Gilgit Baltistán (Pakistán): ¡Baba Jan y sus camaradas por fin en libertad!

Baba Jan representa una de esas "causas comunes" por las que todas las fuerzas democráticas y progresistas pueden permanecer unidas. Damos la bienvenida a su liberación.



Nueve años después de ser encarcelado, Baba Jan y sus últimos tres camaradas encarcelados han sido puestos en libertad. Nueve años durante los cuales hemos temido más de una vez por su vida, nueve años salpicados de batallas legales y vastas movilizaciones en Pakistán, así como múltiples campañas de solidaridad internacional. Once de sus compañeros de prisión habían sido liberados anteriormente, por lo que todos los condenados en el Valle de Hunza en Gilgit Baltistán, un territorio semiautónomo del Himalaya bajo control pakistaní, están por fin libres.

La persecución de Baba Jan tuvo una motivación política. Era demasiado popular y demasiado radical para el poder establecido. Esta popularidad se confirmó brillantemente a nivel electoral: en 2015, a pesar de estar detenido, quedó en segundo lugar en su circunscripción en las elecciones a la Asamblea del Estado, muy por delante del tercer candidato. Con ello la hegemonía del partido gobernante se vio amenazada y fue condenado precipitadamente, en un esperpento judicial, para que no pudiera presentarse a las elecciones.

Baba Jan fue encarcelado por haber apoyado a los aldeanos que fueron víctimas de la construcción de un embalse en 2010, tras un desastre ecológico en la cuenca del Hunza. Por este motivo fue condenado en 2014 a cadena perpetua; y luego por segunda vez por haber organizado una huelga de presos, por encima de divisiones religiosas, para garantizar el respeto de sus derechos establecidos (calidad de la alimentación, acceso al cuidado sanitario, etc.).

Durante su detención, Baba Jan fue torturado. Su salud se deterioró peligrosamente y durante un tiempo se le negaron las pruebas médicas necesarias. Puesto provisionalmente en libertad condicional, fue amenazado de secuestro. Las autoridades pakistaníes creían que lo que estaba sucediendo en el "remoto" territorio de Gilgit-Baltistán sería ignorado fuera de sus fronteras. ¡Cuál sería su sorpresa cuando la situación de Baba Jan fue mencionada en una resolución del Parlamento Europeo!

Un movimiento de solidaridad multifacético probablemente salvó la vida de Baba Jan. Concluye hoy con su liberación y la de sus camaradas. Su familia, amigos y camaradas siempre han permanecido a su lado. Reconocidos abogados paquistaníes se han ofrecido a defenderle gratuitamente. La Comisión de Derechos Humanos se ha pronunciado en contra de su condena. Un amplio abanico de fuerzas progresistas, impulsado en particular por su amigo Farooq Tariq, mantuvo una presión política constante sobre el gobierno. Las manifestaciones se sucedieron tanto en Pakistán como en Gilgit Balistán. Numerosas redes regionales (en el sur de Asia) y mundiales hicieron campaña, desde los círculos ecosocialistas (Baba Jan es un activista por el clima) hasta la Cuarta Internacional (la corriente política a la que pertenece). Se recogieron un gran número de firmas, procedentes de 45 países, entre las que figuraban muchos parlamentarios, alcaldes y otros funcionarios electos; intelectuales y académicos; dirigentes de movimientos sindicales, sociales y asociativos, feministas; organizaciones de derechos humanos; ciudadanas y ciudadanos, etc.

Baba Jan representa una de esas "causas comunes" por las que todas las fuerzas democráticas y progresistas pueden permanecer unidas. Damos la bienvenida a su liberación.

28 de noviembre 2020

Pierre Rousset

 

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