TURQUÍA Movilizaciones masivas contra el golpe de mano de Erdoğan

Uraz Aydin ha aportado para algunos elementos de descripción y análisis de la situación política y de la movilización en Turquía, que reproducimos aquí.

Antoine Larrache: ¿Puedes contarnos qué sucedió con la detención del alcalde de Estambul?

Uraz Aydin: En la mañana del 19 de marzo, Ekrem Imamoğlu, alcalde de Estambul, fue detenido junto con un centenar de otras personas empleadas del ayuntamiento, bajo la acusación de “corrupción” y “vínculos con el terrorismo”. El día anterior había sido anulado arbitrariamente su diploma universitario (obtenido hace 30 años) con el objetivo, claro está, de impedir su candidatura a la próxima elección presidencial. Imamoğlu, quien ha ganado dos veces consecutivas las elecciones municipales en Estambul –en 2019 y en 2024– como candidato del CHP (Partido Republicano del Pueblo, partido de centroizquierda laica), se ha erigido con el tiempo en el principal adversario de Erdoğan.

Estaba previsto que el 23 de marzo el CHP celebrara sus primarias para decidir su candidatura a los próximos comicios, previstos normalmente para 2028, pero que muy probablemente tendrán lugar antes de esa fecha para que Erdoğan pueda presentarse una última vez. A menos que se cambie la constitución, cosa que también está sobre la mesa. El objetivo de esta operación, por tanto, está muy claro: declarar inelegible al principal candidato de la oposición, criminalizar su gestión en el ayuntamiento de Estambul y tal vez incluso nombrar un administrador que sustituya al alcalde elegido, como sucede desde hace varios años en los municipios de Kurdistán, en el sudoeste de Turquía.

AL: ¿Puedes describir la movilización que se ha producido en respuesta?

UA: Hoy es el tercer día de movilizaciones. El CHP llama todos los días a concentrarse delante del ayuntamiento de Estambul. En estos actos participan varias decenas de miles de personas. Por supuesto, además de los miembros y simpatizantes del CHP se movilizan todos los sectores de la oposición, incluida la izquierda radical, contra lo que ahora se califica de “golpe de Estado del 19 de marzo”.

Conviene recordar que el país vive en una atmósfera de represión permanente desde la revuelta de Gezi en 2013. El fin de las negociaciones con el movimiento kurdo, la remilitarización de la cuestión kurda y la reanudación de la guerra, la intentona de golpe de Estado por parte de los antiguos aliados de Erdoğan y la consiguiente proclamación del Estado de emergencia, la prohibición de las huelgas y la represión de los movimientos feminista y LGBTI+ son los principales jalones del desarrollo del autoritarismo articulado con la creación de un régimen autocrático dirigido por Erdoğan.

Nos hallamos, por tanto, en un país en que las movilizaciones son escasas, en que el reflejo de protestar en la calle se ha vuelto bastante inhabitual y arriesgado para la gente común. Sin embargo, a pesar de eso y de la prohibición de las concentraciones en Estambul, hay movilizaciones importantes y sobre todo reina un estado de ánimo de contestación que se percibe en la calle, en los lugares de trabajo, en los transportes colectivos, etc. En la segunda tarde de movilización, en muchos barrios de Estambul y decenas de otras ciudades, la gente ha salido a protestar coreando las siguientes consignas: “¡Gobierno dimisión”, “¡Abajo la dictadura del AKP!”, “¡No hay liberación individual! ¡O todos, o ninguno!”.

AL: Y con respecto a la juventud, ¿con qué amplitud está movilizándose?

UA: Precisamente el elemento más destacado y más sorprendente es la movilización de la población estudiantil universitaria. Las universidades han estado despolitizadas durante años, en ellas la izquierda radical es débil y su capacidad de acción se ha reducido drásticamente. De modo que la generación estudiantil actual, aunque probablemente se haya criado con las historias de la revuelta de Gezi contada por sus progenitores, carece casi totalmente de experiencia de organización y movilización. Esto es cierto incluso en el caso de las y los jóvenes militantes revolucionarios que tampoco han tenido la ocasión de hacer su trabajo en las facultades.

A pesar de ello, y en virtud de una sacudida eléctrica, como decía Rosa Luxemburg, vemos cómo despierta un radicalismo espontáneo en las universidades. Por supuesto que intervienen muchos factores socioeconómicos (objetivos) y cultural-ideológicos (subjetivos) que confluyen para forjar esta movilización. Habrá que reflexionar sobre ello más tarde. Pero el hecho de que en un país que se empobrece, donde es difícil encontrar un empleo, que no ofrece ninguna promesa de felicidad a la juventud, en que años de estudio ya no significan prácticamente nada en el mercado de trabajo, el hecho de que un diploma pueda ser anulado mediante una simple presión del gobierno sobre la universidad es también un factor que probablemente ha contribuido a que se produjera esa sacudida en un sector de la juventud que estaba más o menos predispuesta.

AL: ¿Cómo influye esta radicalización estudiantil en las protestas?

UA: Pienso que rompe los esquemas y obliga al CHP a abandonar sus enfoques de la labor de oposición. El presidente del CHP, Özgür Özel, ha llamado, como he dicho, a concentrarse delante del ayuntamiento de Estambul. Pero hay que reconocer que no habían preparado nada para acoger a decenas de miles de personas. El objetivo principal era llamar a la ciudadanía a votar en las primarias del 23 de marzo y de demostrar así la legitimidad de Imamoğlu frente al régimen, pero también continuar el combate en los tribunales, presentando recurso, etc.

En cambio, las consignas más coreadas por la gente joven (que constituía la mayoría en las concentraciones delante del ayuntamiento) afirman que “la liberación está en la calle, no en las urnas”, o bien “la resistencia está en la calle, no en las urnas”. Frente a esta presión de la juventud que ha logrado varias veces romper las barreras de policías delante de las facultades, que se ha manifestado masivamente en Ankara, en la Universidad Técnica de Oriente Medio (ODTÜ), y se ha enfrentado a los antidisturbios, que ha obligado a la policía a enviar vehículos de intervención  blindados a las universidades (especialmente en Esmirna), que no ha querido dispersarse al final oficial de las concentraciones del CHP y ha marchado hacia Taksim (lugar histórico que simboliza la resistencia desde la masacre del 1º de mayo de 1977 hasta la revuelta de Gezi), la dirección del CHP ha tenido que ceder. Özgür Özel ha llamado al pueblo a “salir a las plazas” y ha añadido: “Si erigen obstáculos delante de vosotros en virtud de una orden contraria a la ley, tumbadlos sin herir a los policías”. Cosa que de todos modos resulta bastante excepcional. Özel también ha aceptado instalar un segundo estrado en el parque de Saraçhane, para las y los estudiantes.

AL: ¿Cómo se puede relacionar esta situación con lo que ocurre en Kurdistán, con el proceso de paz?

UA: Se trata de un proceso muy contradictorio, pero que ya hemos vivido. No olvidemos que en los días de la revuelta de Gezi, en 2013, cuando el oeste del país estaba en llamas, hubo negociaciones con Abdullah Öcalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Salta a la vista entonces que mientras que la oposición radical al régimen solía venir de las regiones kurdas, o bien del movimiento kurdo, ahora su participación, como es natural, no es tan amplia. No obstante,  hemos visto que estas dos dinámicas de contestación confluyeron en la candidatura de Selahattin Demirtaş, del partido de izquierda prokurdo, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), en las elecciones de 2015.

Ahora, mientras que una vez más hay un proceso de paz según la parte kurda, de desarme según el régimen (del que también vemos una faceta en los acuerdos suscritos entre Rojava y el nuevo régimen sirio), el Estado turco lanza una campaña de represión violenta contra la oposición burguesa laica, las y los periodistas… pero también contra elementos del movimiento kurdo. Para este último, el régimen quiere mostrar (sobre todo a su propia base social y electoral) que sigue teniendo mano de hierro y que no hay lugar a ninguna negociación, sino que se trata de “acabar con el terrorismo”. Para el encarcelamiento de Imamoglu y otros alcaldes del CHP, si una de las acusaciones es la corrupción, la otra es el vínculo o el apoyo al terrorismo, ya que el CHP había establecido una alianza informal con el partido del movimiento kurdo de cara a las elecciones  municipales de 2024 con la denominación de “consenso urbano”.

Otro aspecto sorprendente es que todas las manifestaciones y concentraciones en Estambul han sido prohibidas con la excepción de Newroz, fiesta que celebra la llegada de la primavera en Oriente Medio y el Cáucaso, pero que ha adquirido una dimensión política nacional para el movimiento kurdo desde hace varias décadas. Por tanto, podemos decir que el régimen de Erdogan trata de dar un paso más, decisivo, en la construcción de su régimen, para reforzar su carácter neofascista sometiendo a los dos pedazos más gordos, la oposición burguesa laica, representada por el CHP/Imamoglu, y el movimiento kurdo.

En lo tocante al primero, procede a criminalizarlo, encarcelando a sus representantes, obligándole tal vez a cambiar su dirección y su candidato y finalmente destruyendo toda legitimidad de las elecciones. Para el movimiento kurdo, el régimen tratará probablemente de desradicalizarlo, de convertirlo en un aliado en el plano nacional y regional (Siria, Irak), esperando que a cambio de algunas concesiones (de las que de momento no se conocen detalles), el movimiento abandone su lucha por la democratización del conjunto del país y garantice una existencia más pacífica con el régimen. El Dem Parti (antes HDP) ha anunciado que se opone frontalmente a este golpe civil  contra Imamoglu y los demás representantes electos y que llama a las fuerzas de oposición a protestar unidas, aprovechando la concentración con motivo del Newroz, el 23 de marzo.

No podemos anticipar el resultado de esta doble estrategia de Erdogan, pero como dijo el marxista italiano Antonio Gramsci, lo único que se puede prever es el combate.

Uraz Aydin es un miembro destacado del Partido de los Trabajadores de Turquía (TIP) en Estambul.

Traducción: Sergio Pawlowsky para viento sur