El frente único en la tradición marxista revolucionaria

Este texto, con ligeros ajustes de lenguaje, es la transcripción de la intervención de João Machado, directamente inspirada en las formulaciones de León Trotski, en el debate "El marxismo y la revolución brasileña", celebrado el 13 de febrero de 2020. El acto fue organizado por la sección regional de SP de la Comuna/PSOL, perteneciente a la sección brasileña de la Cuarta Internacional, y contó con la presencia del profesor de economía Plínio Jr. (Unicamp) y la consejera Mariana Conti (PSOL).

En primer lugar, quiero decir que es una gran satisfacción participar en este debate con Mariana, que ha hecho una hermosa exposición, y con Plinio, que ha hecho otra hermosa exposición. Y con todos los que vinisteis a participar en un debate sobre dos temas tan importantes, aún más cuando se juntan: el marxismo y la revolución brasileña.

Como este tema es muy amplio, terminé preparando algo un poco diferente a lo que Mariana y Plinio prepararon y explicaron. En lugar de intentar dar una visión panorámica, tocando algunos puntos, he optado por concentrarme en un aspecto. Un aspecto importante del marxismo y de la experiencia histórica del marxismo revolucionario, de las luchas socialistas, digamos, y que tiene una importancia muy grande en Brasil hoy, y una importancia particularmente grande en los debates que hemos tenido en el PSOL. Por lo tanto, voy a ir por otro camino.

La revolución, la autoorganización y la necesidad de unificación a través de la lucha

El tema que he elegido tratar es el de la concepción de la revolución, que fue una de las ideas básicas de Marx. La revolución como proceso de autoorganización y autodesarrollo de la conciencia de la clase obrera y creo que hoy debe ampliarse de la clase obrera y de todos y todas los explotados y oprimidos por el capital, o que se enfrentan al capital de diversas maneras. Así que el proceso de la revolución es un proceso de autoorganización, de desarrollo de la propia conciencia en el proceso de lucha y de transformación de esa movilización, de esa lucha, en la revolución.

Una consecuencia de esta visión, que por supuesto se aplicará de diferentes maneras en diferentes países y formaciones sociales, como ya han dicho Mariana y Plinio, y en diferentes coyunturas históricas, es la necesidad de luchar por la unidad de los explotados y oprimidos.

Esta unidad, lo sabemos hoy, quizás mejor de lo que se podía saber en la época de Marx, no es algo sencillo. Y no es un hecho. Si tomamos sólo a la clase obrera, ésta no se une naturalmente, porque está dividida por la competencia, por las condiciones de vida en la lucha diaria, y más aún en una época de crisis general y de impasses del capitalismo como la que estamos viviendo.

La unidad de la clase obrera, y más aún de los explotados y oprimidos por el capital, es algo que tiene que ser fruto del esfuerzo, del trabajo, hay que construirla. No desarrollaré el tema, sólo lo mencionaré. Un partido revolucionario o más de un partido es algo fundamental, al igual que otras organizaciones de clase y de los explotados y oprimidos.

Frente único y divisiones de clase: reformistas y revolucionarios

Entonces, dentro de este tema se encuentra lo que trataré hoy, que es lo que se ha llamado, al menos desde el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista en 1922, la táctica del frente único.

La táctica del frente único, tal como se formuló en ese congreso, es un desarrollo de esta idea más general de que es importante luchar por la unidad de la clase obrera y de los explotados y oprimidos. Tiene en cuenta algo que ya era una realidad entonces y que sigue siendo una realidad hoy en día, quizás incluso más, que es el hecho de que existen divisiones duraderas en la clase obrera y en el conjunto de los explotados y oprimidos entre diversas concepciones políticas, diversos partidos, distintas organizaciones sindicales y otras organizaciones.

Se puede decir que es lo que más se enfatizaba en ese momento, en 1922 que hay una división especialmente importante entre reformistas y revolucionarios. Los revolucionarios de entonces, desde el punto de vista de la Internacional Comunista en particular, eran los comunistas. Existiendo esta división, que no es algo que vaya a dejar de existir de forma natural, espontánea, sin esfuerzo, es importante luchar por la unidad de la clase obrera y de los explotados y oprimidos.

Se podría preguntar: pero si vas a defender la unidad, ¿no sería mejor haber defendido y propugnado, desde el principio, que todas las organizaciones obreras y los sindicatos se unieran en un solo partido, en un solo sindicato, en una central sindical y cosas por el estilo? Y la respuesta que se dio en aquel momento fue que no, porque no se puede tener en el mismo partido a reformistas y revolucionarios, porque los reformistas no son sólo alguien que ha elegido un camino más moderado, "hagamos reformas, porque vamos más despacio"... No.

También se supone que los reformistas ya tienen un grado de dependencia de las instituciones burguesas, cuando piensan en reformas, piensan en reformas "dentro del orden", por usar una expresión que usaron tanto Mariana como Plinio, y ya están atados por diversas razones a intereses ajenos a la clase obrera y a los explotados y oprimidos.

La idea que se expuso en esa discusión fue que los reformistas expresan dentro de la clase obrera, en el fondo, intereses y presiones de la burguesía. Por eso es necesario derrotarlos, ganar a la mayoría de la clase obrera a una perspectiva revolucionaria para que puedan seguir el proceso de autoorganización, movilización y llegada a la revolución.

Por lo tanto, era necesario que hubiera una división entre los distintos partidos que tienen perspectivas diferentes, en particular el reformista y el revolucionario. Pero, por otro lado, la mayoría de la clase no siendo ya revolucionaria, no siguiendo al partido revolucionario, teniendo una parte considerable y en varios países mayoritaria que se orientó por los partidos reformistas, participando en ellos o simpatizando con ellos, es necesario tener una táctica de unidad.

El doble aspecto de la táctica del frente único: unidad y diferenciación política

Pero la táctica de la unidad se concebía entonces como algo, es importante subrayarlo, con un doble aspecto. Al mismo tiempo era necesario y así se dice en las tesis sobre el frente único aprobadas en el congreso de la Internacional Comunista de 1922 luchar por la unidad, sobre todo con vistas a afrontar las necesidades acuciantes e inmediatas de la lucha de clases, de la verdadera guerra de clases que ya existía entonces, que hoy es quizá mucho más cruel, más dura; por eso es importante la unidad. Por otro lado, para que la lucha sea victoriosa, para que esta unidad se haga de manera que sirva a los intereses inmediatos e históricos de la clase obrera y de los explotados y oprimidos, es necesario permanecer en la lucha de las ideas revolucionarias, de las ideas de que no es posible alcanzar los objetivos y los intereses de los explotados y oprimidos dentro del capitalismo en el fondo defender una revolución significa fundamentalmente esto, creer que es necesario otro tipo de organización de la sociedad, otro tipo de modo de producción.

Así que para que esta unidad se haga en buenas condiciones es necesario que al mismo tiempo que esa unidad se defienda el debate político, la crítica política, la lucha por desarrollar la conciencia de los explotados y oprimidos, pero cada partido haciéndolo a su manera.

Así que este es un aspecto muy importante. Cuando la táctica del frente único se formalizó, digámoslo así, en la tradición del marxismo revolucionario, en el Congreso de la Internacional Comunista de 1922, ya se pensó así: es una lucha por la unidad, la unidad es necesaria, la unidad fortalece a la clase, para hacer huelga hay que tener unidad, para enfrentarse a los fascistas hay que tener unidad (aunque en 1922 el peligro fascista no estaba tan presente, pero esta discusión continuó en los años siguientes cuando el fascismo se convirtió en un problema mucho mayor).

Ahora bien, esta unidad no significa que nos olvidemos simplemente de las diferencias, que dejemos que se hable de las diferencias en otro momento. No. La unidad que se haga en buenas condiciones, desde el punto de vista del marxismo revolucionario, significa luchar por las concepciones de enfrentamiento con el capitalismo, de no conciliar con la burguesía, de no limitarse a los cambios dentro del orden, sino defender los cambios contra el orden, que es la revolución en definitiva... la defensa de esto es algo necesario.

Así que creo que esto es muy importante, voy a llamar la atención sobre esto, porque una de las cosas que a veces aparece en el debate brasileño hoy, por ejemplo, es decir así: "ahora tenemos que hacer la unidad para defender los intereses populares contra el fascismo, contra los semifascistas, los protofascistas, la extrema derecha y las reformas neoliberales. Y como tenemos que luchar contra esto, no hablemos de las diferencias que existen en el campo popular, dejemos de lado las críticas que se hicieron, por ejemplo, ahora hablando muy concretamente de Brasil, al PT y a sus aliados durante todo el período que tuvieron en el gobierno".

Desde el punto de vista de la concepción revolucionaria de la táctica del frente único, esto no tiene sentido. Si pudiéramos, en una situación seria, en una situación de agudización de la lucha de clases, en una situación de guerra de clases, si pudiéramos dejar de lado las diferencias que existen entre los sectores clasistas y reformistas, en contra del orden, integrados al orden, para usar una expresión a la que Plinio es particularmente aficionado, la "izquierda del orden", si pudiéramos dejar de lado estas cuestiones en un momento serio como el que estamos viviendo, sería porque estas cuestiones son fundamentalmente intrascendentes, entonces podemos permanecer todos juntos. Pero no es así. En un momento así las diferencias siguen existiendo y se vuelven aún más candentes.

Tocando la cuestión de Brasil hoy en día, tenemos diferencias no sólo en la cuestión de cómo luchar contra la extrema derecha, los neoliberales, los protofascistas del gobierno de Bolsonaro, sino que tenemos diferencias incluso en cuestiones tan fundamentales como: ¿vamos a estar en contra de las reformas neoliberales o vamos a buscar aplicarlas de una manera básicamente más o menos igual? Y eso es lo que vemos hoy. El PT, por ejemplo, o el PCdoB, o incluso el PSB, que algunos piensan que también debería ser considerado un partido de izquierdas (yo no tengo esta opinión)... Si vemos lo que están haciendo los gobernantes de estos partidos en materia de reforma de la seguridad social, están aplicando en los estados lo mismo que se hizo a nivel nacional, en algunos casos incluso peor.

Así que creo que está claro que esa idea de que hay que olvidar todas las diferencias no tiene sentido, ya que hay que enfrentarse a un enemigo mucho peor y es cierto que Bolsonaro es mucho peor que la izquierda del orden, no me cabe duda, peor también que la derecha más tradicional o más civilizada, que cada vez es menos civilizada, pero que durante mucho tiempo fue más civilizada. Las diferencias siguen teniendo una importancia decisiva en esta lucha que tendremos que librar.

Para ganar, no podemos hacer cualquier cosa. Estoy convencido, y me imagino que una gran parte de los presentes lo estamos, de que no se puede hacer una lucha consecuente contra la extrema derecha y los extremos neoliberales considerando y aceptando una buena parte de su programa económico.

La táctica del frente único es algo fundamental, pero no significa, ni puede significar, que cesen las divergencias, que cesen los debates. No. Al contrario, es un momento en el que, para mostrar cuál es la mejor manera de luchar contra la extrema derecha, etc., hay que disputar la orientación de las luchas.

Frente único, "frente popular" y la necesidad de una alternativa de conjunto

Otra cosa es que no podamos luchar sistemáticamente contra las medidas de un gobierno como el actual sin presentar una alternativa en su conjunto. Porque nos van a pedir cuentas sobre ello. Y para presentar una alternativa de conjunto no podemos repetir lo que ya ha salido mal en el pasado.

Otra cosa. Hay mucha confusión en el debate que se viene dando en Brasil, e incluso dentro del PSOL, sobre la táctica de frente único y lo que tradicionalmente se llamaba "frente popular" táctica de frente popular , que era una unidad que incluía a sectores burgueses. Cuando se formuló en Francia, por ejemplo, la táctica del frente popular incluía al partido radical, que era un partido con una base principalmente pequeñoburguesa y campesina, pero que había sido el partido que más tiempo había permanecido en los gobiernos burgueses de Francia en esas décadas, los años 20 y 30.

La idea de defender la importancia del frente único obrero incluye la unificación de la clase obrera a favor de sus intereses, contra la burguesía. Por lo tanto, no se puede mezclar con una supuesta ampliación de este frente para incluir a los sectores y partidos burgueses. Y hay una razón para ello. Para hacer un frente que incluya a los partidos burgueses, es necesario hacer restricciones a las demandas obreras y populares para que la burguesía acepte, para que los partidos burgueses acepten. Es necesario comenzar a contener las luchas, de lo contrario estos aliados no se pondrán de acuerdo.

En el caso de Brasil, para hacer una alianza con los liberales tendremos que hacer una discusión, considerada por ellos como responsable, de las reformas de hecho, contrarreformas que se están proponiendo. No hay posibilidad de intentar extender la unidad a sectores de la burguesía sin debilitar la lucha, sin reducir el alcance de la misma, sin desmovilizar a sectores que no se sentirán representados, porque ya no se defienden cuestiones fundamentales.

¿Significa esto que no nos uniremos con los sectores liberales en cosas concretas? No. Hay cosas concretas que podemos hacer, por ejemplo, contra la injerencia de este gobierno [Bolsonaro] para restringir la libertad de prensa. Para defender la libertad de prensa hoy, podemos aliarnos con los liberales. Pero esa es una alianza específica sobre un punto concreto, que se puede hacer y se ha hecho en general, y nadie lo cuestiona.

Esto no significa en absoluto que podamos hacer una alianza más amplia para luchar por la democracia, por ejemplo, porque es extremadamente vaga. Luchar por la democracia está muy bien, pero hay que saber exactamente por qué se lucha y a favor de qué. No podemos tener la misma concepción de lo que significa luchar por la democracia que los partidos burgueses. De hecho, ni siquiera podemos tener la misma concepción que los partidos que, en el pasado reciente, defendieron, por ejemplo, la legislación para restringir las movilizaciones populares, la llamada ley antiterrorista.

Pero de todas formas, podemos hacer unidades puntuales con sectores liberales, pero buscar una unidad más amplia sólo se puede hacer con sectores que formen parte, que representen, que tengan una base en la clase obrera, en los explotados y oprimidos. Porque sólo con estos sectores habrá posibilidad de llegar a definiciones comunes, y aun así no será fácil. Aun así habrá que contar con la movilización, por ejemplo, de las bases de los partidos reformistas para tener la posibilidad de luchar de forma más coherente contra la derecha, los ultraliberales, etc.

Frente único y lucha de clases: defensiva y ofensiva

Otra cosa que quería tocar también. Hay una discusión que se ha dado mucho en Brasil, una posición que va en contra de la tradición de la discusión del frente único obrero en el movimiento socialista, de que el frente único es una táctica defensiva: "cuando estamos a la defensiva, entonces tenemos que crear una unidad muy amplia". No.

Cuando la táctica del frente único comenzó a debatirse, por ejemplo, en la Internacional Comunista, se dijo que era una táctica que se aplicaba principalmente en situaciones de ofensiva de la clase obrera. Para unificar a la clase obrera para luchar por el poder es necesaria una unidad más amplia.

Creo que podemos decir que la táctica del frente único puede aplicarse más fácilmente y será más aceptada cuando la lucha de clases sea más intensa. No necesariamente feroz en el sentido de que la clase obrera esté más a la defensiva o más a la ofensiva. La agudización de la lucha de clases es la motivación que empuja a la clase obrera, a los explotados y oprimidos contra la burguesía, más hacia la unidad.

Otra cuestión importante, esta división entre situación defensiva y situación ofensiva es una división que a menudo no tiene mucho sentido. Supongamos que estamos en una situación defensiva, y vamos a defendernos de una amenaza muy grande, como lo fue en 2019 la reforma del bienestar. Si vamos a luchar contra la reforma del bienestar de verdad, lamentablemente no se ha llegado a eso se supone que estamos admitiendo que podemos derrotar esa reforma. Ahora, si hubiéramos derrotado esa reforma, habría una tremenda crisis del gobierno y de las alianzas liberales con el gobierno. Inmediatamente, la situación que era defensiva se volvería más ofensiva.

Así que esta cuestión de intentar calibrar el grado de radicalidad o de ambición de lo que vamos a defender con alguna forma de medir si la coyuntura es más ofensiva o defensiva es algo muy artificial. Tenemos que calibrar lo que vamos a defender fundamentalmente desde el criterio de lo que es necesario para que no tengamos retrocesos, para que no tengamos grandes derrotas desde el punto de vista de la clase obrera y de los explotados y oprimidos, y para que tengamos avances.

Por lo tanto, no es porque la situación sea difícil. Vimos que era tan difícil que perdimos la reforma de las pensiones, pero no íbamos a apoyar una fórmula intermedia porque la correlación de fuerzas era mala. No es así como tenemos que hacer política si realmente tenemos una perspectiva de transformación de la sociedad, revolucionaria. Hay que defender lo que hay que defender.

Por supuesto, hay que tener en cuenta la coyuntura. No digo que no sea necesario tener en cuenta la coyuntura. Debemos tenerlo en cuenta. Pero debemos tener cuidado de no hacer distinciones mecánicas entre situaciones defensivas y ofensivas, para decir si una táctica es buena o no. Tenemos que ir más allá.-

Frente único y elecciones

Por último me gustaría hablar de un punto más que es el frente único y las elecciones. La táctica del frente único, tal como fue formulada inicialmente, en la Internacional Comunista y en la tradición del marxismo revolucionario, es fundamentalmente una táctica para la lucha de masas, para la acción, para las huelgas, para las movilizaciones.

Uno de los argumentos importantes que vemos, por ejemplo, expuestos en los textos de las tesis sobre el frente único que fueron aprobadas por la Internacional Comunista, es que en la lucha de masas el terreno es naturalmente más favorable para los revolucionarios que para los reformistas, es más fácil lograr la unidad y conseguir hacer avanzar la conciencia de clase de los explotados y oprimidos que al revés.

Lo primero es esto. Hay mucha gente que dice: "has mencionado la unidad, lo más importante es la unidad electoral". No. Creo que incluso se puede decir lo contrario: para llegar a una unidad electoral es conveniente haber tenido previamente unidad en la lucha en cosas que demuestren la posibilidad de tener más perspectivas comunes.

Por otra parte, en la tradición marxista revolucionaria, eventualmente, el frente único puede aplicarse también a las elecciones. Pero es importante tener claro que para tener (una buena) unidad en las elecciones, las condiciones son mucho más restrictivas que para tener (una buena) unidad en una huelga, por ejemplo.

Las elecciones son una disputa sobre programas, sobre perspectivas para la sociedad. Entonces, para tener unidad electoral, tiene que haber un acuerdo mucho más amplio, que para una huelga, donde basta con tener un acuerdo sobre la reivindicación concreta de la huelga, sobre si es correcto hacer la huelga en ese momento... No es necesario tener un acuerdo sobre toda una perspectiva programática para tener unidad en una huelga, u otras formas de acción de masas. Pero en unas elecciones, para que haya una buena unidad, debe existir la posibilidad de un acuerdo programático sustancial y no una cosa regresiva.

Programa y exigencias transitorias

Termino con algo que no he tenido tiempo de desarrollar. Por eso, una de las cosas que en la tradición revolucionaria siempre ha estado ligada a la defensa de la táctica del frente único, es la idea de las reivindicaciones de transición, de un programa de transición. Y no una separación que es típica de los reformistas, según la crítica que hacen los marxistas revolucionarios entre un programa mínimo y un programa máximo: "hacemos el programa mínimo porque es lo que podemos hacer, y lo dejamos para cuando hagamos el programa máximo y el socialismo cuando la situación sea diferente". Pero no vamos a cambiar esta situación porque estamos todo el tiempo defendiendo el programa mínimo, ¿no?

Así que la idea de un programa de transición, que era algo que, en el debate de la Internacional Comunista, estaba muy asociado a la defensa del frente único, es que tenemos que defender un programa que parta de los intereses más inmediatos de los explotados y oprimidos, pero que también, para ser coherente en la defensa de esos intereses, tienda puentes con una transformación más amplia de la sociedad.

13 de febrero de 2020

João Machado, economista, profesor de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, es miembro de la coordinación nacional de la tendencia Comuna del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), fundador y dirigente de este partido y miembro del Buró Ejecutivo de la Cuarta Internacional.

Transcrito por Fernanda Rocha y Pedro Barbosa, este texto fue publicado el 26 de julio de 2021 por el sitio web de Comuna y retomado el mismo día por la revista Movimento del Movimento Esquerda Socialista (MES), organización fundadora del PSOL y partidaria de la IV Internacional. Traducido al español por Punto de Vista Internacional.

 

João Machado