La decisión presidencial del 20 de marzo, a la media noche, declarando que “Turquía sea retirado del Consejo de la Convención Europea para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica”, comúnmente conocido como la Convención de Estambul, ha llevado a la comunidad internacional a volver a voltear su mirada hacia Turquía. La decisión en sí misma es una violación de la Constitución, desde la retirada de Turquía de una Convención Internacional, que ha sido aceptada unánimemente por el Parlamento, por ley, no puede ser decidida por una persona. Por supuesto que el respeto a la ley nunca ha sido el punto fuerte de los gobiernos del AKP. Es importante reconocer que esta indignante decisión se ha tomado por el presidente de un país donde la violencia contra las mujeres y personas LGBTI, los feminicidios y los crímenes de odio han crecido de maneras sin precedentes, no es una decisión aislada, es más, es sólo una fase de una serie de pasos que sistemáticamente se han tomado hacia la creación de una sociedad donde la igualdad de género no es más un “tema sobre el que hay que preocuparse”.
Hay una enorme cantidad de precedentes de esta dirección nacionalista-islamista, que prefiero llamar un estado de guerra activo en contra de las mujeres y de los derechos de las mujeres ganados con dificultad, que se manifiesta en sí misma, en los ataques ininterrumpidos en contra de cualquier legislación nacional e internacional que garantice la protección de millones de mujeres en Turquía bajo el pretexto de “proteger los valores familiares turcos y musulmanes”. Por supuesto, las mujeres están conscientes de que la igualdad de género no puede alcanzarse solamente aprobando algunas leyes y firmando algunas convenciones, el cambio verdadero hacia la igualdad no puede realizarse sin apuntar a todo tipo de desigualdades en todas las esferas de la vida.
Así que, la actual situación de Turquía, en términos de los derechos de las mujeres no es una etapa antes de la cual las mujeres estaban viviendo en un paraíso y que después de la salida de la Convención estarían condenadas. El movimiento feminista y la lucha por la igualdad de género en Turquía no empezó con la Convención de Estambul y no se acabará con su salida (que es aún inaceptable para millones de mujeres que se están manifestando y marchando en toda Turquía a persa de la brutalidad policiaca). En cualquier caso, en definitiva es una señal de que la meta de alcanzar la igualdad de género se ha abandonado y junto con enormes pasos que han preparado el camino para una sociedad más patriarcal en su, cultura e institucionalidad. La más reciente declaración de la Universidad de Ciencias de la Salud después de que la administración comenzó una investigación para el curso electivo llamado “Igualdad de Género” muestra que el gobierno de AKP comenzó a cosechar los frutos su duro trabajo en las academias. No hay duda de que han acelerado el proceso y que no se detendrán con la Convención de Estambul. ¡No hay manera!
Hubo muchas señales antes… la transformación del Ministerio de Asuntos de la Mujer en Ministerio de la Familia y Políticas Sociales en 2012, y el ataque organizado en contra del derecho de las mujeres a abortar (que no lograron derogar la ley, pero si en imponer serias limitaciones para prevenir el acceso de las mujeres al aborto) el mismo año fueron dos pasos muy importantes que pueden dar una idea general sobre el “ideal” de mujer y de Turquía en la cabeza del AKP. Otro ejemplo fue la Fundación de la Comisión para Investigar los Divorcios en la Asamblea Nacional en 2015, lo que querían decir con investigar los divorcios, significaba tomar acciones para reducir las tasas de divorcios, en vez de prevenir la violencia contra las mujeres y los feminicidios y de construir mecanismos efectivos para proteger a las mujeres de la violencia. Esto claramente muestra la mentalidad del AKP donde las mujeres e infantes pueden ser sujetos de violencia sistemática siempre y cuando la sagrada institución de la familia no se rompa.
Uno de los principales temas que trajo la agenda de las mujeres el año pasado fue la Ley del Código Penal No. 103, en otras palabras, una moción propuesta para realizar una amnistía a los depredadores sexuales que abusaron de menores. Esta moción escandalosa que fue llevada al parlamento turco en 2016 fue rechazada con los votos de los partidos de oposición después de las revueltas de las mujeres en todo Turquía. En cualquier caso, la misma moción fue propuesta de nuevo en 2020 y el tema aún no se concluye, excepto en que, las mujeres están más fuertes y mejor organizadas que antes. La plataforma establecida en contra de esta moción, que reunió a más de 300 organizaciones de mujeres y LGBTI, y que evolucionó hasta convertirse en la plataforma conjunta más amplia y unitaria con la participación de 340 organizaciones de mujeres y LGBTI en agosto de 2021, bajo el nombre de “Plataforma de las Mujeres por la Igualdad”.
En unos pocos años, los derechos de las mujeres, ganados con dificultad, han sido atacados no sólo por los representantes del gobierno y sus iniciativas, sino también por las así llamadas organizaciones de la sociedad civil que son apoyadas abierta o indirectamente por el gobierno o de círculos progobierno. Sus demandas y discurso en estos años pueden predecirse: Los hombres deben de ganar la custodia de los hijos, no la división equitativa de bienes en caso de divorcio, no a la pensión alimentaria, que la Ley para la Eliminación de la Violencia en contra de las Mujeres (6284) debería de ser eliminada, Turquía debería de salir de la Convención de Estambul, y así sucesivamente… Ellos tienen todo el poder mediático y financiero para expresar su odio en contra de la Convención de Estambul, del que no tienen ninguna idea y lo único que pueden decir es que “la convención promueve la homosexualidad” (sí, en verdad). Bueno, una casilla parece estar marcada por su parte… Pero no es el fin de la historia.
Por supuesto, el debate alrededor de la Convención de Estambul está ahora en la principal agenda de Turquía en términos de los derechos de las mujeres, no solo porque la violencia en contra de las mujeres ha crecido enormemente (especialmente a través del mando del AKP desde 2002), pero también porque es más que obvio que todos los derechos de las mujeres están bajo un ataque activo y bien planeado, y esta es solo la punta del iceberg. Todas sabemos que algo más, que algún otro intento aparecerá después de este; ¿la ley no. 6284? ¿Derecho al aborto? Aún no hay seguridad. En cualquier caso, las mujeres en Turquía están, local e internacionalmente, más organizadas, conectadas y unidas que nunca; a pesar del reto de luchar contra un loco que ocupa su mayoría absoluta en el parlamento y que domina cada esfera de la vida. Las mujeres aún trabajan para alcanzar la igualdad, no sólo en la esfera legal, pero en todos los aspectos de la vida; y no se rendirán en la lucha por vivir en igualdad y libres de violencia y discriminación.