y en particular de los amplios sectores democráticos están puestos ahora en Brasil. Se siguen las movilizaciones anti Bolsonaro que el día 2 de octubre se retomaron con fuerza, como las posibilidades de su derrota electoral ante la posibilidad que Lula –ahora libre de los cargos de acusaciones judiciales-, pueda volver al gobierno.
Demás está decir que la derrota de Bolsonaro es la tarea colocada sea conseguida esta en las calles con la movilización si esta abre condiciones para un impeachment, o con el voto para un futuro gobierno de Lula. Lula marcha primero en las encuestas en todos los escenarios y ganaría por ahora por un amplio margen de Bolsonaro.
Hay lógicamente esa expectativa y esa simpatía en amplios sectores democráticos y de izquierda con la vuelta de Lula al poder. Junto a estas expectativas la vanguardia más de izquierda, la surgida en los últimos procesos de luchas y las franjas anticapitalistas, tienen la mirada puesta también en el PSOL. Son miradas que están vinculadas, aunque más específicas en el caso del PSOL ya que es correctamente considerado una alternativa más a la izquierda que, aunque minoritaria en relación al PT, tiene su incidencia en la política nacional en la lucha contra Bolsonaro.
El hecho que los dos partidos sean oposición hace que muchos sectores confundan el papel que uno y otro han venido jugando y tienen que jugar en el futuro en la política nacional. Decimos esto porque esa unidad de objetivo inmediato no borra las diferencias cualitativas que hay en estos dos partidos marcados en la década y media que transcurrió desde que se fundó el PSOL, cuando Luciana Genero, Baba y Heloisa Helena fueron expulsados del partido por no votar la reforma en las jubilaciones de los trabajadores públicos. (La dimensión del PSOL, se puede medir en su número de afiliados que serían como simpatizantes que alcanza a los 200.000) Es el partido que más creció, cuenta con un bloque de 9 diputados y alrededor de 20 mil militantes activos.
La expulsión de los radicales fue una medida consecuente con la política que siguió todo el tiempo el PT en sus 15 años de gobierno. Meses antes de la elección que lo llevara al triunfo en 2002 publicó una “carta al pueblo brasilero ” que en la realidad concreta era una carta a los banqueros en la que se comprometía a cumplir todos los acuerdos y requisitos del FMI. Y los cumplió. Fue un gobierno que incorporó desde sus inicios a altos representantes de la burguesía en su composición ministerial. Un importante sojero (Rodriguez) fue ministro de agricultura, un ex miembro del directorio internacional de la banca de Boston (Mierelles) administró el Banco Central, un representante de la manufactura (Furlan) la secretaria de industrias, y el industrial de Minas Gerais José de Alencar fue su vicepresidente. Fue un período en donde la banca (el capital financiero) acumuló grandes lucros, y las grandes empresas constructoras se transformaron en multinacionales brasileras que extendieron sus brazos a Latinoamérica y África. Solo un nombre lo dice todo: Odebrecht la constructora que dominó la construcción de grandes emprendimientos en América Latina y algunos países de África, conocida por su práctica de corrupción para ganar licitaciones.
Políticamente se alió a dos viejos partidos burgueses que desde la caída de la dictadura siempre estuvieron en el poder en todos los gobiernos: el MDB (Movimiento Democrático Brasilero) del vice de Dilma Michael Temer y conocido por encabezar el golpe parlamentario contra ella, y el PP con quienes repartió cargos y las concebidas prebendas. Más allá de la manipulación que hubo para quitar los derechos de Lula con el Lavajato orquestado por el juez Sergio Moro, la corrupción existió y en gran escala a punto tal que los gobernadores aliados permanentes de Lula están todos bajo juicio o en la cárcel.
El viento a favor que se vivió en los países exportadores por el alza del precio de las materias primas y que se estiró hasta el 2011-2012, permitió a los gobiernos del PT hacer concesiones a los sectores más empobrecidos creando una ayuda emergencial denominada de “Bolsa Familia” que otorgaba cerca de 50 dólares a las familias carentes. Además abrió acceso a la universidad a nuevas camadas de jóvenes. Fueron paliativos que, cuando comenzó la crisis en la región se terminaron y obligaron al gobierno de Dilma Rousset a iniciar una política económica de ajuste. Con ello, se inició el desprestigio del gobierno en sectores del movimiento de masas.
La incapacidad de tomar medidas estructurales de fondo comenzaron a crear la desilusión, el escepticismo, el rechazo a los métodos de una casta política acomodada a las ventajas del poder. Estas fueron bases objetivas que explican el giro en el movimiento de masas y el caldo de cultivo para la búsqueda de un salvador que se presentara como antisistema. Allí surgió Bolsonaro. No se lo puede explicar si no es también a partir de la desilusión por la degeneración del PT y su consecuente gobierno burgués. En Brasil ocurrió lo que ha pasado en muchos países del mundo en forma más o menos profunda. La extrema derecha se monta en el poder ante el fracaso de gobiernos de tipo progresistas en los que los trabajadores y el pueblo habían puestos sus expectativas.
Un gobierno profascista en un país en crisis
Las cualidades del profascismo de Bolsonaro son harto conocidas y no es cuestión de repetirlas en este texto. Cada día que pasa un nuevo hecho asombra a los ojos de brasileros y del mundo. Sus intenciones, desde que se hizo con el poder es la imponer un régimen dictatorial autoritario. Como lo dicen algunos de sus seguidores más recalcitrantes, “un gobierno militar presidido por Bolsonaro”, para quien el ejército es “su” ejército. Si bien Bolsonaro avanzó en algunas agendas como el aflojamiento de los requisitos para comprar armas por ejermplo, no pudo dar el paso de calidad hacia un cambio hacia un régimen dictatorial.
El gobierno es reaccionario, y quiere hacer este cambio de régimen disolviendo los otros dos poderes (Judiciario y Parlamento), es golpista e intenta una dictadura , pero no lo ha logrado y no parece al dia de hoy con condiciones políticas para hacerlo. Luego de bravatas golpistas en dos actos masivos convocados el 7 de Setiembre (Brasilia y Sao Paulo) donde atacó duramente al STF (tribunal supremo del Poder Judicial brasilero), al día siguiente tuvo que recular. Sucede que el parlamento y el poder judicial conservan su vida propia. En el parlamento, para evitar un impeachment, depende de los votos del sector llamado centrão (los partidos políticos de derecha en especial el PP (Partido Popular) que en su momento fue parte integrante fundamental de los gobiernos del PT. Estos diputados que lo apoyan no solo porque son de derecha sino también y especialmente porque reciben prebendas económicas y millones para proyectos en sus ciudades, no ven con buenos ojos una dictadura que terminaría con sus propios privilegios. Lo serían si hubiera en el país una situación revolucionaria pero estamos lejos de eso.
El gobierno está debilitado ante el pueblo. Según las encuestas conserva 25% de la población. Esta tendencia a la baja se viene consolidando en la medida del gobierno no resuelve nada y aumentan los precios mientras los salarios continúan estancados. La crisis económica se siente y la crisis social es profunda y no hay visos de mejoría en el año que faltan hasta las elecciones. Pero ese rechazo pasivo generalizado no se transformó todavía en una irrupción más contundente del movimiento de masas. Los actos de unidad de los partidos de izquierda y los sindicatos son importantes pero no hay la irrupción de masas como ocurrió en Chile. El pueblo parece a la espera de poder derrotarlo en el terreno electoral y la burguesía si bien tiene franjas muy descontentas, no está dispuesta a jugar la carta del impeachment.
Tampoco Lula, que prefiere el desgaste del gobierno con la convicción que con las elecciones volverá al poder. Ahora bien, la imprevisibilidad es una marca de Bolsonaro que impregna la situación. Una nueva bravata pro dictadura puede llevar al que el “fuera Bolsonaro” se ponga directamente para la acción. Como dice Roberto Robaina en sus notas posteriores al acto del 2 de Octubre “El día 2, a pesar de la victoria representada por el grito de Fuera Bolsonaro al tomar nuevamente las calles después de semanas sin acciones nacionales unificadas abrió un impasse. Puede tener el significado de ser la última movilización real de masas para poner Bolsonaro afuera por la fuerza de las calles y haber sido la primera movilización electoral. O puede ser una retomada, una nueva tentativa demandada por las calles por el fuera Bolsonaro”. Esa es la incerteza de la que hablamos; con una probabilidad creciente que estemos ante la primera opción, ya que no hay señales de una irrupción del movimiento de masas. Un impasse objetivo, con una presión hacia la salida electoral porque las masas no irrumpen y Lula apuesta a esa salida. Aunque también podemos agregar que no solo se trata de que Lula “espera las elecciones”, sino también que la CUT, sus sindicatos y las estructuras del PT han perdido la conexión que tenían décadas atrás con el movimiento de masas.
Este es el marco político que el PSOL llevó a cabo su séptimo congreso.
Unidad de acción y defensa de un programa anticapitalista
En este contexto político en el que se vive esa situación inestable, la política defendida por el MES ha sido la de ponerse al frente de la unidad de acción para sacar a Bolsonaro. Fueron el diputado y las diputadas del MES quienes en 2019 estuvieron al frente del primer impeachment que contó con la adhesión de importantes intelectuales y un millón de firmas que lamentablemente no fue apoyado por el resto del PSOL y el PT. Un año después se lograría un pedido más colectivo de la izquierda por el imperachment; mucho tiempo perdido para aparecer como alternativa por ese sector del PSOL que es mayoritario en la dirección. Vale registrar que fue gracias a esa acción del MES que el PSOL apareció en ese momento como vanguardia y no como posteriormente furgón de cola de los partidos de oposición que hacen parte del régimen.
El MÊS sostiene que junto con esa unidad de acción lo más amplia posible bajo la consigna “fuera Bolsonaro”, hay que tener en la agitación propagandística un programa anticapitalista; es decir no se puede ni por un momento abandonar la estrategia socialista. No se trata de actuar em la agitación de masas con todo el programa sino con consignas transicionales sentidas por el movimiento de masas ante la crisis que se vive. Establecer un sistema de consignas que respondan a las necesidades colocadas que solo se pueden resolver si se ataca en algún sector al sistema capitalista. Se trata por ejemplo de pedir el congelamiento de precios pero no nos podemos limitar solo a eso. Hay que procurar las consignas que muestren que la crisis la tienen que pagar los ricos, que se tienen que tasar las grande fortunas, que se tiene que terminar con el capital financiero especulativo, que la banca tiene que ser nacional y con control de usuarios para dedicar los recursos a la construcción de viviendas populares. Tomar el poder de los bancos para que dejen de tener sus grandes ganancias y el dinero vaya a la construcción de viviendas populares, hacer loa auditoria de la deuda pública suspendiendo su pago.
Quien no es capaz de participar en un acto con reformistas y burgueses sin sostener consignas que muestren nuestro carácter de partido de clase termina diluido. Y como los anticapitalistas (en este caso el PSOL) es un partido lógicamente menor en dimensión política y social en relación al PT, el actual curso de la dirección mayoritaria hace que solo se termine conociendo o reconociendo al PSOL como el hermano o socio menor del PT. Algo que lleva a la total descaracterización del partido ya que de allí a pensar que mejor el original grande que la copia pequeña hay un paso.
Consecuente con esta política el MES junto al bloque de izquierda llevó al Congreso la defensa del PSOL independiente y con candidatura propia en el primer turno para hacer esta defensa de esa política.
El congreso mostró un partido vivo de dos bloques políticos
El Congreso se hizo los días 25 y 26 de Setiembre. De esa fecha hasta hoy han aparecido balances de las diferentes corrientes. Este texto que presentamos se basa sobre el texto que en el mismo domingo escribió Roberto Robaina, dirigente del MES, que se tituló “PSOL: Un partido necesario y en construcción”. En este caso se ha hecho más explicativo tanto para la vanguardia y militancia brasilera como para el conjunto de la izquierda anticapitalista interesada de conocer el resultado que el mismo tuvo y los rumbos que se desprenden
El Congreso fue realizado em um formato remoto (online), contó con 402 delegados de todo el país, representando casi 51 mil afiliados que fueron a las urnas a votar em las etapas municipales del proceso. El anterior congresso realizado cuando el país todavia no estaba bajo el gobierno de Bolsonaro, reunió 27 mil afiliados en la base en plenárias de debate de las diferentes posiciones en debate. Este congreso solo tuvo plenárias virtuales en las cuales la aistencia fue baja, 5.000 afiliados. De por si esto muestra el error de hacer el Congreso en estas condiciones y la justeza de su postergación como reclamaba el Bloque de Izquierda y otras corrientes. Contradictoriamente, a pesar de esa bajisima participación 51 mil afiliados fueron a votar en urnas físicas em locales asignados en todo el país.
Este número muestra que el partido está creciendo y que su congreso podría haber sido mucho más representativo y democrático si se hubiera realizado cuando las condiciones sanitarias permitiesen hacer plenarias presenciales y no simples votaciones en urnas; una votación pasiva que se asemeja a los partidos burgueses y al PT. Pero este apuro de hacerlo en estas condiciones precarias era consecuencia de la política de la mayoría de la dirección que quería a toda costa, como luego veremos, cambiar la correlación de fuerzas y establecer una nueva mayoría de dos tercios. (70%) en la dirección del partido.
Un balance tiene que ser riguroso con los hechos, más allá de las diferentes posiciones. No fue el caso del balance que se presenta por la mayoria de la dirección. Si tomamos la página oficial del PSOl (www.psol50.com.br) solo veremos varias de las resoluciones votadas en mayoría, cuando sería deber de la dirección, (siguiendo la práctica de la democracia socialista y el marxismo) informar el voto en mayoría y en minoría.
Hay que enterarse del resultado de las votaciones por los informes de las corrientes alguno de ellos cargados como veremos, de falta de objetividad o verdades a medias, resultado de hacer un balance justifique sus posiciones.
Dos posiciones confrontadas. La mayoría ya está con Lula en el primer turno pero la oposición tiene mucha vida
Antes que nada, el congreso reflejó un partido vivo que esta cruzado por una intensa polémica que no ha sido resuelta en su totalidad. Hubo en el congreso dos bloques confrontados. Un bloque mayoritario que alcanzó el 56% de los votos en la votación más importante (apoyar a Lula en el primer turno) contra 44% del bloque anticapitalista que defendió que el PSOL en el primer turno tenía que presentarse con “cara propia” y para ello defendió la precandidatura del diputado Glauber Braga para defender ante las masas un programa anticapitalista.
Vale la pena decir que quienes defendieron la política de apoyo a Lula con un frente de izquierda no colocaron puntos programáticos para condicionar este apoyo. Su resolución dice: “..queremos un gobierno de izquierdas, comprometido con los derechos sociales, el medio ambiente, la soberanía nacional……” Y habla de “un arco de alianzas y síntesis”, enunciados generales como “justicia social” que son frases que serían aceptadas por cualquier partido de burgués de centro como el PSDB (Partido Social Demócrata Brasilero) fiel representante de la burguesía paulista la más fuerte del país. De deuda pública de salarios, de capital financiero, de tasar a las grandes fortunas ni una palabra….. Había sectores que antes del congreso condicionaban la conformación de un frente encabezado por Lula al levantamiento de un programa anticapitalista como lo escribieron en diversas oportunidades los compañeros de Resistencia.
La mayoría hizo en el congreso una prueba de real politik. Sabían que es imposible y un engaño presentarlo de esta manera. Porque es sabido que Lula de ninguna manera defiende un programa de mínimas rupturas. Llegó a hacer declaraciones diciendo que “tasar a las grandes fortunas es equivocado porque se irían a los paraísos fiscales” ¡como si ya no estuvieran allí un tercio según el Credit Swisse.
La política del frente único es justa llevarla adelante sistemáticamente siempre y cuando haya posibilidades; alguna disposición o “actitud hacia el frente único” como lo decía Trotsky en sus escritos sobre Alemania. Sin eso es crear ilusiones en el movimiento de masas, dar señales confusas que terminan fortaleciendo a los oportunistas. Es como pedir naranjas al bananero.
Es archiconocido que Lula no quiere un frente de izquierda. Quiere un frente bien amplio que incluya a sectores de derecha. Ya ha dado pasos en ese sentido en el Nordeste donde ha pactado con caudillos del MDB y el PP, este último base fundamental de sustentación de Bolsonaro. Esta a la búsqueda de un vice burgués y en ese sentido ha dado señales hacia Luiza Trajano dueña de una de las mayores redes de electrodomésticos y ventas por Internet en el país.
La posición del bloque de izquierda dejaba explicito que en el segundo turno apoyará al candidato que enfrente a Bolsonaro y si fuera como todo indica Lula, apostará con toda su militancia por su triunfo. Y agregábamos en nuestras argumentaciones que si hubiera el peligro que el genocida Bolsonaro ganara en un primer turno estaríamos apoyando con nuestros puntos de vista la candidatura de Lula en el mismo.
La posición del bloque ha sido coherente con defender un PSOL de cara propia, que de esa manera pueda sostener las consignas y el programa anticapitalista que se deriva del enfrentamiento a la crisis. Además, y aunque para nosotros no tenga el mismo nivel de importancia, el PSOL necesita sostener con su presencia independiente a sus candidatos a diputados nacionales y estatales. Hay que superar una cláusula de barrera que determina que un partido para tener derecho al fondo partidario necesita pasar el 2% de los votos nacionales y lo debe hacer como mínimo en once estados en los cuales tiene que tener un mínimo de 1,5%. Diluido en el primer turno en un frente esta tarea aparece como más difícil, porque no se tiene una candidatura nacional que llame al voto en ellos. .
A pesar de que la resolución posterga la votación de candidatura para la convención electoral a realizarse en Abril del 2022, “Una conferencia nacional con los miembros del Directorio Nacional con la finalidad de tomar definiciones conclusivas….” este párrafo es contradictorio con toda la resolución, deja una ventanita abierta para que, como luego veremos, se mantenga cohesionado el bloque de dos corrientes que conformaron la mayoría en el congreso. La realidad es que esta política de apoyo a Lula en el primer turno ya está en marcha Pese a que haya sectores que se agarren de la conferencia para decir que hay una discusión en curso, la resolución termina siendo una definición. Lula ya es candidatisimo, esa es la realidad objetiva inobjetable, y el PSOL la apoya, así lo dijo con todas las letras el presidente del PSOL en sus declaraciones a toda página en los dos periódicos más importantes (Folha de Sao Paulo y O Globo). En ellos afirmó sin ningún tapujo que el PSOL había votado por la candidatura de Lula en el primer turno. (https://www1.folha.uol.com.br/poder/2021/09/psol-reforca-tendencia-de-apoiar-lula-e-diz-esperar-generosidade-de-partidos-por-boulos-em-sp.shtml)
¿Participar en un gobierno de Lula? La puerta ya está abierta
Si el voto para los marxistas es un problema táctico de importancia, pero en definitiva posible porque no hiere principios, no es lo mismo la participación en un gobierno de conciliación de clases. Aquí estamos ante un problema de principios; la ruptura con la independencia de clase. Confundir la táctica de votar por un mal menor a integrar un gobierno con la burguesía es un salto en calidad. Gestionar un gobierno con sectores burgueses ha sido lo que llevó a la degeneración del marxismo desde que lo mismo sucediera con la socialdemocracia francesa extendida luego a todos los partidos socialdemócratas. Algo similar sucedió con la degeneración de la III con Stalin: fue la política de los gobiernos con la burguesía en gran parte de los países de Europa denominada de Frente Popular.
Y en el congreso, así como quedó explícita la firme intención de votar por Lula, quedó abierta la puerta para integrar su gobierno. En efecto, el bloque de la mayoría que ya había votado por Lula se negó a votar una resolución de no participar en un futuro gobierno de Lula, que sin ningún lugar a dudas contará con la participación de la burguesía, de la misma manera que lo fue en el anterior gobierno.
El 56% que defendió y aprobó el apoyo a Lula en el primer turno presentó una moción genérica que dice: "Reafirmar la posición de no participar y no orientar la participación en gobiernos de partidos de derecha o que promuevan ataques a los trabajadores y reproduzcan la agenda liberal/conservadora y/o aspectos autoritarios. Una minoría en este caso de 43% (un delegado dejo de votar con la minoría), ponía las cosas blanco sobre negro. “No participar en un gobierno de Lula” La resolución aprobada por el bloque es una generalidad abstracta, que permite que se concrete la participación en un gobierno de Lula. Puede decirse que el gobierno Lula no será de derechas y esto será de esa manera. Por supuesto, Lula no será abiertamente un gobierno de derechas, será un gobierno utilizando esa terminología heredada de la revolución francesa de centro, pero desde el punto de vista social será un gobierno con la burguesía y para la burguesía sea esta muy de derechas o no tanto. Ya hemos dicho que Lula y su primer gobierno fue “social liberal” y no hay nada que diga que se ha provocado una mutación en ese carácter. La conclusión es obvia. La puerta está entreabierta para participar como es el deseo de la porción mayoritaria del bloque que tuvo la mayoría en el congreso.
Una mayoría de un bloque de dos corrientes
Pero sin embargo, ¿porque la mayoría votó esa generalidad abstracta? Se trató de una definición que permitió que todo el bloque se mantenga unido en todas las votaciones. En efecto el bloque mayoritario está compuesto por dos agrupamientos diferentes. De un lado están Primavera Socialista de Ivan Valente y el presidente reelecto Juliano Medeiros y Revolución Solidaria que es la corriente de Guillermo Boulos, dirigente del MTST (Movimiento de Trabajadores sin Techo)
Primavera es una corriente que si bien tiene en su origen de formación en el marxismo, ha defendido desde que era parte del PT un programa “democrático popular” no anticapitalista. Hasta el “mensalão del 2007”, (esquema de mensualidad que el gobierno del PT daba a diputados del centro y centro derecha para tener el voto en la cámara de los diputados) Força Socialista (como se denominaba la actual corriente Primavera), hizo parte del gobierno del PT con altos cargos en el Ministerio de Educación. Ahora ellos dirigen la alcaldía de Belem donde no han construido ninguna política diferenciada del gobernador que es del partido MDB de Michael Temer.
Por su parte, Revolución Solidaria, tiene un programa de acción solidaria popular comunitaria; “solidaridad o muerte, a solidaridad debe reorientar profundamente la sociedad..” Para un movimiento social que apela a la movilización como es el MTST como para los Sin Techo o Piqueteros esto puede ser suficiente, pero para una corriente política al interior del PSOL es más apagado que el mismo programa del PT en sus orígenes. (. En la sumatoria total tienen 26% de los delegados Primavera y Boulos aproximadamente 18%.
El otro agrupamiento que hace parte del bloque mayoritario son dos corrientes que hacen parte de la IV Internacional (Insurgencia y Subverta) y Resistencia que es una ruptura del PSTU y es la organización con más delegados de las tres que sumadas rondan un 12 % (el resto de los votos son agrupamientos mucho menores), o sea que Semente que sería el fiel de la balanza en todas las votaciones. Pero en ninguna votación actuaron en forma independiente en el Congreso, como tampoco lo hacen en el Comité Ejecutivo.
Nuestro bloque “Por un Psol Independiente” tiene como su fuerza más numerosa al MES, (Movimento Esquerda Socialista, organización de la IV Internacional, que tuvo el 21% de los delegados), APS, (Acción Popular Socialista 5%), La Comuna (también miembro de la IV Internacional próximo también al 5% ) y otras corrientes que sumaban en total el 44% en la votación política y el 43% en el de la dirección.
Un partido vivo
De esta descripción del Congreso surgen elementos importantes.
Uno primero es que se trata de un partido vivo, donde no hay consolidada una mayoría estructurada y homogénea que domine con facilidad las estructuras del partido. El 44% significó que la compañera del MES Mariana Riscali continúa en el puesto de tesorera del partido el segundo en importancia en la dirección del PSOL.
Una segunda conclusión es que existe una fuerza que no conserva una estrategia socialista sino la ampliación de los espacios democráticos y6 la participación en la institucionalidad (Primavera y Revolución Solidaria) que tiene, menos de la mitad del partido.
Y por otra parte, del análisis surge que las organizaciones que se reclaman del trotkismo están divididas. Las cuatro organizaciones de la IV Internacional en Brasil, que tienen mucha importancia dentro de la organización mundial, actuaron con posiciones diferentes ante el problema crucial del gobierno. Subverta e Insurgencia junto a Resistencia, (una división de la organización trotskista del PSTU que ingreso al PSOL), todas ellas se siguen reclamando del marxismo revolucionario. Sinceramente creemos que esta política de Semente (Sembrar) ha sido un compromiso con el sector ya decidido a integrar el futuro gobierno (Primavera y Revolución Solidaria), para superar tensiones internas, mantenerse dentro del bloque mayoritario y seguir en la inercia de seguir siendo parte del aparato de dirección que cuenta el PSOL.
Decimos que estamos ante un partido vivo porque creemos que no está dicha la última palabra ante el problema crucial de integración a un futuro gobierno. Y porque tenemos la gran expectativa, casi certeza, de que Semente no cederá a las presiones de gobernar. Que no se repetirá lo que sucedió con Democracia Socialista, la organización de la IV Internacional en Brasil, que en el 2003 pasó a tener cargos ministeriales en el primer gobierno de Lula. En ese momento, hubo reservas programáticas para que un sector rechazara esa política junto con la dirección de la IV y se integre a la construcción del PSOL. Tenemos la esperanza puesta que la bandera de la independencia política va a ser conservada, y que por eso nuevos procesos y nuevos tiempos pueden ser vividos por el PSOL para afirmarse en su esencia y sostenerse como partido anticapitalista que sea también una referencia para la construcción de alternativas independientes y desarrollar las que existen.
Por los últimos párrafos parecería que este es un texto dedicado solo a miembros de la IV Internacional. No es nuestra intención. La vanguardia tiene que conocer el papel que la misma ha jugado y sigue jugando en Brasil, pero el PSOL no se reduce a ellos; es un movimiento anticapitalista amplio y apostamos a que lo siga siendo. Así lo necesitamos y así se necesita construir en todos los países que podamos.
* Pedro Fuentes es fundador del PSOL y líder nacional del partido y del Movimiento de Izquierda Socialista (MES).