El ataque a Rafah marca una nueva etapa en el proceso genocida de Israel. 1,5 millones de palestinas (hombres, mujeres, niños y ancianos) han sido desplazadas desde octubre pasado, decenas de miles han muerto, y el hambre y las enfermedades matan cada día. El gobierno de extrema derecha en el poder en Israel se ha fijado claramente el objetivo de erradicar a la población palestina de Gaza. Este proyecto forma parte del proyecto más amplio del Gran Israel de la extrema derecha israelí, que tiene una ideología fascista, supremacista, basada en el sionismo que niega cualquier derecho a la tierra y a la soberanía para el pueblo palestino, y que niega su propia existencia como pueblo.
Frente a este horror se desarrolla una solidaridad histórica. Las ocupaciones universitarias se han convertido en la expresión más visible de este movimiento, que desde el principio se ha expresado masivamente entre los jóvenes, en particular los jóvenes racializados de los barrios populares e incluso una parte de las comunidades judías que se niegan a ser asimiladas a las políticas racistas y criminales de la extrema derecha israelí. De un movimiento de solidaridad humana y humanitaria contra el genocidio, la destrucción y las imágenes de masacres, la solidaridad se ha convertido en un movimiento político cuyo alcance puede compararse ahora con los movimientos contra la guerra de Vietnam y la guerra de Iraq. Este movimiento se está radicalizando, en el sentido de que está revelando la complicidad, incluso el apoyo activo, de las grandes potencias imperialistas en el genocidio, y denunciando los mecanismos de opresión que funcionan en el capitalismo. Israel es, en Oriente Medio, el brazo armado de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania y muchos otros, y Netanyahu es la punta de lanza de las políticas autoritarias, racistas y belicistas avanzadas en particular por la extrema derecha en varios países del mundo.
Se está desatando una represión feroz contra el movimiento de solidaridad: en algunos países, las acciones de solidaridad están totalmente prohibidas; en otros, hay detenciones, violencia policial, acusaciones, prohibiciones de conferencias ¡e incluso de conciertos! El objetivo es silenciar la solidaridad, en un nuevo macartismo, en el que las clases dominantes y los Estados asesinos acusan al movimiento de solidaridad, un movimiento profundamente humanista y antirracista, de apología del terrorismo o de antisemitismo.
La Cuarta Internacional pone todas sus fuerzas en la construcción de un movimiento de solidaridad con Palestina, con la resistencia del pueblo palestino, contra el genocidio en curso. Esta movilización es un movimiento de las clases populares de todo el mundo, contra el racismo, contra el imperialismo, por la justicia. Queremos obligar a las grandes potencias a dejar de apoyar política, financiera y militarmente a Israel. El movimiento actual ha puesto en grandes dificultades a Biden y Macron, dos de las puntas de lanza de esta complicidad. Mañana mostrará la complicidad de los gobiernos árabes con Israel: allí empiezan a surgir movilizaciones, a pesar de la represión de manifestaciones y reuniones, ya que los regímenes árabes temen (con razón) que la solidaridad con Palestina reavive las revoluciones árabes.
El movimiento que queremos construir debe desafiar al poder poder, con manifestaciones masivas, huelgas juveniles y acciones masivas para boicotear, desinvertir e imponer sanciones a Israel y a las empresas que colaboran con él.
Hace 76 años, la Nakba, la expulsión de los palestinos de su tierra, condujo a la creación de Israel como Estado colonial de colonos. Marcó el inicio de una ofensiva colonialista, racista e imperialista que continúa y se refuerza hoy, bajo el impulso de los poderes de extrema derecha y de las políticas de las clases dominantes. La Cuarta Internacional lucha contra el imperialismo, venga de donde venga, por los derechos de los palestinos, el fin de la ocupación, el derecho al retorno de los refugiados, el fin del colonialismo israelí y un Estado democrático y laico en el que todos los ciudadanos disfruten de los mismos derechos.
¡Que continúe la movilización por la victoria de nuestra resistencia antiimperialista!
Buró ejecutivo
15 de mayo 2024