Brasil : “Por un PSOL independiente”

El 20 de octubre de 2022, Lula da Silva fue elegido Presidente de la República de Brasil por tercera vez, venciendo al candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro por un estrecho margen. Esta victoria del amplio frente democrático en torno a Lula, así como la campaña que la precedió, suscitan un gran debate en el seno del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Ana Cristina Carvalhaes* nos habla de la situación en Brasil, del gobierno Lula 3.0 y de su visión de los debates y del congreso del PSOL, que se celebró del 29 de septiembre al 1 de octubre de 2023.

 

Antoine Larrache: ¿Cómo ve la situación política y el gobierno actual?

Ana Cristina Carvalhaes: Lula llegó al poder en un contexto político completamente diferente al de los tres primeros gobiernos del PT. Llegó al poder de un país con una fuerte extrema derecha, después de cuatro anõs con Bolsonaro en Planalto. La gente de Bolsonaro gobierna algunos de los estados más importantes del país y tiene el mayore grupo parlamentario en la Cámara de Diputados, lo que demuestra el grado de amenaza que representa. Ya antes de la campaña electoral, Lula y el PT optaron por buscar la victoria sobre la base de una alianza lo más amplia posible, tanto a la izquierda, con el PCdoB y el PSOL1, como sobre todo a la derecha. Esto llevó a la elección de Geraldo Alckmin, antiguo líder del neoliberal PSDB, para el puesto de vicepresidente, y a la inclusión en el "frente amplio" de los llamados partidos burgueses de centro-izquierda, así como de partidos más explícitamente de derechas. Lula nunca estuvo dispuesto a buscar la victoria con una coalición de izquierdas – lo que electoralmente se comprende, frente a la amenaza neofascista –  ni a apostar por la movilización popular. En la segunda vuelta, la coalición se amplió para incluir a partidos aún más a la derecha. Parte de la burguesía ya había apoyado explícitamente a Lula en la primera vuelta, y una parte mucho mayor le apoyó en la segunda. El sector burgués que apoyó con más fuerza a Bolsonaro en la segunda vuelta fue el de los terratenientes, pero también buena parte de la pequeña burguesía proprietaria de las ciudades. Esta táctica permitió a Lula obtener una ajustada victoria en la segunda vuelta. Fue una victoria democrática difícil e importante, que impidió el avance del neofascismo o posfascismo en Brasil, y el PSOL participó acertadamente en este proceso votando a Lula-Alckmin.

 

Antoine Larrache: Así que este es un gobierno de conciliación de clases, ¿no? ¿Cómo se gestiona esta contradicción entre izquierda y derecha en su seno?

Ana Cristina: El gobierno ha adoptado medidas democráticas para hacer frente a la destrucción causada por los cuatro años de Bolsonaro en el poder. Ordenó una enorme movilización de recursos para salvar a los yanomami (2) de la inanición y la enfermedad (malaria) cuando fueron atacados en su reserva por la minería ilegal, a la cual el líder fascista había dado carta blanca. Había un genocidio en marcha. También está investigando a los responsables del intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023. Ha recreado ministerios y creado el Ministerio de Pueblos Indígenas.

Por otro lado, tiene sólidos compromisos con el gran capital y con la estabilidad del régimen: tiene una política económica claramente neoliberal, una política ambiental de "capitalismo verde", y no busca movilizar contra la derecha, confiando en la Corte Suprema, en las policías y en la negociación para enfrentarla. No es un "gobierno de protesta". Sus primeros nueve meses no han sido un "éxito" para los trabajadores y el pueblo porque, en lo económico, la nueva regla fiscal negociada con el Congreso es un clásico plan de ajuste neoliberal que recorta recursos de los programas de educación, salud, ciencia y Derechos Humanos, además de las inversiones necesarias para hacer funcionar la economía; todo para alcanzar un improbable déficit cero en 2024. En el frente medioambiental, Lula pronunció un discurso en la ONU para defender la Amazonia, mientras "dejaba" que sus ministros de derechas y la industria de los combustibles fósiles hicieran campaña a favor de la exploración petrolífera en la desembocadura del Amazonas. El gobierno presenta todas las contradicciones e incoherencias insolubles que impone su naturaleza de conciliación de clases.

Esta no es una situación en la que sea pertinente una política de oposición de izquierda al gobierno, como lo ha hecho correctamente el PSOL en sus primeros 12 años de existencia. Pero más que nunca es necesario que el partido sea independiente, que apoye lo que es positivo, que combata las medidas del gobierno que van en contra los intereses populares y que esté preparado para enfrentar nuevos ataques (como seguramente habrá sobre el medio ambiente y la economía popular), que mantenga su perfil autónomo y que presente sus diferencias programáticas con la acción del gobierno, en diálogo con el pueblo trabajador.

Antoine Larrache: ¿Cuál es la situación de la extrema derecha?

Ana Cristina: La amenaza persiste, gobierna estados importantes (São Paulo, Rio de Janeiro, Minas Gerais) y podría volver al poder si el gobierno de Lula decepciona. Hay que distinguir varios niveles: en un círculo más restricto está el propio Bolsonaro, su familia y su grupo político más próximo (que incluye militares), con alrededor del  20% del voto, y alrededor del primero círculo otro mucho más amplio de personas que votaron a la extrema derecha, en gran parte en contra de la izquierda, pero que se han sentido decepcionadas con los más radicales.  El bolsonarismo se debilitó considerablemente con el intento de golpe del 8 de enero, porque sectores burgueses tuvieron que oponerse a él. Este intento es objeto de una investigación judicial y el jefe de la Fuerza Aérea en aquel momento está implicado. Por tanto, se ha visto muy golpeado por estas causas judiciales y las investigaciones sobre corrupción de su gente, en particular el hecho de que se apropiara de joyas donadas por jeques del Golfo. Los militares que han gobernado con él también se han visto asociados a escándalos de malversación de fondos, mala gestión de recursos durante la pandemia y ahora incluso el desvío de armas a organizaciones criminales. Esto no quiere decir que hayan sido derrotados, pero la confianza pública en las Fuerzas Armadas ha caído. El Tribunal Supremo, que falló a favor de la cancelación de los juicios a Lula, y el propio Lula, están en proceso de desmantelar el aparato creado por Bolsanoro "desde arriba". Hoy, la burguesía cuenta con Lula para restablecer el orden en la sociedad. El gran problema es que este acuerdo significa que el PT no movilizará a los trabajadores. Y ese es un punto muy importante, porque es precisamente el PT quien los dirige, ya que ha recuperado su prestigio de masas en los últimos ocho años. Creo que las cosas empeorarán en 2024. Las medidas de austeridad del plan de "ajuste fiscal" se harán más evidentes: el gobierno propone un presupuesto nacional equilibrado para 2024, lo que tendrá enormes consecuencias, ya que tendrá que recortar los presupuestos de educación, sanidad y otras áreas. Creo que habrá mucho enfado por estas decisiones.

Antoine Larrache: Con Bolsonaro fuera del poder por un tiempo, ¿no hay riesgo de que se desarrolle un verdadero movimiento fascista?

Ana Cristina: ¿En el sentido de otro intento de golpe de Estado? No lo creo, a corto plazo. El bolsonarismo sigue muy vivo, tiene mucha influencia en el Parlamento y pretende ganar 1.500 de los 5.000 ayuntamientos del país el año que viene. En Brasil puede pasar cualquier cosa, pero su problema es que Bolsonaro es inelegible, porque el Tribunal Supremo le ha quitado la elegibilidad, y su movimiento discute abiertamente quién será el candidato en las próximas elecciones presidenciales. En todo caso, no descartaría que en otro momento, en caso de una profunda crisis nacional e institucional, pueda haber otro intento de golpe de Estado. No debemos olvidar otro elemento constitutivo de la derecha en Brasil: el evangelicalismo cristiano neopentecostal. Este movimiento ha hecho enormes progresos entre las clases trabajadoras. Hoy representa a la mayoría de la población brasileña y, en términos de influencia religiosa, supera al catolicismo y al protestantismo histórico. En las favelas, estos fundamentalistas son los más influyentes desde el punto de vista ideológico. Tienen el problema de que controlan menos el voto femenino: muchas mujeres evangélicas votaron a Lula.

La crisis mundial también le pondrá las cosas más difíciles a Lula. Este es el gran problema de los llamados gobiernos progresistas de esta segunda ola. La primera ola se benefició de un contexto maravilloso para su reformismo débil, con el auge de los precios de commodities (como ganadería, minería y soja), pero esta segunda ola se enfrenta a una situación económica mundial muy difícil. China sigue creciendo y, en muchos países latinoamericanos (casi toda Sudamérica), se ha convertido en el primer o segundo socio comercial, mientras que Brasil está profundizando sus vínculos con los BRICS ampliados – que se han vuelto un instrumento de la disputa de China con el bloque imperialista de Estados Unidos. No creo que China vaya a salvar a Brasil ni a otros países latinoamericanos. Creo que los próximos años traerán muchos desafíos para el gobierno y habrá luchas. Es inevitable que haya luchas porque el país es muy desigual, violento y conflictivo.

Antoine Larrache: ¿Cuál es la relación actual entre el gobierno y los movimientos sociales?

Ana Cristina: Los movimientos de masas en Brasil son dirigidos historicamente por el PT, ya sea directamente o a través de personas u organizaciones  muy próximas a él – como la dirección del combativo Movimiento de los Sin Tierra (MST). Hay algunos ejemplos, como el sindicato de profesores universitarios, dirigido por compañero a la izquierda del PT, y la participación de la izquierda socialistas en sindicatos locales con directiva proporcional. Pero son  fenómenos aislados. La gran diferencia con lo que ocurría bajo los anteriores gobiernos del PT es que los líderes de los movimientos de masas temen a la extrema derecha y, por tanto, se frenan a sí mismos. Los profesores del sector público federal están muy enfadados con los planes del gobierno de ningún aumento salarial en los próximos tres años. Pero dicen: "¿Qué podemos hacer? No vamos a ir a la huelga y debilitar a Lula". Hay huelgas, pero a nivel provincial. En Sao Paulo hay una importante lucha de varios sectores en contra la privatización de la estatal del água. El MST, que es del campo del “petismo”, sabe combinar sus relaciones con el PT con una acción bastante autónoma, hacen ocupaciones y protestas para presionar al gobierno.

Tal vez en el futuro se produzca un distanciamiento de los movimientos en relación al gobienro; sería un segundo ciclo de este tipo. Porque el primero tuvo lugar durante los primeros gobiernos del PT, que duraron trece años. No hubo entonces realmente un período de luna de miel: tras varias crisis en diversos sectores, se produjo una ruptura de choque con lo que había sido una parte de la base de del PT. Este choque fue provocado por la reforma de las pensiones de 2003, cuando una gran parte de los funcionarios estatales federales y de las provincias (estados), en su mayoría trabajadores pobres, rompieron con el PT. (Fue entonces que surgió el PSOL). Las relaciones siguieron deteriorándose, principalmente con Dilma. Al inicio de la crisis de 2008, consiguieron contener sus efectos, pero a partir de 2012-13 ya no pudieron hacerlo, y se intensificó el proceso de descrédito del gobierno. Este proceso hizo crecer al PSOL, de forma limitada pero real.

Antoine Larrache: ¿Puede describir los principales temas en juego en el congreso del PSOL?

Ana Cristina: El PSOL celebró una gran asamblea de su dirección ampliada (Directorio Nacional) justo después de la elección de Lula. En esta reunión, hubo un enfrentamiento inicial entre la mayoría del partido, que quería una relación aún más estrecha con el gobierno, y la minoría, que quería garantizar la independencia del PSOL respecto al gobierno. La minoría presentó una moción afirmando la negativa del PSOL a participar en el gobierno de Lula. Las dos principales corrientes que forman la mayoría, la de Guilherme Boulos (Revolução Solidária) y la del anterior presidente del partido (Primavera), no querían tal declaración, que les habría puesto en grandes dificultades cuando el gobierno ni siquiera estaba en marcha. Por tanto, trabajaron en una moción más unitaria haciendo concesiones, en particular al ala izquierda del bloque mayoritario, que incluía a camaradas de la Cuarta Internacional. Esta corriente de la izquierda del bloque mayoritario, llamada Semente, se mantuvo aliada a la mayoría con tres argumentos fundamentales: primero, era necesaria la unidad, incluso con el PT, frente al peligro fascista – lo que era correcto; segundo, el sector minoritario del partido quería una política de oposición al gobierno – lo que no es verdad; y tercero, que la gran “estrategia” de “superar” el petismo es apostar a la figura de Guilherme Boulos con una alternativa a Lula. En un intento de influir en la mayoría, Semente consiguió una resolución mayoritaria que rechazaba participar en el gobierno. El MES (3) y otros sectores del bloque minoritario del partido aceptaron entonces votar a favor de la resolución mayoritaria.

Sin embargo, esta declaración de intenciones es ambigua: indica que el PSOL no participará en el gobierno, no enviará miembros como representantes del PSOL, pero deja la puerta abierta a la participación de algunos de sus miembros en nombre propio. Una excepción ya había sido aceptada por todos: la participación en el gobierno de la líder de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (Apib), Sonia Guajajara, porque se trataba de una petición explícita de los pueblos indígenas. Pero cuando se formó el gobierno, otro miembro del PSOL se unió a él, un representante del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), dirigido por Boulos. Además, a instancias de Boulos, se decidió que el grupo de diputados nacionales del PSOL formaría parte del grupo parlamentario del gobierno. El presidente del grupo es miembro del PT y el vicepresidente es miembro del PSOL. La ambigüedad de la resolución de diciembre pretendía permitir estas opciones.

Antoine Larrache: ¿Y cómo se reflejó este conflicto sobre el apoyo al gobierno en el Congreso del PSOL?

Ana Cristina: En la tradición del PSOL desde su creación (2005), se ha organizado un congreso cada dos años. Hubo una interrupción con la pandemia – una larga interrupción – , aunque hayamos celebrado un congreso virtual. Así que este ha sido el primer congreso con presencia física desde 2017. El objetivo explícito del Congreso era cambiar la dirección, después del ingreso al partido de la organización de Boulos y de Resistencia. Todo muy justo. El problema es que Revolução Solidária y Primavera, las grandes corrientes del bloque mayoritario, querían aprovechar la ocasión para aplastar el bloque de oposición a ellos, la minoría, para desahercerse, marginar a los que se plantean la independencia del PSOL frente al gobierno. Para entender la dinámica, es importante entender que Boulos proviene de un movimento popular que ha sido muy combativo, muy valeroso. Boulos se apoya en este movimiento, lo que le da un peso considerable. Pero siempre ha demostrado que quería unirse a un partido “sin corrientes”, con “dirección estable”, de preferencia sin oposición en la dirección2. Eso puede que no haya sido lo que querían quienes le metieron en el partido, pero él siempre ha sido así, y no es ni nuevo ni difamatorio. Es un líder importante a la izquierda del PT, pero más cercano al PT que a la tradición del PSOL. Desea inequívocamente formar parte de un gobierno liderado por el PT. El otro gran grupo mayoritario, Primavera, dirige la alcaldía de Belém, en la región amazónica, y forma parte de la tradición política del "Frente Popular" de los años treinta, con poquísimo aprecio por la democracia real.

Los Congresos del PSOL siguen un proceso de tres meses, con asambleas de barrio en las grandes ciudades, asambleas de distrito que eligen delegados a nivel provincial, y éstos, a su vez, eligen delegados para el congreso federal. A lo largo de este proceso se debaten posiciones políticas. Un tema importante de la convención fue el cambio en el funcionamiento de la dirección. En el bloque de la oposición, sabíamos que nuestro peso disminuiría, debido a la integración del grupo de Boulos. Pero esperábamos tener al menos los votos suficientes para influir en la directiva.

Desde la fundación del PSOL3, que agrupa a un gran número de organizaciones nacionales y regionales, ha habido una tradición de construir su estabilidad en torno a pactos, amplios acuerdos de funcionamiento. En nuestro caso, el pacto histórico fue entre Primavera y el MES. Primavera se encargaba de la gestión y de los principales cargos, y el MES se encargaba de la tesorería, aunque no llevaban ellos solos la sartén por el mango, porque se necesitaban dos firmas para cualquier gasto. En mi opinión, era un buen pacto porque se basaba en los resultados de los congresos y permitía que el partido funcionara. La dirección que rodea a Boulos puso en tela de juicio el pacto fundacional del PSOL. Eso en un contexto en el que los partidos son muy ricos: la Fundación del partido es un órgano de propaganda y educación popular que, por ley, dispone del 20% del presupuesto del fondo partidario. Como el presidente de la Fundación participa de la directiva y controla ese porcentaje del presupuesto, se trata de un puesto estratégico y el tercero en la jerarquía de la directiva.

En vísperas de la convención, la mayoría informó a todo el partido que la Fundación ya no formaría parte de los puestos de dirección distribuidos de forma proporcional, sino que su dirección sería nombrada directamente por la lista ganadora. Hicieron las cuentas, vieron que la oposición no lograría más la Tesorería y podría quedarse con Fundación. Así que se inventaron esa maniobra, para garantizar que la oposición no sólo perdiera el Congreso, sino que quedara completamente excluida de la dirección central. Esencialmente, el único sector que se opuso a esta maniobra fue Insurgencia, que es una parte minoritaria de Semente. Esto provocó un gran malestar en el bloque mayoritario, que se vio obligado a retirar la propuesta. Al final, la presidencia de la fundación se mantiene entre los cargos directivos elegidos en el Congreso, por lo que, en la práctica, permanecerá com el bloque de Oposión (con el MES en caso).

Antoine Larrache: ¿Puede explicar las razones profundas de estos conflictos internos?

Ana Cristina: Creo que se combinan dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, la relación del partido con el gobierno, aunque ésta se exprese en un intento de aplastar a quienes se oponen a un apoyo incondicional.  Frente a esta situación política, la dirección del PSOL afirma que estamos en un "período de frente único", que éste es nuestro gobierno, que debemos estar con él y que los que no estén con él acabarán en el basurero de la historia. a un apoyo incondicional.  Los diputados del PSOL votaron juntos en contra del ajuste fiscal de Haddas (el ministro de Economía) En la votación de la Reforma del los Impuestos – muy regresiva – 7 votaron a favor y 3 en contra (las dos diputadas del MES y un diputado independiente). El argumento esgrimido por Boulos, jefe del grupo parlamentario del PSOL, fue que había que estar con el gobierno porque la extrema derecha podía aprovecharse de sus dificultades. Y, en el congreso, el argumento de Boulos fue el mismo: en una asamblea, hablando de los comedores populares que su movimiento había creado durante la pandemia y que ahora financia el Estado, declaró que esos comedores eran "mucho más socialistas que todos los discursos de la extrema izquierda”.

El segundo problema es que el PSOL se ha vuelto muy rico, de modo que hacerse con el control total de la maquinaria y el aparato del partido se está convirtiendo en una cuestión de vida o muerte para la mayoría. En el contexto de la derechización de la sociedad y de todos los escándalos de corrupción del periodo 2014-15, una nueva ley ha concedido fondos muy importantes a los partidos políticos. Esto cambia muchas cosas. Por ejemplo, el PSOL recibió un fondo electoral de 99 millones de reales (20 millones de dólares) en 2022, en comparación con apenas el equivalente a 590.000 dólares durante la campaña presidencial de Plinio en 2010 –  a lo que hay que añadir el fondo permanente del partido de 774.000 dólares al mes (9,3 millones de dólares al año). Es una montaña de dinero. Cambia las relaciones internas.4

Antoine Larrache: ¿Podrá el PSOL definirse en relación al gobierno en ese momento?

Ana Cristina: De hecho, la victoria del actual bloque mayoritario en el Congreso ya es una definición. Prevalecerá la política de este bloque, es decir, el apoyo abierto al gobierno y alguna participación, si posible. Por el momento, no hay la menor posibilidad de que Lula abra más espacio al PSOL, porque, presionado por la derecha en el Congreso, lo único que está haciendo es despedir a ministros progresistas para dar a la derecha más puestos dentro del ministerio. La situación actual conviene a los dirigentes del PSOL, porque pueden apoyar al gobierno y, al mismo tiempo, reclamar autonomía. Así que el congreso fue muy conflictivo. Tenemos una gran dificultad porque los camaradas de la IV están divididos entre los dos bloques, con dos puntos de vista muy diferentes sobre el gobierno, el PSOL y su dirección. La situación interna entre la mayoría del PSOL y la minoría es muy tensa, muy conflictiva y creo que las cosas van a empeorar. Pero tenemos que mantener la perspectiva de un PSOL independiente, porque esta independencia será crucial a medio plazo.

28 de septiembre de 2023

  • 1El Movimento de Esquerda Socialista (Movimiento de Izquierda Socialista) es miembro simpatizante de la Cuarta Internacional.
  • 2Guilherme Boulos se afilió al PSOL en 2018 como precandidato a la Presidencia de la República.
  • 3El PSOL fue fundado el 6 de junio de 2004, tras la expulsión de los parlamentarios Heloísa Helena, Babá, João Fontes y Luciana Genro del Partido de los Trabajadores (PT), en particular a raíz de su voto contra la reforma de las pensiones.
  • 4También podemos añadir el hecho de que el PSOL pasó de 41.000 a 226.000 afiliados entre 2010 y 2022.

Ana Cristina Carvalhaes